✖ El presente ✖
{New York}Su juego había terminado a eso de las 9:30 de la mañana. A Elsa se le hacía tarde para llegar al trabajo, así que se asearon y se vistieron lo más rápido que pudieron. Por supuesto Jessie estaba en total desacuerdo con sus hermanos y la forma en que ambos se estaban comportando. Pero a los dos niños no les importaba mucho lo que su hermana quería o pensaba.
El camino a la oficina fue más tranquilo esta vez. Ross no tuvo ganas de hacer pipí, Alex no se soltó nunca de su agarre y Jessie... Bueno ella era un caso perdido. Ni los miraba, ni les hablaba. Elsa pensó que era mejor así, porque Jessie era una chica muy conflictiva. Y no quería pelear, no está vez.
—¿Qué es eso? —pregunta Ross, estaba sentada frente a Elsa en su escritorio, la rubia le había pasado algunos colores y hojas de papel, Ross parecía muy cómoda —. ¿Puedo ayudarte?
—No lo creo, Ross —Elsa levanto la mirada de la hoja y miro a la niña con una sonrisa —. Estos son mis diseños, una colección para niños que debo entregar hoy.
—Eso no suena muy bien —se unió Alex a la conversación, quien jugaba con su vídeo juego portátil en el sofá de la oficina. Elsa negó con una mueca en los labios.
—Lo sé... —suspiro —. Pero tranquilo, no olvido que te prometí ir al museo.
Alex despegó la vista de su juego y Elsa noto que su mirada estaba cargada de brillo. Eso la hizo sentir que, por primera vez, hacia algo bien. Alex le sonrió.
—Creí que no lo haríamos.
Alex tenía tan solo ocho años, quería jugar, salir, divertirse.... En ese sentido era muy parecido a Elsa, pero Jack, él era un hombre eternamente ocupado y jamás tenía el tiempo suficiente para estar con Alex. Siempre le prometía salir a pescar, salir al museo...pero nunca podía cumplirlo. Alex estaba acostumbrado hacer planes y que nunca llegarán. A las promesas sin valor, pero Elsa parecía tener palabra. Eso le agrado.
—Es una cita, ya te lo había dicho, y yo jamás falto a mis citas.
—Pues eso suena bastante bien —el pequeño Alex se sentía dichoso y por un momento no le importo que su padre no estuviera —. Pero... En vista de que tienes mucho trabajo, deberíamos de ir a otro lado.
—Sí —apoyo Ross, mientras trazaba una línea rosada en sus hojas —. El museo cierra a las 2:00. No tendremos tiempo.
Elsa se rasco la barbilla y asintió. Estos niños pertenecían completamente a la ciudad. Eso le agrado demasiado. Le gustaba que fueran tan despiertos y que no se anduvieran con rodeos. Quizá eso fue lo que la hizo aceptarlos... No eran niños comunes.
—Tienen razón, ¿Les apetece ir al centro comercial y después a cenar?
—Eso suena bien —sonrío Alex —. Un poco de comida Tailandesa no me caería nada mal.
—A mi tampoco —le sonrió Elsa en acuerdo. Hacer planes con otras personas no estaba nada mal, pensó Elsa. Ross miro discretamente a Elsa y a su hermano. Sintió un cosquilleo en sus pies hasta su estómago.
A, Alex también le agradaba y eso le encantaba. Ella creía que Elsa era la mujer indicada para su padre, la mujer indicada para sus hermanos y la mujer indicada para la propia Ross. Eso la hizo extrañar un poquito menos a su madre.

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The Kids
FanfictionHay una palabra perfecta para definir la vida de Elsa Arendelle y esa es; lujosa. Ella es una soltera muy exitosa que vive en New York. Por supuesto que no piensa en casarse o en formar una familia propia, como últimamente hacen todas sus amigas; qu...