La primera princesa.

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Farenis


Xi me indico con un gesto que me detuviera.

El puerto parecía estar en calma, demasiada calma, tras cuatro años escapando de los asesinos, hasta yo me di cuenta que algo no andaba bien. Con mucho ciudad o comenzamos a retroceder para poder llegar a la calle principal, pero antes de lograrlo, alguien me tono del brazo.

Sin embargo no pudieron hacerme nada, pues Xi logro golpear a quien intento tomarme y juntos corrimos para escapar de ellos, cosa muy fácil para nosotros, ya que la gente se apartaba al verlo venir debido a la impresión que daba de ser alguien muy violento, aunque claro, yo sabía que no era así.

—Aquí —murmuro Xi, señalando un pequeño café, casi completamente repleto—. Es mejor si nos mezclamos.

Él se colocó su capucha para que no se le viera el rostro y juntos fuimos hasta la mesa más apartada, oculta en una de las esquinas, la única libre.

—Lamento esto —repetí como por centésima vez.

Se suponía que estaríamos buscando a su hermana, pero pocos meses después de que nos reunimos, comenzaron a perseguirme. Por mi había abandonado a su familia.

Y para empeorarlo, poco después me entere de la muerte de mis padres y la guerra entre mis hermanos. Desde el momento en que supe de esto, intente por todos los medios regresar a Ulien, si  bien no recordaba con buenas memorias a mis padres, ni a mi familia en general, si que tenia aun el cariño de la mayoría de mis tutores y la enseñanza que uno de ellos me dejo: un rey debe gobernar por y para su pueblo.

—No fue tu culpa —me consoló él, igual que siempre—. No sabias que esto ocurría y de todas formas no es que haya dejado de buscarla, puede estar en cualquier parte. Además, prometí cuidarte siempre.

Aunque era algo que me decía a menudo, no podía evitar pensar que si no hubiese sido tan tonta como para salir del palacio, de alguna forma podría haber impedido todo lo que estaba pasando. Después de todo, ese era mi deber de heredera.

—Te habría pasado lo mismo que al resto —me volvió a consolar él, sabiendo instintivamente lo que pensaba—. Fue mejor así, de esta forma aun podemos hacer algo.

Xi me tomo de la mano y acaricio el anillo en mi dedo. Al fin, hace un año, tras un último intento por entrar a Ulien desde Cirien, sin éxito, nos casamos. Desde entonces hemos viajado al norte escapando, buscando una oportunidad, hasta llegar a esta ciudad, en la frontera entre Keboria y la república de Aribia.

En el momento en el que él, dulcemente, pronunciaba estas palabras, el instinto de supervivencia que había desarrollado tras estos años, se activó. Xi pareció sentir lo mismo, con mucho cuidado tomo su cuchillo y, sin levantarse, observo los alrededores en busca del enemigo.

Pero estábamos atrapados desde que entramos al café.

Una nube de humo rosado cubrió el local, lo último que mi conciencia alcanzo a captar fue a un grupo de hombres con la cara cubierta por un paño negro.

*

Cuando desperté me encontré atada a una silla y rodeada de seis sujetos que hablaban en un dialecto extraño entre ellos. Uno de ellos se acercó y me abofeteo el rostro.

—Tu novio causo problemas —susurro, visiblemente enojado—. Creó que te haré pagar a ti por él, el muy maldito escapo sin ti, querida.

La última frase la dijo como si quisiera herirme. Pero yo conocía muy bien a Xi y sabia porque se había ido. Buscaba una oportunidad a su favor, si habían lanzado una bomba de humo y no una explosiva, significaba que me necesitaban viva, de haberlos enfrentado estando debilitado por el gas, él hubiera muerto y yo ya no tendría escapatoria.

Theria Volumen 3: Regreso a Ulien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora