La lluvia comenzaba a filtrarse por el hueco donde antes existió un techo, mientras los relámpagos seguían cayendo hacia donde me encontraba. Toda esa energía se acumulaba en una esfera sobre mi, que poco a poco iba creciendo, dándome mas energía. Con eso podía ganar.
Pero poco me importaba.
-Hill -llamo Arisa.
La hemorragia de su herida en el estomago no se detenía, pese a todos mis intentos. Aunque deseaba salvarla con todas mis fuerzas, la marca del apostol, que poco a poco iba desapareciendo, me indico que ya no había nada que pudiera hacer.
Lo único que quedaba era estar a su a su lado, sosteniendo su mano cada vez mas fría, mientras escuchaba sus ultimas palabras.
-¿Que ocurre? -pregunte, mientras las lágrimas empañaban mis ojos.
-¿Pu... puedes contarme sobre ella? ¿Qu... Que ha sido de mi... hija? Po...por favor.
Desde dentro de la protección no deberíamos poder escuchar el sonido de los relámpagos, la burbuja de energía nos proporcionaba protección y silencio, un silencio que apreciaba más que nada, pues en él podía escuchar a Arisa preguntar por su hija.
-Ella creció muy bien -respondí, intentando darle calma en los últimos momentos-. Es muy bonita, aunque a veces se enoja conmigo porque actuó sin pensar. De hecho, ahoria debe estar furiosa, tanto que me da miedo verla. ¿Sabes? Ella me salvo en una ocasión, llego cuando ya estaba perdido y me ayudo. Fue mi héroe, la aprecio mucho por eso.
-¿Tiene amigos?
-Claro. Tiene varios, ahora mismo va a una academia de caballeros.
No era del todo mentira. Aunque solo fuera un rumor, el hecho de que tuviera un compromiso significaba que se había abierto a otros y nada era mejor que eso, por mucho que me doliera, pues ya se a demostrado que a quien este a mi lado solo le espera dolor y angustia.
-Si, la conocen como la paladín carmesí, ¿a que no es increíble?
Tampoco era una mentira. Fue hace mucho que el cazador la llamo por ese nombre, diciéndole que era su destino. Una ocasión, mientras íbamos rumbo a Demery, ella me dijo que el nombre le gustaba, pero que aun no se sentía digna de él. En todos estos años su crecimiento debió ser mucho, tanto como para superarme, yo creo que ya es mas que digna.
-Eso... me alegra. Mi niña es un... héroe, si. ¿Sabes? Yo siempre... siempre sentí tristeza desde que se fue, nunca supe lo... lo que le paso. Deseaba que creciera conmigo, que estuviera a mi lado, pero... pero ahora que escuchó que... fue feliz, me siento en calma, en paz.
"Hill, por... por favor, cuida a mi pequeña. Por... favor, que viva fe... feliz
Arisa dio su ultimo suspiro, mientras sus ojos perdían el brillo que les quedaba. La marca en su mano termino por desaparecer, emigrando a otra víctima para marcarla con el trágico destino que guardaba.
No sé si era porque me recordaba a Aria o el hecho de que me hubiera salvado, pero verla así me ocasionaba un dolor que no podía describir, como si una parte de mi se hubiera ido con ella.
O tal vez era el hecho de haber conocido a una madre que se preocupaba su hija, algo que yo nunca había sentido.
Dess y Volzar estaban del otro lado de la barrera. No escuchaba lo que decían, pero estaba seguro que al menos uno de ellos iba a intentar escapar. No podía permitírselos.
Con mucho cuidado cerré los ojos de Arisa.
-Descansa en paz y que tu alma este tranquila por la eternidad, viviendo en la felicidad que no lograste encontrar en esta vida.
Desactive el escudo para hablar con esos dos, decirles unas ultimas palabras antes de que todo acabara.
-¡Dess! ¡Largate ahora! -grito Volzar en cuanto el escudo cayo.
Lo siento, pero no podía permitirlo.
Desvíe dos rayos para que impactaran contra Dess y Volzar. No los mataría, simplemente los dejaría paralizados.
Los truenos sonaban cada vez con mayor potencia, mientras la energía acumulada en forma de esfera sobre mi brillaba con intensidad, iluminando todo con un brillo azulado. Era hermoso, ojala Arisa, George y Verty pudieran verlo.
Cerré mis ojos y suspire, mientras el sonido del trueno inundaba todo. Después se calmo. Ya no necesitaba mas energía, la tormenta me había dado mas de la necesaria, debía dejarla seguir con su curso.
Después abrí de nuevo mis ojos, concentrando mi vista en aquellos que habían sido los culpables de la muerte de Arisa.
-El señor de la tormenta -comencé.
-¿Que es lo que planeas? -pregunto Volzar. No estaba asustado no nada por el estilo, parecía un cuestionamiento sincero. Pero no me moleste en responderle, necesitaba seguir hablando.
-¿Sabes porque me llaman así?
-¡Que esperas Volzar! ¡Matalo!
-Mejor callate, Dess, ¿que no ves en que posición nos encontramos? Ya estamos muertos, ninguno de nosotros se puede mover. Creo que tocamos una fibra que era mejor dejar en paz. Pero ¡Ese espectáculo! Al menos dejame disfrutarlo en mis últimos momentos.
Sin importarme que tanto estuvieran hablando, seguí con mi platica. Ellos ya no importaban, pues mis palabras eran para alguien que estaba mas allá.
-No puedo crear tormentas como Delien, ni tampoco soy tan fuerte como dicen lo era él. Sin embargo, cuando estoy en una, me vuelvo tan poderoso como esta puede llegar a ser.
"George. No deseo eso, el poder jamas ha sido mi meta, mi objetivo siempre a sido el mismo que el tuyo. Pero sé que nunca podre lograrlo, a mis espaldas me han puesto una carga que no sé si soy capaz de cargar.
"Ojala estuvieses aquí para ver de lo que soy capaz, espero que estuvieras orgulloso. Aunque puede que también me odies, pues la sangre de la persona que querías... que queríamos mancha mis manos.
"Papá, ya no quiero seguir. No sé que hacer. Si aun estas ahí afuera, por favor, ayudame. Y por favor, no me odies.
"Verty, perdoname, debí encontrar la manera de ayudarte.
"Arisa, debí haber sido yo, por mi culpa jamás veras a tu hija de nuevo, lo siento.
La esfera de energía comenzó a brillar, mientras en mi mente imagine la figura que tomaría. Un ser de destrucción, increíble y poderoso. Imparable y ominoso. La frustración, incertidumbre, miedo y odio encarnados.
-Chtulhu.
-¡Lo sabia! ¡Al menos sé que moriré por la mano de alguien superior!
Y ciertamente, una mano gigante creada de relámpagos fue lo que lo mato.
Sabia que era el rugido de cientos de relámpagos, pero estaba casi seguro que en realidad se escuchó como la plegaria de un alma torturada.
A partir de ese momento lo único que se reflejaba en mis ojos, fue aquella luz azulada y pálida, que marcaba destrucción.
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Theria Volumen 3: Regreso a Ulien.
PertualanganHan pasado cerca de tres años desde que Hill desapareció y sus compañeros se han separado para seguir cada uno con su vida. Un día una joven llamada Karla y su lobo, Mifi, encontraron a un joven desmayado cerca de la tumba de un ser querido, aunqu...