Escape.

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Me paré justo antes de chocar contra el edificio que Fili había señalado. La puerta mencionada, de más de cuatro metros de altura y dos de ancho, de verdad que era sólida. De haber estado en mi anterior mundo, no tendría idea de cómo alguien podría abrirla.

—Muy bien, a trabajar —me susurré para darme ánimos.

Choque mis palmas y luego las coloque delante de mí. Electromagnetismo. No recordaba muy bien si el hierro reaccionaba a los campos magnéticos, pero rezaba que sí. Me sentiría bastante idiota si me iba a encontrar con los otros sin tener el carruaje conmigo.

Por suerte, funcionó. Pero la puerta estaba muy bien colocada, aún haciendo todo el esfuerzo posible, apenas lograba moverla.

—¡Vamos, Hill! ¡Tú puedes!

Era tanto el esfuerzo, que mi pecho, mi estomago y espada comenzaron a doler. Es más, parecía como si tuviera un horrible estreñimiento.

Cuando la cabeza comenzó a darme vuelta, fue cuando por fin logre quitar aquella cosa de sus goznes. Y apenas me quite a tiempo para que no me aplastara. Casi me hago un Hill-tortilla y no había ningún Barry que me ayudara*.

—Bien, bien, ¿donde estas?

El interior de la bodega era un paraíso para los ladrones: pinturas, estatuas de mármol, vasijas de oro y plata, armas de oricalco, entre otras cosas.

Casi al final fue donde encontré los vehículos: el único con la descripción que me había dado Fili era el más cercano, por suerte, ya que no me veía con la fuerza para moverlos de otra forma.

Mientras inspeccionaba el carruaje, se me ocurrió algo. ¿Donde estaban los guardias? No importaba que tan maciza fuera la puerta, debía al menos haber un vigilante por ahí. Y fuerte.

—¡Rápido! ¡Por aquí!

—¡Mierda! ¡El jefe nos matara cuando sepa que nos dormimos!

Y ahí estaban.

Me oculte detrás de una estatua que representaba a una mujer desnuda y espere hasta que los guardias llegaran a donde me encontraba. Solo necesitaba que un pedazo de metal, no mayor que una aguja, atravesara su piel y entonces...

Logre hacerlo. La descarga que les lance no los matarían, pero la dejaría inconscientes al menos un rato.

—¡Hill!

Karla y Fili llegaron montados en el gran lobo justo en ese momento. Todo iba de acuerdo al plan, o así debería haber sido, pero uno de los guardias supuestamente inconscientes, tomo un cuerno de su chaleco y soplo. Una alarma.

En cuestión de segundos el ruido de cascos y armaduras inundo la noche. Genial, ahora no solamente eran los fanáticos anti-demonios, sino también los caballeros. Y para colmo, comenzó a llover.

—¡Vamos, vamos! —exclame, subiendo a la parte trasera. Era cierto que no tenia puesto un toldo, pero el techo era plegable, aunque de tela impermeable y no de un material mas resistente.

Karla ato a Mifi al carruaje, mientras que Fili se colocaba en el asiento del conductor. Nada mas estuvo listo, el chico agito las riendas, haciendo que el gran lobo comenzará a tirar del carruaje. Con un salto ágil, Karla se subió a la parte trasera, cerca de donde estaba yo.

Era gracioso ver a un lobo tirando de un carro, pero no había tiempo para disfrutar del espectáculo. La turba de caballeros y anti-demonios estaba justo detrás de nosotros y se veían muy, pero que muy enojados. Quizá porque les robamos. No me iba a engañar, tenían razón, fue ganado justamente y lo que hacíamos es un delito, pero bueno, he hecho cosas peores y el tipo es rico, así que no creo que importe mucho.

Theria Volumen 3: Regreso a Ulien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora