Hasta el amanecer.

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Nuestro grupo provisional, conformado ahora por nueve personas, estaba a punto de entrar en la puerta. Se había decidió que seria en este momento, poco antes de la medianoche del día que llegamos. ¿la razón? Sencillo, con nosotros viajaba la princesa de Ulien, Farenis, y por petición suya, pocos debían saber que íbamos para allá, por lo que hacerlo al amparo de la noche era lo mas adecuado.

—Bien puedes pasar más tiempo aquí —me dijo Kinn antes de que cruzáramos—. Una semana al menos para ponernos al corriente de lo que ha pasado.

—Gracias por la invitación, pero es mejor salir cuanto antes —le respondí, aunque en realidad quedarse no sonaba tan mal—. Entre más rápido encontremos a la diosa y las apóstoles, más rápido saldremos de ahí y poder regresar. De todas formas, al ver lo que han logrado, me dan gana de hablarles de otros proyectos, como trenes o aviones o...

—Me fascinara escucharlo —comento Mirya, risueña—. Tus ideas siempre son fantásticas. Pero mientras lleváte esto.

De la bolsa que llevaba saco una de las esferas que me había mostrado antes, junto con seis pequeños tubos, cada uno con diferentes runas grabadas.

—Es para comunicarnos. Esta —continuo, mostrándome uno de los tubos—, es la nuestra. En cuanto quieras comunicarte, ponlo dentro e inserta magia. La de este lado brillara y podremos hablar. Este otro tubo pertenece al tuyo. No te confundas, de otra forma será más difícil contactarte. ¡Ah! Ten otra, solo por si acaso.

Diciendo eso, ella me entregó otra esfera. Ahora que recuerdo, le prometí a Claire que le llevaría algo parecido, seguro le gustara.

—Nos vemos —me volví a despedir de ellos, pues tenían que regresar a su oficina para aparentar, porque, aunque eran los lideres del proyecto, no tenían la autoridad para usarlo sin permiso del gobernador. Las únicas personas que sabían que nos íbamos eran los guardias de ese turno, amigos suyos, y su ayudante, quien haría funcionar la puerta.

—Adiós, muchacho. Por cierto, ten cuidado con esa tipa, ¿seguro estarás bien?

Lo que Kinn intentaba decirme era si realmente podía confiar en Nierya. Después de que regresamos, hubo una discusión entre ella y Mirya por el estado en que me dejo, aunque gracias a la intervención de Yunei, no paso a mayores.

—No se preocupen, estaré bien. Ya lo hemos arreglado.

Él asintió y me dio un apretón de manos antes de irse, mientras que Mirya me dio un beso en la mejilla y me hizo prometer que volvería.

—¿Ya Hill? —pregunto Yunei. Se había mantenido alejada mientras me despedía, como dándome espacio para despedirme de mis amigos.

—Sí, nada más tenemos que esperar a los otros.

Solamente faltaban Karla y Fili. Habían ido por el carruaje y Mifi. No sé hasta dónde lo llevaron, pero vaya que están tardando.

Aunque Yunei, Karla y yo nos opusimos a subirnos a esa cosa de nuevo, Mirya nos convenció de usarlo, ya que la idea era cruzar la puerta a máxima velocidad, para que así no le diéramos tiempo a los guardias del otro lado de reaccionar y así no nos pudieran detener. Ya ellos inventarían una excusa después, como que entramos a la fuerza.

El grupo de Sarah estuvo de acuerdo, pero claro, ellos no habían tenido que soportar estar sobre esa cosa antes.

—¡Oh! ¡Es increíble! —exclamo Sarah al ver llegar al fin a Mifi—. ¿Qué clase de monstruo es?

—Se llama Mifi y no es un monstruo —respondió Karla, molesta por el comentario—. Es mi compañero.

—Un lobo. Nunca había visto uno de tal tamaño. Formidable —dijo la princesa—. ¿Puedo tocarlo?

Theria Volumen 3: Regreso a Ulien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora