La llamada: Cazadora.

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Yunei

(Y con este regresamos a los normales de los jueves)

Ya ha tardado demasiado.

Hill me había avisado del cambio de planes, pero incluso así ya había sido demasiado tiempo desde que eso paso. Dentro de mi sentía que algo había salido muy mal. Aunque aun me hallaba oculta, me encontraba prácticamente frente a la boca del lobo, para poder ayudarle cuando intentarán salir por la puerta principal, por lo que un descuido podría ser fatal.

Algo que, desgraciadamente, término ocurriendo.

Las densas nubes de tormenta ya habían cubierto todo de negro, incluso siendo un elfo, apenas podía ver algo, en esas condiciones atacar a distancia ya me era imposible. Si estuviera peleando contra humanos u otras razas con sentidos menores al mio, estaría bien, pero por alguna razón cuatro de los mercenarios eran hombres bestia. Lo peor, eran Fide'il. Sus ojos de gato los hacían adaptarse mejor a este entorno que yo.

—¡Allá!

El árbol, sobre el cual hasta hace un momento me ocultaba, fue partido a la mitad por una gran roca. Apenas logre moverme a tiempo para evitar el impacto.

—¡No escaparas!

Cuando mis pies tocaron el suelo tras escapar, las garras de otro de los Fide'il paso a centímetros de mi rostro. Si, definitivamente las cosas se estaban poniendo mal.

Por suerte había aprendido unas cuantas cosas en estos años. Tome el brazo del Fide'il y lo arroje contra el suelo, para luego darle una patada en la cabeza que lo dejo inconsciente. O muerto. Da igual, con eso me lo quite de encima.

Tras una pequeña maniobra, en la cual volvi a la cima de los arboles, logre perder a los otros. Desde ahí se suponía podía vigilarlos, aunque a la luz de un relámpago logre distinguir solamente a dos de ellos, esperando semicultos justo abajo de mi. Sorprenderlos no sería difícil, pero el paradero del tercero era preocupante, debía el primero que tenia que quitarme de encima.


Ahí.

Estaba escondido tras unos arboles, a pocos metros de sus compañeros. Podría haber escapado de mi atención si no hubiera hecho ese leve movimiento, pero al parecer no estaban acostumbrados a hacer emboscadas. Bueno, con eso estábamos prácticamente iguales.

Con la mayor cautela posible, fui acercándome al que se hallaba oculto. Un movimiento basaría y solo necesitaba una distracción, que seguramente llegaría con el siguiente relámpago.

En el momento justo. Con un movimiento fluido clave la punta de una flecha en su cuello. Solo dio un pequeño grito, que debió ser cubierto por el sonido del trueno, pero que, contrario a mis expectativas, alerto a sus compañeros.

—¡Demonios!

Debían tener un increíble sentido del oído si escucharon ese tenue grito. Esquivando por muy poco una gran roca, me oculta tras el árbol. Solamente me quedaban dos flechas y eran normales, fallar el tiro haría que me mataran.

Rezándole a quien fuera que me escuchara, tense el arco, di un gran suspiro y salí de mi escondite mientras soltaba la flecha.

Theria Volumen 3: Regreso a Ulien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora