Hill
Mifi corría a tal velocidad que apenas lograba ver el camino, pero por suerte el gran lobo parecía saber lo que hacía y yo por mi parte me las apañaba para, con mucho esfuerzo, mantenerme sobre él. Creo que en más de una ocasión me vi morir, el cielo me libre de tener que viajar a esta velocidad de nuevo.
La única que parecía estar disfrutándolo era Karla, todo el tiempo estuvo riendo, aunque desde que cruzamos unas extrañas colinas hace poco, se mantuvo bastante seria.
-¡Mifi! ¡Alto aquí! -grito de pronto.
-¿Qué ocurre? -pregunto Yunei ante el abrupto grito de la chica.
-Ya casi llegamos -contesto, señalando con la cabeza las cercanas luces de la ciudad -, pero es mejor que Mifi no entre, no sé cómo reaccionarían si ven a un lobo.
-No creo que pase nada -opino Yunei-. Hay monstruos peores dentro.
-Puede, pero mejor prevenir ya que voy yo y no queremos muchos problemas -contesto Karla mientras nos bajábamos del lobo. Ante una pequeña señal, Mifi se fue corriendo hacia el bosque, tal vez a cazar.
-¿Y eso que tiene que ver? -pregunte, sin comprender.
Karla me miro por un segundo con el ceño fruncido y luego señalo a las colinas a nuestro alrededor.
-¿Ves eso? -Asentí-. Eso es lo que queda de las murallas que alguna vez defendieron esta ciudad, ahora reducidas a escombros y cubiertas de maleza y lo que nos rodea son los restos de edificaciones destruidas. Esta ciudad fue la primera ciudad que atacaron los demonios hace cincuenta años y a los habitantes de aquí no les agradan mucho, bueno, más bien los odian. Por eso el ma... mi padre nunca me trajo aquí, aunque básicamente eran sus dominios.
-Ponte la capucha entonces. -Yunei comenzó a caminar hacia la ciudad-. Hay que darse prisa, seguramente están en el casino.
-Por cierto, Yunei, ¿Quiénes son?
La elfa no me respondió de inmediato, sino que soltó una pequeña risita.
-Lo veras pronto, andando.
La ciudad era un poco diferente a las que había visto antes, la mayoría de las casas eran de dos plantas y con terrazas. No existía ningún mercado, al menos no a la vista, al contrario, la mayoría de las cosas eran vendidas dentro de los edificios, como si de un pueblo rural se tratara, pero lo que la hacía aun ms extraña era que en el centro se erguía un domo de donde salían luces mágicas de colores, parecidas a las fosforescentes de mi mundo, contrastando con el ambiente rustico de la ciudad.
-Ese es el casino -murmuro Karla con disgusto-. Debido a que no hay ningún señor regional, el encargado de la ciudad tomo las riendas y transformo el gremio en esa cosa. Sucedió hace dos años. Una llaga en el corazón de esta ciudad, si me preguntas.
Yo no lo diría así, pero era verdad que era algo muy... diferente.
Aunque dentro definitivamente había un aire festivo. Nunca estuve en uno, pero sí que había visto imágenes de los casinos y el ambiente del de este mundo se parecía mucho a esos, aunque con la diferencia de que algunos juegos parecían más de feria que de un casino. Como uno que exigía fuerza sobrehumana para levantar pilotes de acero o el que una pareja de jóvenes, ujn chico y una chica, jugaba, el cual era atinar con magia de viento un tubo de metal para hacerlo sonar. Los juegos de cartas estaban presentes, como siempre.
-Oh, ahí están -comento Yunei, sonriendo.
Se dirigió hacia la pareja de jóvenes, los cuales no la habían visto, y los abrazo por detrás, haciendo que fallaran en el último tiro y perdieran,
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Theria Volumen 3: Regreso a Ulien.
PertualanganHan pasado cerca de tres años desde que Hill desapareció y sus compañeros se han separado para seguir cada uno con su vida. Un día una joven llamada Karla y su lobo, Mifi, encontraron a un joven desmayado cerca de la tumba de un ser querido, aunqu...