El joven relámpago.

2K 266 41
                                    

Karla

Mifi corría a la mayor velocidad que le permitían sus patas, mientras seguía el rastro de olor que habían dejado los niños. Entre más nos internabamos en el bosque, más me daba cuenta de que tenía razón en preocuparme, las huellas indicaban que no estaban solos y las ramas quebradas, así como las marcas de arrastre, que hubo un forcejeo.

—¿Cuantos? —pregunto de pronto el chico.

Estaba montado detrás de mi, así que no podía verlo, pero estaba segura que su expresión era muy seria. Eso me alivio un poco, aun tenia mis reservas con él, pero mientras no fuera un bandido, podía soportarlo.

—No más de ocho los atraparon —respondí, examinando las marcas que habían dejado—, pero si montaron un campamento, yo diría que unos veinte.

El chico no me respondió. Las nubes había cubierto el cielo, lo que hacia que el bosque estuviese muy oscuro a pesar de ser pleno día.

—¡Esperen! —susurro de pronto y sujeto la mano con la que sostenía el arnés de Mifi.

Detuve al lobo. Cuando me di vuelta para preguntarle porque había hecho eso, vi en él algo inusual para un humano. Sus ojos se habían tornado rojos.

—¿Que?

—¡Allá! Un centinela. Aun no nos ha visto.

Gracias a mi raza, mis ojos podían ver bien en la oscuridad, sin embargo, no podía distinguir a nadie.

—¡Esta oculto tras los arboles! —dijo, como si hubiera leído mi mente—. Espera aquí.

Cuando bajo de Mifi creí que atacaría al centinela invisible de inmediato con su espada, pero en vez de eso el chico comenzó a reunir energía mágica, aún con el arma en la cintura.

En el cielo trono un relámpago, al mismo tiempo que a mi lado.

Hill se convirtió en un rayo y destrozó los arboles. Al pobre infeliz que estaba ahí no le dio tiempo ni de gritar cuando la espada plateada lo atravesó. No supe en que momento la desenfundó, fue demasiado rápido.

La lluvia comenzó a caer, mientras otro relámpago impacto contra el suelo.

Pude ver remordimiento en el rostro de Hill cuando regresaba con nosotros, algo que se me hizo extraño, hasta que caí en cuenta que posiblemente el chico nunca había matado a un ser humano o al menos odiaba hacerlo.

—Como te dije, es una suerte que hubiera una tormenta —comento, intentando sonreír para que ocultar lo incomodo que se sentía—. Si estuviera despejado, sabrían que los atacamos.

—¿Que no la provocaste tú? —le pregunte. Podía ser posible, según me contó mi amo, ya antes habían existido sujetos que lo hacían, además de que seguía impresionada de su velocidad— ¿Y como diablos eres tan rápido?

—No, no tengo esa habilidad. Solamente controlo la electricidad. Además, incluso en mi forma de relámpago, hay personas muchos mas rápidas, a las que incluso no podría ni tocar, ya me he enfrentado a algunas antes.

—¿En serio? Bueno, ¿sabes que?, da igual. Lo mejor sera apresurarnos antes de que les hagan algo a los niños, deben estar cerca, ese tipo así lo indica.

Theria Volumen 3: Regreso a Ulien.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora