Capitulo 3

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Al siguiente día, volví a la Organización casi al alba para ver los entrenamientos, mi mal humor empezó al ver que cuando yo llegué aún no empezaban, miré la hora.

-¡Estrellas!  ¿las 6 y aún no empiezan? - cuando entré todo estaba en silencio, no se veía absolutamente nada activo. Caminé, pisando lo más fuerte que podía, hasta el cuarto de mi muy incompetente capitana Laurin, entré haciendo el mayor ruido posible y grité.

-¡Arriba!- ella estaba hecha un desastre, la baba le caía por todos lados. Negué con la cabeza y me dispuse a alzar el colchón y tirarla de la cama pero aunque la tiré ella seguía durmiendo como si nada

-Despierte maldita sea- empecé a patearla y aún así ella seguía durmiendo, como último recurso usé mi magia para quemarle la camisa y ahí si despertó.

-¡Pero que...! - corrió al baño y lo siguiente que escuché fue la ducha y un golpe ¿En serio elegí a esta mujer para comandar la más poderosa base de todo el mundo sobrenatural y humano? ¿En que galaxias pensaba?

-¡¿Esta usted loca de remate?! ¡Me pudo matar!  ¡¿Que diantres le ocurre?!  - me empezó a gritar, yo alcé una ceja ante su atrevimiento y con magia le cerré la boca.

-Recuerde a quien le está hablando, capitana- ella me seguía matando con la mirada pero al menos se calmó - además, ¿Sabe usted que hora es? - ella negó con la cabeza - las... 6:30 a.m. y aún todo su equipo sigue dormido y yo quiero saber ¿Por qué? - revertí el hechizo y la deje hablar.

-Pues... Las labores empiezan a las 8 a.m., Mi lady.

-¿Piensa usted que esta jugando a las muñecas? ¿Desde cuando es esto? ¿Quién Diablos lo ordenó? - ella bajó la cabeza- míreme cuando le habló y responda.

-Yo... Me p-pareció m-mejor para el trabajo, no somos madrugadores y-y además trabajamos más torpes y...

-Quiero que los despierte a todos ya, los entrenamientos empezarán en 10 minutos, usted y su gente estén listos, quién no esté...- hice una seña de cortarle la cabeza, ella asintió rápidamente - ¿Sigue aquí?  Rápido, le dí una orden - ella salió sin darse cuenta que estaba en una pijama quemada demasiado reveladora,solo suspiré y fui en camino a la Sala de entrenamientos.

Exactamente 15 minutos después llegaron todos en... Pijamas.

-Llegan todos 5 minutos tarde y llegan en pijamas, esto es ridículo e inaceptable- la capitana caminó hacía mí,  ahora si vestida pantalones y otra camisa.

-Majestad, yo...

-¡Usted! ¡¿Qué?! ¡No me diga que decidió también que lo propicio sería entrenar en pijama! - le grité, ya me estaba colmando la paciencia.

-Los soldados no tuvieron tiempo, Mi lady- dijo ella enojada.

-Esta es la segunda, capitana,  está a un pelo de irse de aquí o de que yo la maté- ella asintió firmemente - ¡mireme maldita sea, le estoy hablando! - tomé su barbilla y de un movimiento brusco alcé inmediatamente su mirada- ¡Y ustedes!  ¡Cambiense tienen 5 minutos! - todos,  incluyendo la capitana salieron de la Sala de entrenamientos, los 5 minutos siguientes me la pasé sobandome mis sienes, en busca de paciencia que no encontré.

-Bien, empiecen, yo sólo los miraré- todos se movían a un ritmo muy lento, los golpes a pesar de ser certeros eran demasiado débiles para derribar algo y de paso se estaban durmiendo ¿Qué clase de soldados son estos?

-¡Alto! - grité,  todos se detuvieron en seco y juraría que estaban por caer- vamos a ver como están en combate- me bajé del muro donde estaba- ¡Tu! Ven,  el resto hagan un círculo o una fila, lo que sea pero rápido- se reunieron en círculo.

-¿C-contra Q-quien? - el pobre muchacho que asumo por su olor que era un vampiro temblaba de miedo.

-Contra mí, tranquilo querido, que lo haré lento- me puse en posición de pelea.

-P-pero n-no tiene ropa de combate- me dijo.

-¿Qué te piensas que un combate siempre se da en una sala de estás? Rápido.

El intento un ataque de velocidad a mi costado izquierdo, lo evadí dando un paso a la izquierda, lo siguiente fue un gancho derecho que fácilmente lo esquive, por último intento derribarme pero yo me moví, el cayó y cuando estaba en el piso le hice un gancho imposibilitando sus movimientos.

-Quiero que todos ahora mismo practiquen bien su combate cuerpo a cuerpo,  valganse de sus habilidades,  magia, súper fuerza, lo que sea, esas son sus amigas en esta clase de encuentros-tire del brazo del chico para partirlo-, nunca tiren a matar si no saben las debilidades de su oponente- camine hacia la capitana- mejorelos para mañana, si es necesario no duerman pero los quiero listos para una pelea mañana- ella asintió y yo me retiré de ahí.
Caminando a la salida ví como todo el mundo apenas empezaba sus labores.

-¿Qué es toda esta lentitud?  ¡Muevanse! - grité.

Asustados todos empezaron a trabajar, yo los miraba, que incompetentes, inútiles e idiotas.
Salí caminando de la base,  cuando por fín estuve afuera sentí un golpe y lo siguiente que ví fue un árbol en mi cara, me giré a mirar quien era el imbécil,  lo que parecía ser un hombre, alto, fornido y su aparente atractivo irresistible, me demostró que él era una sirena.

-La princesa de hielo, es un placer- hizo una reverencia irónica, me sonreía de manera sarcástica esperando algún movimiento de mi parte.

-¿Quién Diablos eres tú? - me coloque una mano en mi cintura y ladeé mi cabeza.

-Una de tus peores pesadillas- se tronó los nudillos, yo me reí.

-A menos que puedas calentarme, que no creo, estás muy lejos de serlo- el sonrió y corrió en mi dirección, intentando golpearme en la cabeza,  yo lo eludí le dí un golpe en la espalda partiéndola en dos, antes de que se recuperará del golpe puse mí pie sobre su cuello.

-Ahora, responde- él balbuceó algo, de repente sentí una aguja en la espalda, por mi cuerpo recorría alguna especie de sustancia que ardía como el infierno en mi cuerpo,  caí al suelo del ardor.

-¿Estas bien, Marcus? Ella casi te hace papilla- le dice el chico de la aguja a la sirena que al parecer es Marcus- le apliqué pandora,  no debería despertar en unas horas- decidí seguirle el juego y quedarme dormida, una ventaja de estar maldita es que prácticamente no tengo ninguna debilidad, incluyendo medicamentos. Escuché pasos acercandose -Pronto Princesa de Hielo, acabará tu reinado- me acarició la mejilla, su roce se sentía totalmente extraño, demasiado bien.

-Vamos, imbécil, no la adores tanto- dice el tal Marcus, el chico aguja se aleja y aprovechó esta oportunidad para agarrar el cuchillo escondido en mi bota y lanzarlo hacia Marcus mientras el chico aguja estaba distraído, me levanté y me puse en posición de pelea, el chico aguja se volteó y me miró.
Inmediatamente empecé a sentirme muy extraña, mi estómago se sentía revuelto, mi congelado corazón latía a mil por hora, su mirada me quemaba, era como estar demasiado cerca del Sol, el me miraba de una manera muy extraña, yo perdí mi posición, miraba a mi alrededor  tratando de hallar explicación y él parecía hacer lo mismo.

-T-tu... No... Es Imposible... Yo ya...- dijo mientras negaba,  Marcus llegó donde nosotros a atacarme, me derribó mientras estaba distraída sin embargo luego me recuperé y le devolví el golpe, chico aguja aún seguía ahí de pie intentando descifrar el enigma en el que estábamos envueltos, después de un par de golpes Marcus quedó desmayado, yo me levanté y decidí atacar al chico aguja, quien por cierto parecía a dolorido, apenas le dí un golpe sentí como mi corazón dolía, fue casi como mil agujas penetrando en mi cuerpo.
Alguien me agarro del cuello y me tiro lejos, ese alguien era otro chico que  parecía ser un hombre lobo.

-Dile a Leah que se prepare,  estamos listos para la guerra- él tenia a Marcus al hombro y se fue con el chico aguja corriendo,  cuando se fueron empecé se sentir un vacío enorme en mi estómago.
¿Qué diablos acabo de suceder?
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¿Quien será el chico misterioso?
¿Que planea Solange?
¿Están listos para lo que viene?

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-Dawn💕

Mystical FreezeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora