-Cariño...- escuché decir a Leah, después de 3 horas de gritos y llanto desenfrenado, revertir el hechizo y volví a dejar al tiempo correr, apenas estaba amaneciendo. Yo solo conduje hasta... Ni siquiera sé a dónde demonios estoy llendo, ni la velocidad, solo conduzco mecánicamente.
-...Y por eso te entiendo- Leah al parecer acababa de terminar un gran discurso motivacional pero no le preste atención.
-Leah...- dije mirándola, estaba en el asiento del copiloto- me voy a Italia y me iré sola- negó con su cabeza.
-Me necesitas, no puedo dejarte sola,estaré siempre aquí, hija- ella tomó mi mano la cual estaba libre.
-Tampoco yo- dijo Marcus.
-No es necesario...
-Camina, Alena, llegaremos tarde- Leah me jaló de la mano sin darme opción de rechazarla. Y así por primera vez en mi vida, por mí misma fui al aeropuerto a comprar un boleto de avión. Marcus quien seguía con nosotras me tomo del antebrazo acercándonos a una ventana y mientras mirábamos el cielo pronunció justo lo que necesitaba.
-Lo siento- lo miré de perfil se veía muy bien, varonil y juvenil- Alena, yo no pretendo que me perdones o que seas mi amiga, solo sé que te he juzgado mal y que haz sido otra víctima de mi corrompida madre, lamento no haberte advertido de Anika, de Aiden o incluso del mismo Ian, todos merecemos la verdad- me miro a los ojos- y tú lo hacías, fui lo suficientemente idiota como para creer que esta vez el lobo se había convertido en oveja.
-Marcus...- lo tomé del hombros- esta es la primera vez en mi vida que puedo decir que lo sentí y de corazón, tal vez aún no sabes que soy pero no soy una oveja indefensa, esta vez sí mataré al lobo y no me importará. No es tu culpa que Laurin fuese una perra, ni Aiden un mentiroso o Ian un traidor.
-Ian no es un traidor, solo que...
-No lo justifiques- dije en tono gélido-, no se merece más de mí.
-Alena...
-No me importa que razones tenga, él sabe mejor que nadie lo que me sucede- suspiré-, el sabía que no lo iba amar y fingió aferrarse a mi... Tal vez las conexiones no son lo más poderoso que tenemos- lo último lo murmuré para mí, Marcus me miraba con lástima en sus azulados ojo y a mí me irritaba esa mirada.
-Estoy contigo en esta guerra- beso el dorso de mi mano y yo le di una de muchas sonrisas fingidas-¿Alguna vez sonreiras sin forzarlo?- lo miré una última vez y me acerqué hacia la muchacha que me pedía el pasaporte para pasar a la siguiente sala, mire a Leah y a Marcus, mientras caminabamos, no pude evitar preguntarme ¿Qué sería de mi si no supiera lo que se de Ian?, Suspiré y me volví a la chica, le entregué mi boleto, ella nos guío hasta una sala la cual daba a un túnel beige conectado al avión, no esperabamos a nadie así que preferí entramos.
Ya en mi asiento me relajé, no llevaba prácticamente nada, solo mis papeles así que estaba ligera de equipaje.
Mire la ventana, no se sinceramente esperando qué, ¿Esperaba que Ian apareciera, me pidiera perdón y nos quedaremos juntos? ¿Rogaba por su atención?¿Imploraba por que viniera tras de mí olvidándose de Solange? Si, eso estaba haciendo y es que en cierto modo me acostumbré a su presencia cerca, a su dulce aroma y su perfecta sonrisa.
A veces la ignorancia es mejor, no eres consciente de tu alrededor, tu vida es un cuento de hadas pero este no es uno de esos casos, a veces los cuentos de hadas no son más que mentiras escondidas esperando a reventar y mientras más tiempo se tarde en explotar el dolor se prolonga. Puede que esté esperando a Ian pero la realidad de la situación es que él está mejor lejos de mí y así debe ser, no importaba si se agachaba a pedirme e implorar perdón, yo Alena Meçia Alister seré una mujer y afrontaré lo que tenga que afrontar sola.
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Mystical Freeze
FantasyAlena nació condenada a no sentir ningún sentimiento que hiciera su vida feliz, como amor o alegría. Su corazón nació congelado y no se puede descongelar ya que de ser así moriría a causa de su sangre maldita... pero, debido a un error catastrófico...