¿Alguna vez han pensado haber llegado al punto máximo de la irritación? ¿Ese en el que podrías matar a quien sea? Bueno ahí estaba yo, Ian había salido hacé más de 20 minutos, sin explicarme nada y lo veía discutir con la tal Anika, una vampiresa , ella le pedía algo pero el se negaba, como desearía haber instalado micrófonos también. No sabía si salir era seguro, no sabía que hacían ellos aquí y menos ella, así que estaba altamente irritada, sentía las punzadas en mi corazón pero estaba cegada por la irritación.
-Me cansé- gruñí y salí de mi escondite. En el camino me encontré varios vampiros pero a todos los dormí con magia.
-Mi vida tienes que venir con nosotros¡Te enloqueciste! ¡Te hechizaron! - gritaba la vampiresa mientras sacudía a Ian quien estaba claramente estresado.
-Anika... Estoy bien.
-¡No, no lo estas! - ella se acercó más de lo permitido así que decidí entrar antes de que algo pasará.
-¿Qué sucede aquí? - pregunté entrando a la estancia, me cruce de brazos y vi como Anika se tensaba.
-Tu... Estas reteniendo a mi... Digo nuestro rey- dijo enojada señalandome-, a ella- dijo por lo bajo, todos los vampiros, quienes estaban en posición de pelea, se abalanzaron a atacarme. Los primeros que llegaron los evite moviendome provocando que chocarán contra el piso o la pared, los siguientes me dieron golpes, los cuales yo devolvía, de reojo veía como Anika retenía a Ian quien intentaba ayudarme, en la distracción uno de ellos alcanzó mi cuello y me mordió, la mordida de un vampiro es muy singular, primero duele como el infierno pero luego se siente muy bien, aprovechando el momento de dolor el resto de los vampiros me mordieron, aunque me dolía sonreí, Ian trataba de soltarse de las garras de Anika, le guiñé un ojo, él me miro confundido y enojado, yo era consciente de que mi sangre era adictiva por su sabor pero letal así que con los labios le dije "espera por ello", al decir eso el primer vampiro se alejó de mi abruptamente, empezó a convulsionar violentamente , sangre salía de sus ojos, nariz, boca y orejas, soltó alaridos de dolor, pronto todos los que me mordieron estaban iguales, agonizantes y con mucho dolor, sabía que eso ocurriría como me he cansado de decir mi sangre es maldita, nadie aguantaría tanta carga sobrenatural en su cuerpo, camine por entre los cuerpos y llegue a ellos cruzada de brazos.
-¿Qué sucede aquí? - repetí más irritada que la primera primera vez, si es que eso era posible, ella estaba escondida detrás de Ian quien me miraba asombrado.
-Que... ¡Bruja!... Y-yo- empezó a balbucear, estaba aterrada, sonreí ante eso-¿Q-quién eres?
-Soy la dueña de este lugar que allanaste sin justificación- hice una pausa y borré mi sonrisa- y por eso lo vas a pagar.-Ella soltó un grito y se escondió detrás de Ian quien la cubría, yo en un rápido movimento me coloqué detrás de ambos y la tomé del cabello para arrastrarla a la Sala de torturas, Ian nos seguía pero al ver a donde me dirigía intento detenerme.
-¡Alena! Esto no es necesario, podemos...
-No pienso hablar con esta perra luego que mandara a un maldito ejército a atacarme en mi propia casa- abrí la puerta abruptamente, y la tiré dentro de la recámara de torturas ella estaba asustada y eso me gustaba pero antes de poder entrar Ian se me adelanto y cerró la puerta en mi cara.
-No le vas a hacer nada- dijo serio y muy cerca de mi rostro, le sonreí.
-¿Quién manda aquí?¿Tú o yo? - le respondí, el cerro los ojos enojado.
-Castigame a mi, no dejaré que le hagas daño- eso me molesto, demasiado, solté una amarga carcajada, lo tomé de la camisa, abrí la puerta y lo tiré junto con ella.
-Si eso quieres... También sufrirás, no me interesa- dije y cerré la puerta detrás de mi, saque mi teléfono y marque a la capitana, a los tres tonos contestó.
-Majestad...
-No me interesa. Quiero que me traigas mucha verbena ya- colgué, mi corazón dolía mucho pero no me importaba,¿Por qué demonios la defendía? ¿Quién diablos era ella?, la irritación, la molestia y los celos me estaban consumiendo.
-Majestad, aquí esta- me entregó la verbena y se la arranque de las manos- ¿Ese es Ian? - abrió los ojos asustada- ¿Qué hará majestad? No puede hacerle esto.
-Detenme y te arrancó todo- le dije y entré.
-Alena...- dijo Ian cauteloso.
-¡Cállate! ¡Maldita sea cállate! - le grite, el bajo la mirada y la miré a ella- ¿Quién diablos se creé que es? Mejor dicho ¡¿Quién demonios es?! - le grité otra vez.
-Tranquilizate y te lo diré todo con calma- se intentó acercar pero antes de poder tocarme le pase la verbena en la mano y el soltó un alarido, eso me había dolido a mi también por lo que me alejé y gruñí un poco.
-Alena... Si estas celosa no deberías estarlo- él estaba abrazando la a ella mientras ella lloraba-, te juro que no es lo que crees.
-Cariño, no debes explicarle nada- ella le susurro a él, esto es todo, corrí hasta ella y se la arranque de los brazos, con magia la amarre a una silla y evite que Ian se pudiera mover.
-¿Qué dijiste? - espeté en su cara- Dame una sola razón por la que estas aquí.
-Solange... Nos dijo que él estaba cautivo en una base secreta y con mucha investigación llegamos aquí- dijo ella más para si que para mi.
-¿Sabe ella donde estamos? - dije entre dientes, ella negó con la cabeza- bien.
-¿Por qué lo secuestraste? Eres una maldita pe... - no siguió hablando por que la jalé y le metí un puñado de verbena a la boca, ella empezó a gritar y a escupir, yo estaba respirando agitada, estaba muy molesta, mi corazón dolía mucho pero no puedo prestarle atención, Ian me gritaba, de reojo vi como Leah llegaba, trabe la puerta con magia para que no pueda entrar, mis ojos debían estar encendidos, camine hasta Ian.
-Alena ¿Qué te ocurre? - alzó su mirada y vio mis ojos encendidos- tus... Ojos... ¿Cambiaron de color? - negué.
-Así son, azul y morado- sonreí sarcástica, ahora dolía más, la molestia se estaba llendo y dejaba su secuela- Cuando despierte... Me dirás quién es y quiero que sepas que no me arrepiento de nada.
-¿De qué hablas Alena? ¿Despertar? - dijo confundido, retrocedí el dolor ya era insoportable, mis ojos quemaban, mi pecho ardía, sentía que me faltaba la respiración, podía ver a Ian intentar salir del hechizo y a Leah entrar pero pronto mi cuerpo dejo de hacerme caso, sin darme cuenta estaba gritando y jadeando, Leah me sacudía pero Ian fue a ayudar a la vampiresa.
-Cariño- escuchaba a lo lejos, mis oídos pitaban, era peor que las demás veces-
¡Alena! - de repente sentí frío pero no podía abrir mis ojos era como si estuvieran sellados, escuchaba muchos sonidos, gritos y armas pero como si estuviera bajo el agua, el pitido de mis oídos era más agudo y no me dejaba detallar, con la poca fuerza que tenía entre abrí mis ojos y ví a Leah peleando al lado de Laurin, contra una mujer que parecía de 35 pero sabía que llevaba más, idéntica a mi madre solo que tenía el cabello rojo como las la sangre y ojos oscuros, Solange. No pude ver más por que alguien me levanto y no tenía más fuerzas, sentía mucho sueño, así que me deje llevar por la inconsciencia.::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Buenas buenas...
Gente les advertí que se prepararán, espero les guste este capitulo, siendo sincera es uno de mis favoritos.
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PD: me toca actualizar en nochebuena... Quisieran maratón? O publico normal?
-Dawn💕
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Mystical Freeze
FantasyAlena nació condenada a no sentir ningún sentimiento que hiciera su vida feliz, como amor o alegría. Su corazón nació congelado y no se puede descongelar ya que de ser así moriría a causa de su sangre maldita... pero, debido a un error catastrófico...