Yo caminaba de un lado a otro en la habitación irritada, como algo raro ¿Qué diablos haría con ese celular?
Alguien tocó la puerta sacando me de mis pensamientos llevaba un día prácticamente encerrada pensando.Otro poco y se me derrite el cerebro.
-Justin- él estaba apoyado con una mano en el marco de la puerta.
-Cariño- suspiro- Jamina quiere verte.
-¿Quién es ella para exigir que vaya a algún lado? - pregunte con ironía. Apoyé mi cadera al marco de la puerta.
-Dice que va a hablar pero solo contigo- lo miré por un momento y suspire, salí corriendo con la súper velocidad sin esperar a Justin.
Yo había ordenado poner a Jamina en el calabozo más remoto que se pudiera, uno al final del pasillo donde rara vez llegaba el sol por lo que era humedo, abrí la puerta y la vi ahí tirada, con la respiración dificultosa, ¡ah! lo olvidaba también como un bonus especial ordene ponerle acónito(1) para debilitarla.-Princesa- dijo Jamina en un susurro.
-Traidora- entré completamente a la habitación y cerré detrás de mi- oí que clamabas mi presencia- Jamina río sin gracia y empezó a toser.
-Solange no perderá contra ti, la guerra se avecina y Leah no la detendrá, es débil.
-Como tu ahora mismo- ella me sonrió sarcásticamente.
-Estas advertida Alena- me dijo y empezó a toser.
-Tengo planes para ti- caminé alrdedor del cuarto- como ser una infiltrada otra vez o morir a mis manos.
-Aunque quisiera... No puedo- alcé mis cejas instandola a hablar- Solange me mataría pensando... Que la traicione y tu me matarás por ser inservible- ante el comentario sonreí por que tenía razón.
-Vaya que me analizabas- Tomé algunas cadenas de plata que mande a poner por si acaso no ponía de su parte - es hora de sufrir- ella abrió los ojos asustada mientras caminaba hacia ella, la tome del cabello haciéndola gemir del dolor, la puse completamente de pie aunque ella sola no se mantenía, le amarre las manos con la cadena y ella soltó un alarido de dolor, colgué sus manos al gancho que había en el techo de la habitación, ella no se podía mantener bien pero si se dejaba caer se quemaba aún más por la Plata.
-Matame- susurro- ¡Matame! - estaba llorando del dolor.
-Ou- hice un puchero- apenas empezamos- sonreí malévolamente, ella se asustó más, salí de la habitación, Justin estaba en la puerta como esperaba- traeme la plata, hoy vamos a jugar.
Justin me trajo balas de plata, collares y más aconito. Cerré la puerta detrás de mi, me detuve a admirar a Jamina.-¿Te arrepientes de aceptar este trabajo? - le pregunté mientras acomodaba las cosas que Justin me había traído.
-No... Solange me ayudó cuando lo necesite y aunque vaya a morir por esto, tengo lealtad y gratitud.
-¿Ah si? - inquirí divertida.
-Veras Alena- dijo con dificultad- lo más importante en nuestras vidas es la lealtad...ser agradecido nos abre puertas, nos permite que nuestra alma se sienta liviana. A veces podemos llegar a ser verdaderos patanes... y olvidarnos de quien nos apoyo en su momento pero en eso, nuestra alma se marchita, se pudre... perdemos parte de nosotros y de esa persona llevarnos el cariño que... que tenian, de ahí viene la lealtad y eso es algo que me quiero llevar a la tumba.
-Lindo discurso- agarre un collar de plata, le agregue aconito y se lo puse, ella soltó lágrimas y alaridos de dolor -, lástima que no te salvará.
Lo siguiente que hice fue tomar una daga de plata, e incrustarla una y otra vez por diferentes partes de su ya magullado cuerpo.
- ¿Solange no iba a salvarte?- clave la daga en su pierta- ¿No te iba a proteger?- la giré, ella soltó un alarido de dolor, tome su cabello y lo tiré para alzar su cabeza- ¿Dónde está ahora?
-Dejam...- no pudo terminar la frase ya que puse aconito en su boca, esto la hizo gritar aún más y retorcerse.
Descargue todo mi mal humor en Jamina, dejándola al borde de la muerte, estaba irreconocible, su carne quemada, muñecas sangrantes por la presión de las cadenas, sudaba demasiado, Justin me convenció que la dejara.
-Si sales de esta- le solté las cadenas escuchando el sonido de su cuerpo caer cuando retumbó con las paredes- le dices a Solange que estoy lista para esta guerra y no me importa qué la ganaré- pisé sus muñecas e intento gritar pero su garganta estaba desgarrada de tantos gritos. Sonreí y miré a Justin- lleva la lejos de aquí y botala en un lugar que nadie la vea- el asintió y yo salí del calabozo.
Decidí ir a fuera despejar mi mente un rato, camine por el bosque hasta que encontré el río, ese donde me senté con Ian.Ian...
Él me preocupaba, más bien su presencia y como afecta en mí, mi cuerpo esta como loco, mí mente en blanco, mí corazón desenfrenado late siempre que lo veo y es totalmente irritante, mi corazón nunca se había expresado de la forma en la que lo ha hecho estos días pero me agrada cuando esta conmigo, me gusta la sensación de calidez que me brinda aunque sienta que me quema pues como mi corazón es congelado mi sangre es como agua fría por consiguiente mi piel también, no quiero acostumbrarme a él, no debo, cada vez que esta cerca hay una grieta en mi corazón, puedo oírlo romperse, cada vez que respiro su aroma mi mente se blanquea y cada vez que su cuerpo tiene contacto con el mío pierdo el control, me pierdo a mi misma en él.
Me pregunto ¿Qué sentirá él? ¿Qué piensa de la situación? Eso es lo que más me inquieta, sea como sea, no se merece esto, nadie lo hace en realidad, todos merecen un amor recíproco, no alguien que siente en un solo sentido, no alguien congelado y despiadado, no alguien que déspota y gélido, nadie se merece a una princesa de hielo.
Cerré mis ojos ante ese pensamiento, se que es cierto y me duele, duele por que voy a apartarlo y mi cuerpo se niega, duele por que mi mente se niega a no verlo y sobretodo duele por que mi corazón, debajo de aquel hielo que anestesia la herida, se está partiendo.
Suspiro por última vez para mirar a mi alrededor, la noche era hermosa, la Luna estaba llena y se veía enorme, como si pudiera tocarla con solo estirar mi mano, el sonido del río era relajante, quisiera quedarme siempre así, un lugar donde puedo estar vacía, un lugar donde no hago desastres, donde no lastime a nadie sin importarme, aislada pero tranquila.-¿Disfrutando la vista- cierro los ojos con fastidio y maldecí por lo bajo, adiós a mi lugar feliz-, Princesa? - me giro lentamente ante el apodo, me encontré con un hombre pero no lo distingo por la oscuridad.
-Hasta que llegaste - me cruce de brazos- ¿Quién diablos eres?
-Conformate con saber que nos veremos más de una ves- el salio de la oscuridad y yo fruncí el ceño confundida,
-¿Marcus?- negué con la cabeza, su olor me decía que era sirena, espera,era el mismo olor que sentí la primera vez que lo ví, eso quiere decir que son dos diferentes, solo hay una explicación, eran gemelos. Todo encajaba, la primera vez que ví a Marcus creí que era una sirena pero no era él, era su gemelo.
-¿Sorprendida? - sonríe burlonamente.
-¿Que quieres, clon de mala calidad?
-Pronto Alena- dijo sonriendo. Él desapareció entre las sombras, lo intente seguir pero fue en vano, se había ido.
°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°A que no se esperaban esto.
Estoy muy contenta por que alcanzamos los 200 votos y esto se los debo a ustedes muchísimas gracias por su amor.
¿Que creen que quiera el gemelo de Marcus? ¿Algo bueno, algo malo? ¿Jamina se lo merecía?
Quiero leerlos❤-Dawn💕
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Mystical Freeze
FantasyAlena nació condenada a no sentir ningún sentimiento que hiciera su vida feliz, como amor o alegría. Su corazón nació congelado y no se puede descongelar ya que de ser así moriría a causa de su sangre maldita... pero, debido a un error catastrófico...