Capítulo 10

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El resto de la velada paso sin mayor percance, vimos la firma del Tratado, todo se llevó en paz y sin complicaciones, volvimos al hotel sin decir una palabra, a la mañana siguiente desayunamos Ian y yo por que Leah desaparecio sospechosamente otra vez, espero no haga alguna estupidez que haga que la secuestren, no estamos para jueguitos bobos.

-¿Qué harás hoy? - Ian me saco de mis pensamientos.

-Pasear hacé casi un siglo que no venia a Buenos Aires- dije llevando me una cucharada de huevos a la boca.

-¿Puedo ir contigo? - lo dijo cautelosamente como con miedo, entrecerré los ojos y sonreí maliciosa, vamos a jugar majestad.

-Mmm... Ya tenía pensado buscar  compañia de hecho- Tomé un poco se jugó de naranja y note de reojo como apretaba el mantel.

-¿Andrew? - dijo su nombre entre dientes.

-No, él me aburre - lo miré a los ojos- me encontré un lindo lobo ayer en la fiesta- él apretó su agarre un poco.

-¿Juegas conmigo, Alena? - dijo con algo de diversión en sus ojos, le sonreí.

-Tal vez- me incline hacia atrás en mi asiento y me cruce de brazos-, no entiendo como tus sentimientos hacia mi se desarrollan a la velocidad de la luz.

-Me preguntaba lo mismo, intento odiar pero no puedo- dice serio, yo asentí.

-Entonces... ¿Quieres venir conmigo?

-Vaya... Alena- me miró seductoramente- Hablemos primero, nena.

-Primero, no me llames nena- mi estómago se revuelve cuando hacé eso- segundo, tus huesos se mueren por mi y tercero no te creas tan importante por que apenas ponga un pie afuera habrá alguien que me acompañe a donde quiera a hacer lo que quiera.

-Bien, vamos- dijo exalando mientras giraba los ojos, yo sonreí de medio lado.
Salimos del hotel, caminamos varias cuadras hasta que vimos un parque y empezamos a caminar por ahí.

-Dime- me voltee a mirarlo- ¿Nunca has tenido la necesidad de sentir algo?- mire hacia el frente.

-A veces pasa, hubo una época de mi vida, creo que en el siglo IX que quería sentir, tenía muchas ganas de poder sentir felicidad, amor, odio, cualquier cosa y en esa época hacia muchas locuras, maté mucha gente, me acosté con mucha otra, torture más gente-lo miré otra vez- estaba desquiciada, me había separado de Leah y viajaba de aquí allá, intentaba huir y a la vez encontrar... No sé.

-¿Qué te impide descongelarlo? -pregunto dejándome desconcertada, no me lo esperaba y no quería decirle, al menos no ahí, era una linda tarde y no estaba irritada, estaba vacía pero era mejor, además que solo mi madre sabe exactamente qué hay en mi sangre, el resto se hacen ideas, no quería decirle, por lo menos no ahora ni hoy.

-Cambiemos de tema ¿Eres el primer vampiro? - él se sorprendió del cambio repentino pero asintió-¿Naciste así?- Yo sabía la respuesta pero él no sabía eso.

-Soy el único que puede decirlo- suspiró-, cuando niño nunca lo supe, nací en la época de Aristóteles, mis padres eran campesinos y yo apenas decidí entrar a la "universidad" Yo aún creo que Aristóteles tenía un serio problema de drogas, era alguien tan elocuente pero chiflado, todo empezó a derrumbarse a los 16, cuando decidí ir a la Universidad en ese entonces no existían demasiados remedios y recuerdo que a alguien lo había mordido una serpiente, así que me obligaron a chupar el veneno, oh grave error, su sangre me sabía deliciosa y no me pude detener, lo maté y aunque culpe al veneno, nadie me creía¿Sabes que es gracioso? - negué con la cabeza- aquella serpiente no era venenosa, a veces el destino juega contigo, te tira y zapatea.

-Vaya...

-Un tiempo después descubrí como crear vampiros pero eso es otra historia- sonrió en mi dirección-¿Cuando naciste?

-Nací en la década 52, un 19 de julio-dije muy seriamente.

-¿Y tu padre y tu madre? ¿Naciste humana? - le sonreí.

-Leah es mi madre- abrió los ojos ante esto- y mi padre falleció 10 años después de yo nacer, él era un brujo de la galaxia Andrómeda en busca de vida, se encontró con mi madre se enamoraron y nací yo- se quedó en silencio.

-¿Hay algo en tu vida que no sea trágico? - dijo burlón, me reí y caminamos mirando vitrinas, no me había dado cuenta cuando habíamos dejado el parque. Caminamos todo el día y regresamos al hotel cuando anochecía.

Espera algo no está bien, este día fue demasiado tranquilo.

Subí corriendo a la habitación de Leah dejando a atrás a Ian y cuando entre la ví leyendo por enésima vez Orgullo y Prejuicio.

-Hola querida...¿Éstas bien? -asentí y lentamente me fui de ahí, iba a entrar a mi cuarto pero ahí venia Ian gritando mi nombre.

-Alena- estoy enfrente de el ¿Por qué sigue gritando? -¿Qué pasó?

- Quería comprobar que todo estuviera en orden.Fue un día demasiado tranquilo, jamás me sentí más vacía en toda mi vida- su expresión cambio radicalmente y aquí vamos de nuevo.

-¿Vacia?

-Si, vacía, sin emociones, sin irritación, vacía- se formó un silencio incómodo así que decidí entrar y el antes de que pudiera entras me a corro lo contra la pared.

-Yo te haré sentir Alena- me miro a los ojos, brillaban de manera única y su respiración estaba acelerada- haré lo que sea para que me ames y sientas algo por mi.

-¿Me quieres matar? - susurre burlona.

-Si.

-¿Enserio? - alce una ceja.

-Si, te quiero matar... De amor- me reí.

-Que frase tan gastada

-Pero al menos quitaste tu cara de amargada por un rato- me soltó y se alejó permitiendome entrar.

Cuando cerré la puerta suspire, era cansado no sentir nada y que todo el mundo se decepcione esperando cambiarte, me irritaba pero esta vez fue diferente, no había nada de nada en mi mente ni en mi cuerpo, estaba vacía literalmente y eso era condenadamente desesperante.
Mi madre y mi padre cuando era niña me acostumbraron a fingir que si sentía, las risas, las lágrimas, las rabietas incluso, todo siempre ha sido fingido, me irritaba mentir, me irritaba fingir, no podía ser honesta con el resto pues ellos se sentirían mal y cuando era pequeña se me hacia fastidioso verlos llorar o sentírse mal, con el tiempo descubrí que no era irritación propiamente, eran mis sentimientos acumulados luchando por salir, dolía como el demonio cada vez que me irritaba demasiado, mi corazón, más bien el hielo que lo cubría, se resquebrajaba como queriendo romperse y liberar todo pero no podíamos permitir eso, moriría de inmediato, los corazones eran demasiado débiles para la carga sobrenatural de mi sangre y muchas veces como hoy mi corazón, el hielo, dolía, me puse la mano en el pecho, me re congele el corazón y me fui a dormir.

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¡Gente bella!
Llegamos a las 200 vistas y 100 votos, vaya... Sinceramente no me esperaba que pasará y menos tan pronto pero muchísimas gracias a todos ustedes que me leen por eso decidí subir este capítulo, algo flojo lo sé pero necesario.

Diganme que piensan.
¿Alena debería decirle la verdad a Ian? O ¿Quedarse callada?

Comenten y voten es gratuito además que me hace muy feliz leerlos.

-Dawn💕

Mystical FreezeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora