Capítulo 15

40 3 0
                                    

   El segundo departamento está en crisis.

   Esto hace que Alexander entre en desesperación, y en un intento de agarrar su vaso con agua, lo hace demasiado fuerte, y lo quiebra. Para calmarse sale afuera a fumar, sí, fuma desde como hace dos meses, lo relaja, dice él.

   Comienza a caminar hacia el bosquecillo que está ligado a su jardín, deambula, piensa en soluciones y al no tenerlas, grita, igual a un niño desesperado.

   Y en eso escucha un ruido, como si alguien le persiguiera, y lo intriga.

   Y ya es tarde cuando siente que alguien salta sobre él, sin darle tiempo a más, Alex usa toda la fuerza posible y lo tira al piso, el hombre cae de cabeza para arriba, y lo mira.

   -No te salvarás de la miseria.

   -No merezco esto.

   -Yo tampoco, mis hijos tampoco.

   -El que me intentes asesinar no tiene nada que ver con tus hijos.

   -Sí que la tiene –la mano que Alex tiene sobre su cuello hace que le falte aire- ¿Crees que es fácil ver que tus hijos vivan con los pies sucios y comida en mal estado, mientras ustedes tienen todo, pero no hacen nada?

   -Yo...

   -Si no lo hago yo lo hará otra persona –Con una de sus manos palpa una piedra, la agarra e intenta golpear la cabeza de Alex.

   Alex es más rápido y lo esquiva, pero saca la daga que su padre le aconsejo que debe llevar siempre, y le corta la garganta, lo mata.

   Y aunque la sangre no le manche mucho, sus manos, su alma y su corazón están manchados. Alex comienza a llorar, aunque le de rabia. Y escucha ruidos, voces, el solo piensa en lo que le provocaría ese asesinato, se ha convertido en un monstruo y nadie se da cuenta.

   Y con sus propias manos cava un pozo, tarda horas, y para cuando termina, entierra a ese hombre, del cual ni siquiera sabía su nombre.

   Al terminar se sienta al lado de sus demonios y comienza a conversar con ellos, anhela no haberlo hecho, y aunque escucha pasos ya no le importa realmente.

   Cuando gira su cabeza la ve, asustada. Bianca.

   -Alex...

   El solo la mira, debilitado, ella ve una oportunidad.

   -No preguntare de dónde vienes, no preguntaré que hiciste, no diré que estabas aquí, y tu harás lo mismo.

   -Yo...

   -Cariño, solo pon tus labios sobre los míos –Y lo hace, se besan

   Y aunque Alex había cometido un pecado, no se le ocurrió pensar, ¿Qué hacía Bianca en ese bosque, a esas horas?

   -Esto quedará entre nosotros dos, Alex.

   Y se sienten tan torpes.

   Y no solo ahí lo hacen, sino que en otro lugar pero al mismo tiempo todo está cambiando.

   Tiene que ser pecado, nada más

   Chantal está llevando el té a Ania, luego de un largo día haciendo vestidos para fiestas. Toca la puerta.

   -Puedes pasar.

   -¿Qué tal Ania?

   -Estoy embarazada.

   Chantal queda petrificada.

   -Y no estoy jugando.

   Ella lo había visto en su cara, no estaba mintiendo, aunque tenía la esperanza de que fuere así.

   -Debo casarme con Mark.

   -Debes hacerlo, te condenarán.

   -Él va a venir, esta tarde, lo invité para el té.

   -Ania, no hagas nada para alejarlo.

   -No lo quiero hacer.

   Aunque se pudo haber evitado, ¿Quién maneja el viento? Ni ella misma sabe qué hacer.



Ania:

Con respecto a mi anterior visita y tu gran sorpresa, te diré que no podré hacer lo que me pides, estoy comprometido con otra mujer, mil veces mejor que tú. Lo siento, no creo que ese niño que llevas sea mío, debe ser una confusión.

Vive lo que puedas, te colgarán por tus pecados, y yo no podré hacer nada, o deshazte al niño.

Con mucho cariño,

Mark.



Un Millón De Estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora