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¿Podría ser lo mejor decirle que estoy demasiado ocupado y que no quiero estar a solas con él?

—Lo siento, avisé que llegaría a casa hoy.

JongIn se alejó un poco me di la vuelta.

— ¿Tu esposa permite que llegues en ese estado de ebriedad a casa?

Fruncí el ceño. —No es mi esposa.

—Oh, ¿no estás casado? Entonces eso quiere decir que vives en un departamento no en una casa, analizando tu situación puedo arriesgarme a decir que tampoco tienes novia.—sonrió— Y para subir las apuestas de este divertido juego, podría también asegurar que compartes el departamento, ¿que tan cerca estoy?

—Muy cerca de, no es de tu interés. —alcé un poco la voz molesto porque estaba más que acertado.

Él me miró sorprendido.

—Vaya, estoy seguro que le apunté en todo. —chasqueó la lengua. Levantó la mano hacía mí, me estaba pidiendo que me acercará.

Miré como mantenía la mano extendida en el aire, debe ser muy inteligente para lograr leer a las personas tan rápido. Eso, o qué soy tan transparente que cualquier persona podría adivinar mí situación actual.

—Se me congela la mano. —comentó, di solamente un paso

—Es verdad. —corté la conversación— Por cierto quiero saber sobre mis horarios, beneficios y todo eso de lo que me iba a hablar.

JongIn metió ambas manos a sus bolsillos.

— ¿Tienes aún mí número o eres de lo que botan los números telefónicos qué les dan por orgullo ? —claro qué tenía su número, lo había guardado en mí bolsillo, rodeé los ojos y busqué en mí bolsillo izquierdo.

Tampoco está, JongIn alzó una ceja y se cruzó de brazos mientras me miraba con gesto divertido.

— ¡Ah soy un tonto! Es que ll guardé en mí bolsillo derecho.

—Antes que búsques ahí, hagamos una apuesta. Si el papel está en tú bolsillo derecho te puedes ir y mañana te presentas con horario normal a la oficina, que sería a las siete de la mañana. —estaba a punto de meter la mano en el bolsillo, JongIn carraspeó— Pero si no está, te vas conmigo.

¿Qué clase de apuesta es esa?

—No me gustan las apuestas.

—Eso es solo porqué no estás seguro de ganar, de lo contrario aceptarías de inmediato.

—Bien, acepto.—metí mí mano al bolsillo, y saqué un papelito— Aquí está, así que con permiso.

—Déjame verlo. —dijo rápidamente.

— ¿Por qué? ¿No confías en mí?

—No.

Vaya, al menos es sincero y directo, rodee los ojos por última vez y le entrego el papel, lo tomó abriéndole al instante.

Se tiró una carcajada.

— ¿De qué te ríes? —pregunté mientras arrebata el papel de sus manos.

—Mi número de teléfono tiene más de cuatro dígitos.

Lo miré, y maldije en silencio.

-— ¿Sabes que significa? —me jaló de la parte punteaguda del cuello— Esta noche te vas a mí casa.

Suspiré, ni siquiera tenía ropa para el siguiente día. ¿Pero por qué estoy considerando la posibilidad de quedarme en casa de este hombre?

—Señor JongIn yo..—me interrumpió.

asistente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora