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Miré mi reloj, habían pasado tres horas desde que JongIn me había marcado. Para empeorar las cosas apagó su celular otra vez, jugué con las yemas de mis dedos.

Un ruido se escuchó detrás de la puerta, me puse rápidamente de pie y me escondí trás la puerta. Las llaves giraron la perilla, yo estaba listo para saltar y juro que iba a hacerlo, pero cuando finalmente entró venía concentrado en una llamada, me limité a guardar silencio.

—Si Yeol, entiendo. —traía una caja de cervezas y una bolsa negra grande.

Cruzó la sala del nuevo departamento y por la hora que era, se encontraba un poco oscuro todo, no quería tropezar con algo y desconcentrarlo con el ruido.

—Lo sé, yo... espera.—JongIn se detuvo cuando llegó a la habitación, y escuché como ligeramente abrió la puerta— ¿Amor?

Todo mi cuerpo tenía piel de gallina, agaché la mirada y sonreí, puedo asegurar que me encontraba sonrojado, la palabra «Amor» resonó en mi cabeza unas cuantas veces más.

— ¿KyungSoo? —JongIn tiraba las cosas por todos lados en la habitación, fruncí el ceño, siguió diciendo mi nombre hasta que regresó a la sala, en su voz escuchaba la desesperación. Iba a moverme y decirle donde estaba y porqué estaba ahí, pero ví el movimiento de su mano que estaba tecleando en su celular.

—ChanYeol. —su voz se quebró— No está... ¿Cómo qué a que me refiero? Estoy hablando de Kyungsoo.

Tragué saliva y suspiré silenciosamente. La curiosidad de porqué estaba tan nervioso y asustado me estaba matando.

—No me importa. Me importa una mierda, voy a buscarlo, si quieres ayudarme o no es tu puto problema. —colgó y tiró el celular con fuerza al suelo, lo escuché ahogar un sollozo, y decidí que era hora de hablar.

Con cuidado me acerqué justo dónde estaba la lámpara grande que había comprado para sentarme a leer en el sillón por las noches.

La encendí. La rapidez en la que JongIn volteó a ver fue increíble, su aspecto rompió mi corazón.

Tenía los ojos rojos y llenos de lágrimas, mi curiosidad sobre el por qué estaba tan preocupado aumentó. Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que me acerqué lentamente a él para quedar cara a cara.

—No llores... —levanté mi mano y con mi dedo recorrí toda su mejilla para secar la lágrima, me acerqué para darle un tierno beso. Él seguía mirándome fijamente— Lo siento no quería asustarte, quiero que me...

En un abrir y cerrar de ojos, me encontraba pegado a su pecho, su mandíbula reposaba en mi cabeza. 
Corrí mi cara, y mi oído escuchaba los fuertes y constantes latidos de mi novio.

Sí, mí novio.
Mío.

Subí mis manos y las puse alrededor de su cintura aferrándome fuerte Estaba disfrutando del momento, hasta que empezó a llorar más fuerte y de un momento a otro, ambos caímos al suelo.

—Tranquilo aquí estoy. —me separé un poco de él con esfuerzo y puse mis manos en su cara.

— ¿Tienes idea de cuánto te amo? —después de darle un último beso, lo miré atentamente y sonreí.

—Supongo que me amas mucho. —JongIn por fin había logrado tranquilizarse y ladeó una sonrisa.

—No, no solo mucho, te amo muchísimo. —mi respiración paró un momento— Te amo al punto de querer sacrificar todo por ti, de darlo todo por verte sonreír. Do KyungSoo, te amo tanto, qué me asusta perderte, de verdad que no me imagino un mundo sin qué no estés tú a mi lado, quiero ser feliz y quiero hacerte feliz. No pido nada más a la vida que me regale el resto de mi vida a tu lado y sólo a tu lado, siente esto. —tomó mi mano y la puso en su corazón— Eso es completamente tuyo, no te vayas por favor, no te vayas nunca.

asistente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora