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Me volteé justo cuando pronunció mi nombre quedando a centímetros de JongIn, nuevamente EunWoo interfirió tomándome de mi hombro y haciéndome hacia atrás, de esta forma había más espacio entre JongIn y yo.

Cerré los ojos, podía imaginarme las cosas que tenía por decirle a EunWoo.

— Oye ya basta, se ve como si estuvieras enamorado de él, porqué lo pasas tocando cada cinco segundos. —abrí los ojos y lo miré a los ojos suplicando.

—Ya por favor. —al instante él suspiró.

Me di la vuelta y me encontré con un EunWoo sonriente, forcé una sonrisa he hice una pequeña reverencia hacía él.

—Adiós. —tomé a JongIn, quién dio una última mirada de advertencia, al inmaduro y juguetón chico que estaba frente a nosotros, y nos encaminamos hacía mi oficina, tenía que ir a traer mis cosas.

—Señor Kim, ¿le molestaría? —dijo, ambos nos detuvimos sin voltear a ver hacia atrás.— ¿Le molestaría si siento algo por mi compañero? ¿Es homofóbico?

JongIn quedó en silencio por unos segundos hasta que se tiró una carcajada, yo hice el intento de voltear a verlo pero él me detuvo, solamente él se volteó.

—Lamento qué te sientes así, pero el hecho de que estuve ausente por un tiempo, no quiere decir que voy a descuidar lo que me pertenece.

—Lo que le pertenece es su amada esposa. —atacó— Creo que debería poner sus prioridades en orden señor, saber realmente lo que quiere yo eso hago, sé lo que quiero, con permiso.

EunWoo paso justo por mi lado, di el suspiró más largo de mi vida. Y seguí caminando, JongIn no dijo una sola palabra y eso me daba mucho que decir sobre lo que estaba pensando —yo no soy prioridad en su vida— llegué a mi oficina tomé mis cosas y de la misma forma salí.

El silencio y su cercanía justo detrás de mi hacía que me sintiese muy incómodo pero  no me detuve a prestarle atención. Salí del edificio y me coloqué en la orilla para pedir un taxi, alcé mi mano haciendo una señal de parada y alguien me la bajó de inmediato.

— ¿Qué haces? —me preguntó.

—Me voy a casa. —respondí cortante.

—KyungSoo. —me puse de puntillas intentando buscar en ambos sentidos de la calle un taxi— Lo siento mucho.

La voz de JongIn se quebró, me detuve a mirarlo, el gran abrigo que traía tapaba un poco su cara así que arregle su cuello.

Él me tomó por la cintura y se aferró a mi con fuerza, me estaba abrazando. Intenté alejarlo pero siendo honesto mis intentos fueron demasiado débiles, sabía que muchas personas podrían estar viéndonos pero aún así, quería estar así con él.

—No puedo res-p-pirar.

JongIn me soltó, y sonrió. —Te amo.

Me quedé congelado mirándolo, sus ojos me veían fijamente y su sonrisa, hablemos de esa hermosa sonrisa que Kim JongIn tiene. Su piel, amo su piel, amo su sonrisa, amo sus ojos… lo amo a él

¡Quiero decirlo, quiero decirlo! Pero no puedo, agaché la mirada y JongIn suspiró.

—Tranquilo, lo siento… era algo que quería decirte desde hace rato. —seguí con mi mirada puesta en el suelo, él río un poco— ¿Vamos a mi casa? Tengo mucha hambre.

Levanté la mirada y asentí, lo seguí hasta el estacionamiento privado de la compañía y ambos subimos a su carro.

Finalmente llegamos a su departamento después de unos minutos, JongIn se empezó a quitar la ropa yendo a su habitación mientras yo me fui a la cocina, quería prepararle algo delicioso para cenar, mire el reloj, eran las cuatro de la tarde tenía tiempo para preparar algo que valga la pena.

asistente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora