Estaba perdida, mis pensamientos estaban en blanco como de costumbre. Me dolía el solo imaginar kilómetros lejos de Emily, de Sam y de Alex.
Muchos piensan que la distancia al lado del amor que se siente por una persona es nula. Dicen que ese amor se pone a prueba con la distancia, pero yo no quiero ponerlo a prueba.
Nuestras miradas ya no podrán cruzarse, nuestras sonrisas ya no podrán darse, la única cosa que nos unirá sera el cielo mismo.
Ahora ¿Cómo verte? ¿Cómo te diré lo que siento? ¿Cómo sabré que lo que sientes por mí?
¿Porque mundo injusto? ¿Qué hice?
Siempre he pensado que es inútil preguntarle al mundo que hice para merecer esto, porque después de todo respuestas no recibirás. Pero diganme ¿Porque lo nuestro es tan imposible?
Iba camino a mi casa, cuando mi celular vibra.
Un mensaje de Sam. Decía:
- ¿Hablarás con Alex? -
Respondí que no lo sabía. Debería hablar con él, decirle lo que siento y lo que debo afrontar, que debo ocultar mi amor, que somos imposibles, que el destino de las arreglo para alejarme de él y que no interesa cuanto quiera si estamos destinados a ser totalmente distantes.
Ya no quiero reventar mi cabeza con aquella realidad. Llegué a casa y golpeé a la puerta.
Mi madre abre y me abraza. Sus ojos estaban rojos al igual que sus mejillas.
- ¿Dónde has estado? - dijo ella alejándose un poco para ver mi rostro.
- No tiene importancia ¿Puedo pasar? - dije
Ella hizo un gesto indicando mi bienvenida. Mi padre salto del sofá secando sus lágrimas.
- Has vuelto - exclamó.
Asistí y deje caer mi mochila al piso.
Me senté en el sillón que hace poco habíamos comprado.
- He decidido ir -dije con la vista baja.
- Hija, perdón si nosotros fuimos algo duros al decirte que debíamos irnos - dijo mi madre sentándose a mi lado.
- No es eso. Me tomo por sorpresa, pero tengo que hacer lo que ustedes digan y si mudarnos es lo que dicen, está bien lo haré - dije con los ojos llenos de lágrimas.
- Hija... - dijo mi padre.
Pero no continuó porque me levanté derrepente y me fui a mi cuarto con mi mochila al hombro.
Cerré la puerta y tiré todo lo que estaba a mi paso.
Sabía que implicaba perderlo todo y comenzar de cero. Iniciar una nueva vida, era volver a empezar.
A mi edad los cambios eran malos, más si estos eran del tipo que estoy viviendo yo: mudanza.
Nueva casa, nuevo colegio, nuevos amigos, nuevos chicos. El problema es que aquí en mi corazón ya hay un chico, unos amigos,un colegio y una casa que no pueden ser reemplazados.
Yo estaba muy desconforme con la decisión, era el último año de colegio. No es que yo sea una dramática pero de tenerlo todo ahora nada lo tengo.
He perdido las energías, el apetito y la alegría. Todo se estaba llendo por la borda gracias al trabajo de mi padre.
No encontraba la calma, lloraba sin consuelo. Estaba en el piso a mi alrededor veía las cosas que yo misma había roto, encontré todo lo que había tirado. No me arrepiento pero tampoco me fue suficiente. La bronca y el dolor no se calmaban, ¿Cuál era el calmante para este dolor? ¿Eras tú Alex?
Intenté calmarlo con algo más que romper cosas, fue vaciando mi ropero. Tiré toda mi ropa al suelo desde la de verano hasta la de invierno. Todo estaba en el piso, continúe por un cuadro de una foto con mis padres.
Mi mamá estaba llamando a mi puerta cerrada con llave desde adentro grité:
- Déjame sola -
Yo lo estaba destruyendo todo, porque yo estaba destruida.
Me dejé caer una vez más en el piso y miré por la ventana. Sequé cada una de mis lágrimas y me calmé. Estaba volviendome una psicópata.
- Ya, cálmate. Intenta ver el lado positivo como siempre lo has hecho - me dije a mi misma.
Busque lo positivo, me levanté y me apoye sobre la pared. Respiré y gire la llave de la puerta.
Mis padres estaban llorando. Mi padre la abrazaba a mi madre, quien me mira y dijo:
- Me parte el alma quitártelo todo -
Admito que me duele verlos así.
- Ya, tranquilos. Todo estará bien, nosotros estaremos bien. Solo dolió un poco la noticia pero hay que ver lo positivo - dije ya sin lágrimas en el rostro.
Ya había tomado por hecho aquello de la mudanza. Cuanto más tiempo nos quedáramos aquí más dolor me causaría.
- Papá, mamá ¿Cuándo partimos? -
- En una semana - dijo mi papá.
Bien, en una semana debo tomar coraje y decirselo.

ESTÁS LEYENDO
Lo más inesperado
RandomEl camino es una sorpresa, el destino nos depara una nueva aventura a diario y jamás sabremos que es lo que el futuro nos prepara pero por eso hay que estar preparado para cualquier sorpresa...