Capítulo 10: Sombra en la oscuridad

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Si en mis ojos ves oscuridad, en mi camino verás sombras.


Anónimo


† † †



Definitivamente, los videojuegos eran lo mío. Nunca había tenido interés en esas máquinas con las que las personas perdían la noción del tiempo, pero jugar en compañía era muy divertido. Aunque creo que para Alex no fue tan divertido.


- ¿¡Cómo has podido derrotarme con los asquerosos IceClimbers!? - se quejaba Alex, después de darle una considerable paliza al videojuego de Eric, Super Smash Bros Brawl.


- ¿Asquerosos? Yo los he escogido porqué los encuentro adorables... - me justifiqué, sin saber como demonios le había podido ganar.


- ¿Adorables? ¡Adorables dice! ¡No tenías ni una posibilidad si yo jugaba con Meta Knight! ¡Es el mejor!


- Ya hemos visto lo equivocado que estabas. - se burló Veronica, disfrutando de ese momento.


Alex tiró el mando al sofá, revotando un poco, y con suerte sin sufrir ningún daño. Se puso las manos en la cabeza.


- Tienes un poco de mal perder Alex. - le soltó Jack.


- ¡Es que no lo entiendo! - siguió quejándose Alex.


- Suerte del principiante. - intenté relajar su temperamento.


Alex me miró fijamente con sus ojos verdes, frunciendo el ceño al mismo tiempo. Le aguanté la mirada, reflejando la mejor sonrisa para calmar los ánimos. Por un momento, pareció girar la cara para evitar mirarme, perdiendo así el duelo de miradas.


- Sí. Ha sido eso. - se sentó otra vez en el sofá, soplando y así relajándose.


- Bueno, chicos. - interrumpió Eric. - ¿queréis jugar a otra partida?


- No, mejor vamos ya al cementerio, hemos jugado bastante rato. - sugirió Veronica.


- Tienes razón. - apoyó Eric. - ¿Vamos?


Todos asentimos, ya que teníamos ganas de ver ese cementerio tan raro que decía Eric. Aprovechamos que en la casa habían espejos y decidimos maquillarnos allí en vez de al llegar al camposanto. Ya maquillados y con las flores puestas, salimos de la casa.



† † †



El suelo estaba bastante embarrado después de la lluvia de esa mañana. Mis pies se pegaban al suelo en cada paso, parecían una ventosa. Charlábamos con la misma diversión de siempre, con la única diferencia de que Eric no dejaba de mirarme de reojo, y yo huirle la mirada. No podía evitarlo. Él disimulaba bastante bien la tensión, participando en la conversación animadamente con su dulce sonrisa de siempre. Esa sonrisa, me causó melancolía.

Retrum 3: Labios de Ébano [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora