-¿Lauren?.- Mamá atravesó la puerta de vaivén entrando en la cocina en donde yo yacía tratando de no quemar la cena- Marcus está aquí. Quiere charlar contigo.
-¿Lo sabe?.- Enarqué una ceja limpiando mis manos con un trapo de cocina.
-No seas testaruda y ve allí para hablar con él.- Suspirando asentí derrotada antes de caminar en dirección a la sala.
Marcus aguardaba ocupando lugar sobre el sofá acomodando de vez en cuando su perfecta corbata de color azul rey. Siempre vestía de traje. Dejó de observar sus manos entrelazadas sobre su regazo al notar mi presencia y me regaló una cálida sonrisa al verme de pie en el umbral.
-Hola.- Saludé con una mueca en el rostro dando pasos lentos hacia él.
-Hey, veo que Justin te dejó un muy desagradable recuerdo.- Señaló mi rostro.
-¿Lo sabes todo no es así?.- Pregunté tomando asiento junto a él quien asintió.
-Así es. Pero me gustaría escuchar tu versión de la confusa historia.- Alzó ambas cejas- ¿Qué es lo qué pasa por tu cabeza en este mismo momento?
-Absolutamente nada. No hay otra versión porque todo lo que tu hijo te ha dicho es cierto.- Admití pidiéndole disculpas con la mirada- Soy una mierda como mejor amiga.
-No digas esas cosas. Cometiste un error, pero eso no significa que debamos vetarte por ello.- Murmuró apoyando una mano sobre mi hombro como si quisiese darme su comprensión- Ustedes dos son como hermanos, y los hermanos se perdonan.
-Dudo que pueda perdonarme. No lo culparía por no poder hacerlo y olvidar lo que pasó. Si yo estuviese en su lugar hubiese hecho mucho más que darle un par de puñetazos.
-Tardaste unos cuantos años en recuperarte de los ataques de ira. No creo que sea buena idea recrearlos ahora.- Asentí perdiendo mi mirada en la alfombra de la sala que de pronto me pareció muy interesante- Eres como una hija para mí y es por eso que quiero que todo esté bien entre ambos.
-No lo presionaré, no sé si podré verlo a la cara. Te agradezco que te preocupes, sabes que eres lo más cercano a un padre que he tenido desde los trece años.
-Ven aquí cabeza dura.- Rió antes de abrazarme dando unas cuantas palmadas en mi espalda- Te quiero.
-También te quiero viejo.- Bromeé.
-Hace algunos años no sabías cómo hablarle a una chica y ahora serás madre, eso sí es un gran cambio.
-¿Cómo....?.- Fruncí el ceño.
-Tu madre pero tranquila. Justin no se enterará por mi cuenta, tú debes decírselo Lauren.
-Lo sé.
-Esta será una gran aventura.- Dijo mientras palmeaba mi hombro.
-Ni que me lo digas.- Suspiré acomodando mi cabello- ¿Será difícil?
-Por supuesto, pero ¿Desde cuando eso es importante?. Puedes con eso y mucho más.- Me alentó restándole importancia- Sé que puedes mucho más.
De verdad espero que él tenga razón.
...
-¡No te vemos desde hace meses Karla, y vuelves a casa diciendo que estás esperando un bebé que no es de tu novio!.- La voz de mi padre resonó por toda la sala inundada por el calor de la chimenea.