-¿Estás lista?.- Pregunté mientras aguardábamos sentadas en la sala de espera- Creo que este es el momento de nerviosismo más grande que he experimentado.
-Sí. Y tan sólo es la segunda vez que estamos aquí, nos esperan muchas más.- Dijo dándome una media sonrisa sin dejar de jugar con sus dedos sobre su regazo.
-¿Qué.....quieres que sea?.- Pregunté con timidez esperando pacientemente su respuesta.
-No lo sé.
-¿Camila?.- Ambas nos giramos al mismo tiempo para observar a la enfermera- La Dra. Flynn está esperándote.- La castaña asintió y nos dirigimos hasta la sala en la que habíamos estado hace unos días atrás.
-¡Buenos días! ¿Cómo se siente la futura madre?.- La energía de aquella mujer era demasiada pero de alguna u otra manera eso me inspiraba confianza.
-Ya no tengo mareos frecuentemente.- Respondió Camila mientras tomábamos asiento en las sillas frente a su escritorio.
-Bien eso es un gran avance, ¿Cómo vas con la alimentación? ¿Estás preocupándote de que coma lo necesario?.- La segunda pregunta fue dirigida a mí y me limité a asentir repetidas veces- Están haciendo todo esto excelente chicas. Las felicito.
-Gracias.
-Ahora pasaremos a la parte más importante de este control. El sexo del bebé.- Murmuró emocionada, incluso más que nosotras- A menos de que quieran esperar hasta que salgas de cuentas Camila.
-O no. Queremos que sea ahora.- Aseguró la morena buscando mi mirada para que diera mi aprobación.
-Si por favor.- Respondí sin poder esconder mi evidente emoción. El mismo procedimiento de la vez anterior se repitió y en pocos minutos ya estábamos observando a aquel lío de manchas en el monitor.
-Pues es....una niña.- Dijo luego de pasear el aparato con un sólo movimiento sobre el vientre de Camila- Felicidades.- El corazón se en estrujó en mi pecho y sentí las lágrimas de emoción quemar en las cuencas de mis ojos.
No pude apartar los ojos de aquellas pequeñas fotografías en blanco y negro de las cuales sólo podía distinguir una diminuta mancha en el centro, pero no importaba ya, porque yo tenía la certeza de que se trataba de mi hija. ¡Dios es todo un hecho! ¡Aquella pequeña marca es mi hija! No podía creerlo y Camila se reí de mi expresión sin poder ocultar su evidente emoción.
-¿Estás alucinando en este momento no es así?.- Preguntó la castaña mirándome de costado desde el asiento del conductor.
-Así es. Estoy estrangulando el volante ahora mismo, espero no le importe.- Me encogí de hombros dejando escapar todo el aire acumulado desde que habíamos dejado la sala.
-Yo estoy en una nube sin poder creer todo esto.- Dejó escapar una risita entre dientes arrugando ligeramente la nariz y llevando ambas manos a su pequeño vientre- Está aquí.
-Lo sé Camz. Es fantástico.- Murmuré maravillada por la enorme sonrisa que decoraba su rostro rebosante de alegría.
La morena había pasado el día anterior en casa y me ponía inquieta la idea de tener que dejar que se fuera de regreso al departamento de Dinah y Mani lejos de mí. Estoy consciente de que no es lo correcto por todo lo ocurrido con Justin y además por respeto a Rose, pero me es imposible no preocuparme e intentar cuidar de ellas todo el tiempo. El lazo era más fuerte que yo. Las emociones que revoloteaban por todo mi cuerpo se esfumaron en cuanto aparqué el coche frente a casa.
-Lauren....- Susurró Camila intentando detenerme pero ya había bajado del auto dando un fuerte portazo- ¡Lauren, espera!.- Sin escuchar cómo me llamaba busqué las llaves en mi chaqueta y me adentré en casa sintiendo inmediatamente en calor que irradiaba la chimenea.