Camila apareció con un pastel lleno de detalles en rosa y con una vela en forma de número uno en el centro. Me dio una rápida mirada que no logré comprender y luego puso el pastel sobre la mesa de madera justo frente a mí y a una bebé muy inquieta. Posicioné a Lizzie sobre mí regazo dejando ambas manos a los lados de su pequeño cuerpo mientras ella luchaba por llegar hasta el pastel con todas sus fuerzas. Desistió de aquella acción en cuanto todos comenzaron a cantar completamente alegres para ella y alzó su mirada en mi dirección como si intentase preguntarme qué sucedía.
Pero entonces su vista volvió a enfocarse en el llamativo pastel siendo fácilmente hipnotizada por la pequeña llama de fuego de la vela encendida.
-¡Feliz Cumpleaños Lizzie!
Todo estalló en aplausos mientras Camila se inclinaba para soplar la vela por mi hija quien daba torpes palmadas con sus regordetas manos imitando al resto de personas que la rodeaban. Me puse de pie con Lizzie entre mis brazos y ataque sus rosadas mejillas con mis besos escuchando como su contagiosa risa llenaba cada espacio del amplio jardín. Sus manos fueron a dar a mí rostro y apretó mis mejillas ligeramente.
-¡¿Quién quiere comer pastel?!.- Exclamó Dinah llamando la atención de muchos.
-No puedo creer que haya pasado un año.- Susurré mientras veía a mi hija con una sonrisa.
-Es increíble.- Dijo Camila mientras quitaba con su dedo un hilo de saliva que la niña había dejado caer.
-Lo siento.- Su mirada se encontró con la mía.
-No lo hagas. Estás aquí, y eso es lo que importa para mí y para ella.- Lizzie recargó su cabeza contra mi hombro- ¿Estás cansada mi amor?
-Ella no ya parado en todo el día. Quizás sea bueno que tome una siesta ¿No crees?
-¿Quieres dormir cariño?.- La pequeña soltó un bostezo en respuesta haciéndonos reír como bobas.
-Yo me encargó. Regresaré de inmediato.- Antes de que pudiese dar un paso su mano se enredó en mi brazo mientras se ponía de puntillas para besarme- Sí que extrañaba estar en casa.- Susurré sobre sus labios.
-Vamos date prisa.
Dándole un último beso caminé hasta el interior de la casa abriéndome paso hasta la antigua habitación de Camila, para cuando estuve al interior del cuarto mi hija estaba completamente dormida entre mis brazos. Cuanto había extrañado verla dormir mientras estaba fuera. La recosté sobre la cama asegurándome de rodearla de almohadas para evitar que rodase fuera de ésta.
¿Sobre protectora? Tan sólo un poco.
...
La fiesta había terminado y nosotras ya nos encontrábamos regresando a casa, bajé del coche dando la vuelta para coger a mi hija del asiento trasero. Lizzie agitó un poco sus brazos al verme pero aún así no soltó el león de peluche entre sus manos llevándoselo a la boca para llenarlo de saliva.
-Eres una babosa ¿Lo sabes?
-¡Na!.- Gritó tendiéndome al personaje de la famosa película de Disney.
-Sí, es Nala cariño.
Desabroche el cinturón de su sillita y la cargue en mis brazos mientras Camila tomaba el bolso de bebé desde el otro lado del auto. Me aseguré de sostener a Nala entre su cuerpo y el mío para evitar que cayese al suelo y me dispuse a seguir a mi esposa al interior del edificio.
-Buenas noches Gus.- El chico en la recepción nos sonrió.
-¡Pero si es la familia Jauregui!.- Exclamó con entusiasmo sacando un par de sonrisas por parte de Lizzie quien se escondió en mi cuello al verlo acercarse- Y aquí está mi novia.