Capítulo 16 | Furia

31 1 8
                                    

Una guadaña. Una barra de metal. Una ciudad santa en destrucción. Personas inestables. Personas sensatas. Una guerra en las calles. Un secuestro. Un Padre. Un hermano. Todo chocando entre sí.

Cesar es rápido, pese a su edad. Logra bloquear cada ataque que intento darle con Dark Matter. Se siente pesada cuando vuela hacia él. Escucho su respiración con una sonrisa estúpidamente aterradora cada vez que me bloquea. No lo había notado, pero sus dientes están más podridos de lo que aparentan, al igual que su alma.

—Yo sabía muy bien que vendrías —Me dice sonriente.

—No había razón para dudar —Me pongo en guardia, con ambas manos aferradas a mi arma—. Después de todo, tú me invitaste con ese video, ¿no es así?

—¿De verdad lo viste? En serio me esforcé en hacerlo muy bien. De hecho, creí que no llegaría hasta tu nave, en nuestro centro de sistemas casi no tenemos tantos conocimientos. Por suerte, tu nave se acercó tanto que logramos localizarla. Tu hermana... ni se diga, excelente actuación —Se ríe con sadismo.

Me hace enojar y me lanzo de nuevo. El filo de la guadaña choca con su barra cuando la pone frente a su rostro, el lugar donde quería que se clavara. Empiezo a empujar con toda mi fuerza, sosteniendo el bastón con ambas manos y apretando mis dientes con vigor.

—¿Dónde está? —Pongo mi mirada enfurecida en sus ojos dorados—. ¿¡Dónde está mi hermana!?

—Lo más probable es que este en el infierno siendo violada por un sinfín de demonios de Satán —Si mirada oscura y esa sonrisa espeluznante lo único que me da son ganas de vomitar y romperle cada maldito diente.

Sin separar las armas, hago hacer el filo deslizarse por el largo de la varilla de metal hacia su izquierda. Sus brazos también se mueven con su torso. La raspadura lanza pequeñas chispas y un rechinido agudo. Su cara se pone vulnerable. Suelto mi mano izquierda y lo lanzo contra su rostro, golpeándolo con el dorso de la mano. Su cuerpo se aparta un poco, mareado.

Arrojo el arma al suelo y me voy contra él. Lanzo mi puño derecho contra su cara y luego el izquierdo contra su abdomen. Lo hago retroceder en cada golpe, mientras lanzo gritos de coraje. Cada puñetazo, lleno de furia, con un instinto salvaje.

Logra recuperar su equilibrio y me dirige su barra hacia mi costado. Pienso rápido y la tomo con mi mano derecho. Mi antebrazo siente algo de molestia justo cuando se impacta en mi palma. Le doy una pequeña risa cuando veo su cara de sorpresa al ver su situación. Levanto mi rodilla izquierda de golpe, impactando justo en su barbilla.

Antes de que logre caer, arrojo mi pierna derecha justo en el medio de su abdomen, usando toda mi fuerza. Su cuerpo sale disparado al momento que saca un suspiro sofocante. Su espalda choca contra una pared. Se escucha el crujir de unas pequeñas grietas. Hasta que cae, con su rostro al suelo.

Parece que use mucho aire en ese ataque combinado. Mi respiración se hace profunda. Tengo que usar la boca también para tomar el oxígeno con polvo. Solo lo veo tendido, rendido y derrotado. No me interesa si sigue respirando o no, tengo que buscar a Lily. Vuelvo a tomar el arma y empiezo a caminar hacia el fondo del enorme salón. Solo unos pasos cuando siento una mano en mi hombro.

—Oye —Justo al voltear juro, por mi vida y mi reencarnación, que estoy viendo una silueta completamente negra y unas orbitas blancas donde van sus ojos. Algo propio de una historia de fantasmas—. ¿A dónde crees que vas?

Mi mejilla se deforma al sentir sus nudillos chocando con ferocidad. Mi pecho se comprime con una pierna impactando en el tórax tan duro que me hace caer. Al final recibo una patada directa en mi cara con unos zapatos brillantes y negros.

Tormenta escarlata Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora