PARTE X

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Roland corrió por los pasillos de la que alguna vez fue su escuela, mirando a cada lado para ver si daba con la figura escurridiza de Archer.

—¡Archer! —Le llamó entre corredores. Pero no obtuvo respuesta alguna. Su corazón corría a mil, pudo escuchar los pasos de alguien siguiéndole, pero no reparó en ello. No podía. —¡Archer!

—No debiste hacer eso. —Llegó la respuesta. Roland se detuvo en seco, su respiración en bocanadas.

—Archer —dijo viéndolo casi escondido cerca de un salón. —¿Por qué te has ido corriendo? Pensé...

—No debiste besarme.

—Creí que era lo que querías, te mirabas tan pequeño en el asiento. —Tomó un paso tentativo en su dirección. Notó que era Jazmín quien le seguía. Ella se detuvo a una sabia distancia. Escasamente era vista, pero podía oír todo sin perderse de lo bueno. —Archer yo...

Archer se quitó el saco y jaló de la corbata negra aflojándola. Se sentía atado en más de un sentido y aquel adorno en el cuello era como una soga. Por primera vez en su vida había sufrido de pánico escénico y no lo estaba tomando como debería.

—No quería que me besaras. Al parecer has perdido el toque para leerme. Si es que alguna vez lo tuviste.

—¿Vamos a empezar otra vez con eso? ¿A que me hables como un idiota sin filtro? —Roland se plantó frente a él, extendiendo sus manos para tomar el rostro de Archer entre ellas. Este se tensó. —¿Qué sucedió? Háblame y solucionemos esto de una buena vez.

Archer miró al piso. Su mandíbula estaba trabada. Sus ojos picaban. Roland acarició su mejilla, la línea de su pómulo. Mirado en la profundidad de esos ojos ambarinos. Un latido pasó y nada salió de sus labios. Suspirando, Roland se metió entre sus brazos. Su cabeza bajo su barbilla. Por mucho que Archer quisiese decir que no, su cuerpo respondió de todas maneras. Le envolvió estrechamente, al punto de casi cortarle la respiración.

—¿Por qué solo no me has creído cuando te dije sobre Lannie? Ella me besó realmente.

—Y estoy seguro de que tu la alejaste. —Roland se encogió de hombros, enterrando su nariz contra el hombro de Archer e inhalando avaricioso. —Te lo dije, tu no me harías algo así a mí.

Con un gruñido, Archer sepultó su nariz entre el cabello lacio de Roland, lo llevaba suelto y tan largo. Tomó hebras entre sus dedos.

—No, no lo haría. No pude... aunque quise. Joder, solo quería olvidarte por un segundo y no pude.

—No voy a fingir que me siento mal por eso.

—Lo quiero todo Roro, te quiero a ti. Estoy enamorado de ti. —Su voz fue un lamento. Él negó, sosteniendo a Roland con tanta necesidad que era casi palpable. Roland se removió entre sus brazos para mirarle a la cara, presintiendo que no querría perderse lo que se avecinaba. —Nunca me había pasado con nadie. Mi amor estuvo a la espera por ti. Solo por ti. Y quizás... quizás debería ser capaz de esperarte. A que te entiendas.

Definitivamente no quería perderse tal declaración. Se acercó para rozar sus labios en una caricia suave.

—Yo...

—Lo que pasó frente a tus padres solo prueba lo contrario. —Archer le cortó lo que seguro sería una vuelta de declaración. Una respuesta que aún no llegaba del todo. —No estás listo y peor, estás asustado. He estado a tu lado por seis meses esperando que esto se convierta en más y no sucedió. No voy a esperar más. No puedo. Te quiero ahora. Quiero llamarte mío y que todos lo sepan. Tomar tu mano en la calle, besarte frente a mis amigos... Solo te quiero. Y por eso no puedo...

Y entonces Archer se enamoró #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora