PARTE XV

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Conforme las semanas transcurrieron, el clima cambió. Así como los ánimos de todos. Del estrés de las pruebas finales, se pasó a la calma cansada previa al termino de todo.

Roland, con más tiempo libre del que se había dado cuenta jamás, recorrió el campus sin excusas bajo el brazo. Ya no buscaba a Archer, ya no quería verle. O eso se decía. Pues cuando la única clase que compartían comenzó a ser solo un asiento vacío constante, él entendió la indirecta.

Se había acabado definitivamente.

Encontró que el patio era un punto que recibía a todos, sin excepciones y se apoderó de un bajo roble donde cada día pasaba el tiempo estudiando. Si se concentraba en ello, podía hacer un gran trabajo y lo estaba haciendo así. Corría cada mañana junto a su hermano, estudiaba entre clases y estaba barajando la posibilidad de encontrar un trabajo de media tarde ahora que tenía horas disponibles que consumir tras la universidad. Lo que en un principio era su plan para olvidar a Archer, se convirtió en una rutina que le despejaba la mente. Y aunque el corazón aún no estaba a bordo de ella y el olvido, esperaba que se pasase con el termino de clases.

—¿Qué tiene ese árbol que le gusta tanto? —Archer comentó en voz alta.

—Lo estás haciendo otra vez. —David dijo frente a él. —Dijiste que dejarías de pensar en voz alta. Aunque, bueno, también dijiste que dejarías de espiar a Roland y aquí estamos. ¿Podemos, siquiera, estudiar un poco? Este examen recuperativo que me falta es brutal.

Refunfuñando y sin apartar sus ojos de la figura que presentaba Roland ensimismado en un libro al otro lado del patio, Archer se movió hasta sentarse al lado de David.

—Te he explicado los ejercicios más de seis veces y no consigo nada. ¿No has pensado en mejor enredarte con la maestra y conseguir una nota sucia? Quizás te dé un aprobado si te esmeras.

El chico lo fulminó con la mirada.

—No eres ni la mitad de lo gracioso que crees que eres. Ahora, si tan solo me miras por un segundo, puede que entienda algo. Tu boca dice las palabras, pero toda tu atención está en tu ex.

Eso hizo a Archer mirarle.

—No es mi ex, te lo dije, no fuimos novios. —Había amargura en sus palabras. David alzó una ceja.

—Y veo lo mucho que te duele. Ahora, enséñame.

Archer hizo su mejor esfuerzo.

Roland había perdido peso. Llevaban dos meses separados, uno desde la última vez que había cruzado palabra y Roland se veía distinto.

—Quizás sean las capas de ropa que le hacen ver más pequeño —dijo inclinando un poco la cabeza.

—¡Dios, eres insufrible! —David le arrebató el texto de estudio de un tirón. —Tuve tu concentración como por dos minutos. Eres peor que un niño de preescolar. Ya deja al tipo en paz, parece hacerlo bien sin ti. Adelantaste tus trabajos con Martz solo para no verlo más, ¿Cuál es tu punto?

—¿Cuál es el tuyo? —Archer se cruzó de brazos. —Creí que lo detestabas.

—No lo detesto. —Fue el turno de Archer de alzar sus cejas con incredulidad. David se rio viendo en la dirección que su amigo. —Solo no entendía tu fascinación con él. Era el juguete de paso y le tratabas como la reliquia de la familia. Incomprensible para mí.

—Nunca he tratado a nadie como juguete —Se defendió Archer. —En especial no a ti.

—Oh, pero claro que lo hacías, era como un yoyo. Hoy te quiero, mañana ya no. ¿A que el Karma es una perra?

Y entonces Archer se enamoró #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora