PARTE XX

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Roland llegó a la fiesta de inicio del año con los nervios vibrando justo debajo de la piel. La casa era la misma que el año pasado, pero a diferencia de aquel, nadie le estaba esperando.

—¿Cómo funciona esto? —preguntó Adam, el chico de primero a quien había invitado.

—Eres nuevo y te he invitado a una fiesta que está reservada para mayores. Es un privilegio —respondió devolviendo las palabras que él mismo había recibido. Una sonrisa vino hasta sus labios con el recuerdo. —Que te la pases bien. Yo pretendo hacerlo.

Sí, aquella era la misma fiesta del año pasado, pero él no era el mismo.

Roland se dirigió al interior del lugar, en donde sabía que estaría el desarrollo de la fiesta en sí. En efecto, al llegar al salón se encontró con los chicos de cursos mayores ya sumidos en un juego de beber. Había una pequeña pelotita de ping pong siendo lanzada a vasos con licor.

—¿Puedo unirme? —consultó.

Cameron, el organizador y dueño de casa le sonrió reconociéndolo.

—Hey, Roland, no pensé que vendrías. —Fue a su encuentro, tomándole por el cuello y posicionándolo entre dos chicos que ya se tambaleaban.

—Bueno, ahora ya soy de segundo. No necesito una invitación formal. —Cameron se rio y le entregó un vaso.

—Toda la razón, listillo. ¡Archer, que alguien traiga a Archer, su amigo está aquí!

Roland se bebió el contenido del vaso de golpe. No tenía la menor idea de lo que contenía, pero era amargo y quemó todo el camino bajando por su garganta. Sus ojos se llenaron de lagrimillas, solo para abrirlos y ver a Archer sentado frente a él con rostro estoico.

—¡Hola! —gritó en su dirección. Archer le saludó con un gesto de la cabeza. Alguien le alcanzó un segundo vaso y Roland hizo con él lo mismo que con el primero y quemó como aquel también. —¡He traído a un chico, a Adam! ¡Estoy devolviéndole el favor que me hiciste el año pasado al colarle aquí!

—¡Que considerado de tu parte! —Archer dijo de vuelta.

—Silencio todo el mundo —Cameron indicó que bajaran la música. —Es hora de entrar en calor, de modo que... redoble de tambores, por favor —Hizo una pausa dramática para justamente dicho efecto. —¡Siete minutos en el paraíso, chicos!

Hubo un coro de gritos, exclamaciones ebrias y risillas tontas.

Roland miró a Archer, para notar que este no había dejado de verle.

—¿Juegas? —preguntó mojándose los labios. Archer bajó sus ojos hasta su boca brillante, su cuello al hablar y luego de vuelta a sus ojos, tragando.

—Por supuesto, yo puedo. ¿Qué me dices de ti? ¿No se molestará tu novio? —Sus ojos se estrecharon como si hubiese dicho algo malo. —Estoy ebrio, ignórame.

Roland conocía el rostro de un Archer ebrio, el primer beso que habían compartido fue en aquel estado y el de ahora nada tenía que ver con aquel.

Archer no estaba ebrio, él estaba celoso.

—No sabes...

—¿Qué cosa?

Las luces fueron apagadas y la música fue puesta al máximo. Un par de chicos aparecieron con bandas de colores en sus manos y las entregaron por parejas.

—Aquí, aquí —cantó Cameron dándole una roja a Roland y otra azul a Archer. —Tienen que formar parejas con aquellos que tengan las bandanas de su color. ¡Vayan todos ahora, el juego ha comenzado! ¡Tienen un par de segundos, cuando las luces vuelvan, las parejas irán a los cuartos!

Roland sintió que le empujaban por todos lados.

La gente emocionada comenzó a correr y se toqueteaban entre ellos. Alejó un par de inconfundibles manos femeninas que se dirigieron a su rostro y otras mas toscas que le tomaron por la cintura. Se movió lo mejor que pudo entrecerrando los ojos, dirigiéndose hacia los rincones iluminados por la luz del exterior.

—¡Lo siento! —Un chico chocó con él. No, no un chico, Adam. —¡Roland, eres tú! —Le tocó el rostro para asegurarse. —¡Me han metido a este juego! —dijo levantando su bandana azul.

Roland se la arrebató.

—Justo lo que necesito, —dijo entregándole a cambio la suya roja. —¡Gracias Adam! —Y se alejó antes de que el chico notase en qué dirección.

Se escabulló por otro par de segundos, lejos de todo y todos.

—¡Cinco segundos! —Cameron dio aviso. —¡Cinco... cuatro... tres...! —Roland se movió a su punto de inicio y se dejó caer al piso. —¡Dos... uno! —Las luces se encendieron. Roland quedó entre un mar de pies, pero como había deseado, justo a su lado encontró una raída convers negra. Se aferró a ella con su vida.

—¡Qué demonios...!

—Roland, Archer, bandanas arriba —Se rio Cameron negando. —¡Ambos son azules, perfecto! ¡Tenemos nuestra primera pareja, vamos al cuarto chicos!

Roland se negó a ver la mirada sorprendida de Archer.

Ahora comenzaba aquello por lo que había ido a aquel lugar.




Ya sé que todos quieren el cierre... ¡Y se los daré hoy mismo! ¡Ya está! ¡Entramos en la recta final! 

Me la paso en grande leyendo sus comentarios. Los debates de quién está bien y quién está mal.

#TEAMARCHER 

#TEAMROLAND

¡HAGAN SUS APUESTAS!

Y entonces Archer se enamoró #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora