Capítulo 18

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(Luna)

Lo que me faltaba, quedarme encerrada con él. Prefiero el cuarto de la limpieza, al menos tenía de compañero a Roky. Mucho mejor que el orco.

Intenté abrir la puerta de nuevo con la esperanza de que (mágicamente) me dejase escapar.

-¿Qué ocurre? ¿Tú no te ibas?

Observé a la persona (o cosa) que acababa de hablar. El muy egocéntrico se había apoyado en la pared como un galán de telenovela barata, cruzando los brazos y con una sonrisa macabra dibujada en el rostro.

-No, es que prefiero quedarme a pasar tiempo contigo.

-Ya lo sabía, se te nota en la mirada.

-Es verdad... ¿En qué te has basado para pensar eso? ¿En las miradas asesinas que te envío? ¿En el caso que te hago? ¿En lo poco que me importas?

-Exactamente, en todo eso.-dirigió sus pasos hacia mi persona.- ¿Quieres que hablemos de lo poco que me importas tú?

-Algo debo importarte si me has pedido ayuda.

-Porque no tenía opción. Créeme que si tuviera otra forma de salir adelante no estaría hablando contigo.

-Entonces arréglatelas sin mí, idiota.

Frunció el ceño tras fulminarme con la miradas.

-No te soporto, y menos cuando abres la boca.

-Igualmente, cuando dicen que estas más guapo callado es mentira. Sigues siendo igual de feo pero al menos no se te escucha.

Su cara se puso roja de golpe, como consecuencia, dibujé una sonrisa ganadora en mi rostro.

Que se fastidie por decirme eso. ¿¡Quién se ha creído!? Encima que le voy a hacer el favor porque su prima me lo ha pedido.

-¡Mira niñata! ¡Vuelve a insultarme y te...!

-Imbécil.

No iba a esperar de brazos cruzados hasta que llegara la amenaza. Si me hubiera dicho que le insultase me habría callado, simplemente por llevarle la contraria.

Su boca parecía una puerta de garaje estropeada, se abría y cerraba constantemente, pero nunca salían palabras por ella.

Unos arañazos en la puerta me sobresaltaron.

-¿Qué ha sido eso?-pregunté más para mí misma que para el bicho.

Orco que parecía querer ahorcarme con lo primero que pillase.

Me agaché hasta abajo, que era el lugar de donde provenía el ruido, al otro lado de la puerta. Un ladrido agudo provocó que abriera los ojos.

¿¡Qué hacia aquí Roky!?

Sin pensarlo, observé a Matteo asustado y comprobé que me miraba de la misma manera. Se acercó corriendo a la puerta e imitó mi acción.

-¡Lárgate de aquí perro!

Roky ladró con más fuerza, creo que se ha indignado.

-¡No le digas eso!

-¿¡Qué más da!? ¡¡Es una bola de pelos!!

-¡Pues ya tiene más corazón que tú!-su mirada se clavó en mi persona.

La verdad es que era algo molesto que me mirase así. El cachorro de Gastón compartía mi opinión (o al menos eso quería creer, era más divertido pensar que estaba de mi lado) y comenzó a ladrar más fuerte.

"Amor Fingido" (Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora