Capítulo 46

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(Matteo)

Prácticamente estaba siendo arrastrado por el atolondrado del cordobés. Desde atrás me iba "guiando" (concepto de él mismo por no decir que me estaba empujando) hacía los camerines.

No sé por qué mis pies me obligaban a no caminar al ritmo de mi amigo.

Estaba...

¿Asustado? Claro que sí.

¿Emocionado? Ese lo podía sentir en cada parte de mi cuerpo. No podía concentrar palabra alguna.

Caminábamos ya un poco más despacio, pues habíamos pasado la zona pública. Vi como Gastón les decía algunas cosas a algunos hombres de trajes negros. "Seguramente son los de seguridad" murmure para mí.
Gastón se abrió paso, y me invitó a pasar. Entramos por un pasadizo largo, allí veía a mucha gente con ropas brillantes de distinto estilo. Habían varones y mujeres por doquier. Iban y venían del pasadillo. Mientras que en cada paso y girada de cabeza que daba, leía en los carteles de cada puerta varios nombres. Reconocí a varias estrellas del momento.

Iba a preguntarle algo a Gastón, pero no pude. La mayoría de bailarines, directores, y representantes que pasaba al lado de nosotros, saludaba al cordobés. Incluyendo a fans de uno de estos artistas, reconocían a Gastón y le pedían que se tomara fotos con ellos. Desde selfies hasta fotos en donde solo ellos aparecían. Pues yo era el conejilo de indias que Gastón usaba para no quedar mal y tomarles foto.

Me sentía fuera de lugar.

Pero veía a Gastón que se la pasaba tan bien que no dije nada. Después de todo lo que le estaba ocurriendo a Gastón era todo lo que yo quería cuándo de peque me emocionaba el pensar ser un cantante.

Es un sueño que también anhelaba poder cumplir y yo lo sabía.

Aunque les mentía a medio mundo con el no gustarme para nada el canto, mentira que solo Gastón y Simón sabían era falsa, e iba mucho más que eso. Las palabras algo desalentadoras de mi padre con el querer darme a mi el mando de las empresas que dirigían él y mi madre, algo que llamaban sus abuelos, "tradición familiar" y aparte, el sumar que no podía expresarme y problemas de comunicación de pequeño gracias a las constantes viajes que realizabamos por el mundo, me habían convertido en alguien tan solitario e introvertido. Y eso lo había reflejado también con mis padres. El ser hijo único me hacía no tener el valor suficiente de decirles que no quería tener nada que ver con sus empresas. El no decirles que me hacían mucha falta cuando en las noches tenía miedo y a pesar de ir a su habitación no los encontraba.

Todo empeoró incluso cuando mis primos vinieron a convivir conmigo... pues fueron las primeras veces en que recibía castigos incluso por cosas que no hacía. Y aún así me volví a acostumbrar a las noches sin "los buenas noches de papá" ó a los besos de mamá.

Me estaba convirtiendo en un ser que caía en el más profundo hoyo, con oscuridad plena. Y sin vuelta atrás.

Nunca pude expresar lo que sentía, lo que pensaba o lo que quería.

Pero cuando ya me había querido acostumbrar a esa vida monótona que tenía, apareció Violetta a cambiarlo todo.

La luz al final del camino. O más bien un golpe a la realidad.

"Amor Fingido" (Lutteo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora