Dos

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Ya estaba entrando el invierno y Annie lo sabia. Antes de salir de ese pequeño departamento que compartía con sus amigas a las orillas de París, ella se puso el abrigo más cálido y un lindo gorro con orejas de gato, unos guantes de lana, y un par de botas que la hacían lista para salir a la cafetería donde trabajaba, esa hermosa cafetería que recibía a miles de personas, principalmente a turistas que iban a visitar ese hermoso monumento de aquel país, a ella le encantaba atender  esas meses que estaban en la gran terraza de la cafetería pues a lo lejos se veía la torre más icónica de Francia, más en invierno que se cubría de nieve y para ella parecía de cristal.

En definitiva Annie amaba esa época,  por que todas las mañanas de invierno durante los tres años que ella llevaba ahí, aparecía ese chico en una de las mesas de la terraza, que, una vez entrando la primavera desaparecía de su vida quedando en un hermoso recuerdo que se cubría con la nieve.

Pero ese año iba a ser diferente, durante doce meses ella había reunido el valor de acercarse a su mesa y preguntarle su nombre.

Nate estacionó su auto  frente a  la cafetería que era parte de su vida, desde el primer día de esa época hasta el final, la frecuentaba con Alice todas las mañanas de invierno, en espacial esa cafetería que tanto le gustaba a ella, ella creía que ahí servían el mejor café de invierno y las más deliciosas tazas de chocolate caliente que alguien pudiera probar y su mesa favorita que le daba la mejor vista de la ciudad.

— Annie mesa cinco — Le dijo  Marcia rápidamente llevando una charola a la cocina.

Annie apretó los labios con fuerza conteniendo la respiración.

— Dios — Se dijo así misma caminando lentamente hacia la mesa.

Era invierno y ya tenia ese clima frío que te quemaba el rostro y te dejaba las mejillas enrojecidas junto con la punta de la nariz, ese invierno que traía copos de nieve y junto con ellos a él.

— Ho... Ho-la — Dijo temblando por los nervios más que por el frío.

Nate estaba sentado justo en la silla que tenía la mejor vista de la capital, a lo lejos se veía la torre Eiffel entre una ligera capa de niebla, su mirada estaba perdida entre la niebla mientras sus ojos verdes se cristalizaban con cada minuto que transcurría.

— Hola — Repitió Annie.

Nate giró la cabeza hacia la otra silla, sólo estaba el recuerdo que llenaba ese vacío.

— Vas a ordenar? — Preguntó nerviosa.

Entonces Nate la miró.

Annie no era exactamente una chica muy llamativa, sin duda quien la veía no quedaba impresionado, era una chica muy delgada y pequeña, su rostro de rasgos comunes la convertían en una más, su piel era muy blanca que parecía enferma, pero cuando sonreía, bueno, eso la hacia diferente y especial.

— Oh, pues — Dijo al fin Nate — Un chocolate caliente con una rebanada de pastel de chocolate.

Annie asintió con la cabeza.

No era necesario que ella apuntara la orden, todos los días de invierno Nate iba a ese lugar, se sentaba en la misma mesa y ordenaba lo mismo, chocolate caliente y pastel, algo que nunca se iba a comer pero que le hacia sentir a Alice cerca, sentada a su lado bebiendo ese chocolate mientras se le hacían bigotes de leche, él sonreía y al verla  la besaba para después terminar con el pastel en el rostro.

Eso era Alice, tan fresca y alegre como las mañanas de la primavera, pero hacían que su invierno fuera más cálido.

Annie colocó la taza de chocolate caliente y la rebanada de pastel frente a él, Nate la miró y casi en un susurro le dijo “ Gracias” se quitó el abrigo que llevaba puesto quedándose sólo con un suéter negro que se veía que no lo cubrían del frío.

París en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora