- ¿Anoche a qué hora llegaste? - Le preguntó su tía sirviéndole lecheEran las siete de la mañana e inexplicablemente Nate tenía un poco de apetito.
- No muy tarde - Respondió.
- Te veo pálido, ¿Estás bien?
- Sí.
- ¿Paso algo con Annie?
- No - Respondió el no muy convencido.
Su tía dejo los platos y fue a la barra para sentarse en el banco junto a él.
- Hablemos.
- No quiero hablar.
- Te pasa algo más.
- No, no pude dormir en toda la noche, estoy cansado, es todo.
- Me preocupas.
- Estoy bien - Sonrió - Ahora voy a salir.
- Deberías dormir.
- No tengo sueño, desayunaré a fuera.
- Cuídate.
- Gracias.
- Te quiero.
Él sonrió.
- Yo también te quiero, tía.
Los miércoles eran 2x1 en la cafetería, sólo habían siete meseras que trabajaban en ese lugar de 7am a 5pm de lunes a domingo, 2 chicas descansaban por día, ese día sus amigas, entonces sólo habían 5 meseras que los miércoles no se daban abasto, soportar el "Annie mesa 7... mesa 5... liquida la cuenta...lleva la orden" sin olvidar a los niños gritando, ella era feliz haciendo eso, pero su sueldo no iba con su esfuerzo, era un lugar con muchos clientes, nunca estaba vacía, pero el 95% de las personas que atendía le dejaban centavos, el otro 4% no le dejaban nada y el 1% restante sólo le dejaba un gracias, solo lula le dejaba buenas propinas, pero ella iba una vez por semana y a veces a ella no le tocaba verla.
- Annie, mesa 11 - Le dijo Caro, una de sus compañeras que salía de la cocina con una orden.
- Espero una orden - Respondió cansada.
Caro se encogió de hombros.
Annie llevó la orden de la 6, tomó la de la mesa 11, la dejo, encontró 10 segundos para descansar, se sentó en la barra de los prostres, la noche anterior no pudo dormir y esos 2x1 le demandaban mucho.
- Annie, mesa 5 - Le volvió a decir Caro.
Annie pese a su cansancio se levantó arrastrando los pies, con libreta y pluma en mano, forzando una sonrisa e intentando seguir con su tono amigable, se acercó a la mesa.
- Su orden por favor - Dijo.
- Un café sin crema y sin azúcar, por favor - Dijo Nate bajando el menú de postres.
Annie lo miró, se intentó mostrar fuerte pero su corazón se aceleró al verlo.
- Ahora se lo traigo, joven.
- Espero que esta vez sí este caliente - Sonrió.
- ¿Quién toma café a las 2 de la tarde? - Preguntó molesta.
- Yo, y te aseguro que muchas personas en el mundo lo hacen, eres una grosera, es por eso que decidí mejor desayunar en mi casa.
- Eres un idiota - Le dijo, pero en realidad era una expresión frustrada de la noche anterior.
- Posiblemente, pero... - pausó unos segundos y discretamente se llevó una mano al pecho.
- ¿Te sientes bien? - Le preguntó ella preocupada.
- Estaré mejor si me abrazas.
- No, que tal si te robo la cartera con ese abrazo, ya ves uno que es interesada - Dijo sarcástica.
- Por dios Annie - Suspiró - No seas rencorosa, actué mal, pero lo siento.
- ¿Por qué todos los hombres creen que con un estúpido lo siento pueden arreglar todo?
- Si te digo que creo que soy un poco bipolar ¿Arreglaría algo?
- No es mi problema.
- Oh, claro que lo es, ahora estamos juntos y mis problemas son tuyos y los tuyos son míos.
Annie sonrió.
- ¿Cuántas veces más?
Nate sonrió y se levantó de la silla tomándole las muñecas, Annie había cedido.
- Ninguna.
- ¿Me lo juras?
- Lo intentaré.
- No, no quiero que lo intentes, quiero que lo cumplas.
- No me presiones - sonrió.
Nate miro a su alrededor, las personas seguían en lo suyo, nadie los miraba, la tomó de las mejillas y la besó.
- Te quiero - Le dijo ella, fue lo más cercano que pudo decir del te amo, ella no sabía cómo iba a reaccionar él ante un te amo, lo amó desde el primer momento, pero ella no sabía si el sentía lo mismo - Demasiado, Nate - Lo abrazo recargándose en su pecho, él la abrazó con fuerza besando su frente, Annie era muy pequeña a comparación de Nate y muy delgada para esos enormes brazos - En verdad te quiero.
- Annie, aun sigues trabajando - Le gritó caro.
Se separaron de golpe y se miraron sonrientes.
- Voy a trabajar - Le dijo - Por cierto - Dijo sacando una hoja doblada de su mandil - Toma.
- Qué es?
- Es una lista de cosas que debemos hacer en París.
- Bien - Sonrió él - La leeré mientras te espero.
- Sí?
- Te espero.
- Salgo a las 5, ¿Qué harás en 3 horas?
- Esperarte.
- Te aburrirás.
- No si te veré, y lo haré
- ¿Me quieres?
- Te esperaré 3 horas, ¿No te es suficiente?
Annie sonrió, se sentía mucho más aliviada, lo tenía a él ahora sí.
- Entonces ahora te traigo el café.
- Gracias, por cierto, Annie.
- ¿Sí?
- Te ves muy linda hoy.
- Gracias - Respondió apenada.
Annie tenía 3 horas para dar lo mejor de ella, demostrarle a Nate que amaba su trabajo y que lo hacía de la mejor manera, a Nate le gustaba, en 3 horas él no le quitaba la vista ni un segundo, cada paso que daba, a cada mesa que iba Nate no podía dejar de mirarla, eso la ponía nerviosa, las cosas le temblaban en las manos, casi las tiraba, Nate lo notaba que reía discretamente poniendo a Annie aún más nerviosa, a las 4:55pm Nate pidió que le liquidaran la cuenta, dejo una buena propina, se levantó para ir en busca de Annie, al estar fuera de la cafetería, Nate la abrazó y la besó como nuca, eso a ella le encantaba, Nate se estaba comportando muy cariñoso y amable, Nate estaba sintiendo algo fuerte por ella.
- Te invito a mi casa a cenar - Le dijo besándole el cuello.
Ella se hizo a un lado y lo miró.
- No - Respondió - ¿Olvidas lo de la otra vez?, tu padre me odia, no quiero perderte.
- No lo harás - La besó - Y mi padre salió de viaje de negocios, no está en la casa.
- ¿SegurO? - Sí.
- Bueno, siendo así, sí.
Nate la cargó y le dio un par de vueltas, ella rió nerviosa sin dejar de mirar sus ojos verdes, Annie estaba más que enamorada de él.
- Andando entonces - Dijo él tomándola de la mano.
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París en invierno
RomanceNate odia todas las estaciones del año, en especias el invierno, no por ser la época del año más fría, sino porque pensaba que la gente se unía falsamente, gastaban en obsequios caros que iban a terminar pagando el resto del año, muchos turistas par...