Diez

9 2 3
                                    

Annie y Nate pasaron al pequeño departamento donde ella y sus amigas vivían,  una sala y comedor,  al fondo una pequeña cocina que era dividida por un muro y una barra, un pequeño pasillo que llevaba a una recamara y un baño,  quizá la habitación de Nate era más grande pero ese era el hogar de Annie y a él  le gustaba.

Las amigas de Annie habían salido,  así que ambos entraron sin prisa para quedarse sentados en el sofá uno al lado del otro sin decir nada en lo más mínimo.

— Oye — Dijo Annie nerviosa — Voy... Voy al baño — Concluyó al fin.

Annie se levantó pero Nate la sujetó de la cintura y la sentó en sus piernas, ella se quedó paralizada ante ese sorprendente hecho que no esperaba nunca, Nate enrojeció, no supo que decir, ¿Cómo se zafaba de su sus impulsos inesperados?, no tenía ninguna excusa en mente para disculparse, así que sólo le quedaba… Besarla, claro que no pensaba hacerlo, iba a ser algo impropio y poco amable de su parte, ella era una chica muy linda y él no se podía aprovechar de eso, pero, ¿Sí ella también lo quería?, anterior mente ella lo había hecho, él se molestó por eso… Pero ella sí lo quería, pero también Annie podía reaccionar como él en el pasado, ¿Qué hacía?, soltarla e irse le parecía razonable.

— Nate — Susurró ella nerviosa — Yo…

Nate impactó sus labios contra los de ella haciéndola temblar y corresponder a la vez, Annie se abrazó a él para no dejarlo huir tan pronto, ya nada era inevitable.

—  ¿Tú? — Preguntó él al separarse.

Los ojos verdes de Nate la enamoraban, de cerca eran más brillosos que de lejos, para Nate ella era más linda cara a cara, labios sobre labios.

— No sé — Le respondió ella.

Nate sonrió y la volvió a besar.

— Yo tampoco sé que pasará — Le susurró al oído — ¿Qué quieres que pase?

— Tú… ¿Tú qué quieres que pase?

Nate la miró fijamente, en esos bellos ojos verdes se reflejaba el deseo, él deseaba estar con ella, tocar la piel femenina, 4 años sin sentir la anatomía femenina bajo de él, quería sentir ese placer nuevamente, sabía todo eso, empezó una vida sexual a los 14 años, era muy apasionado al momento de la intimidad, le gustaba que todo se hiciera a su modo para hacerlo más placentero, le gustaba eso, siempre le gusto.

Nate acarició uno de los muslos de Annie por debajo de ese corto vestido, ella se tensó, a sus 22 años nunca pudo acostarse con un hombre, nadie la había acariciado de esa forma y nunca sintió lo que en esos momentos sentía, le gustó el cosquilleo y la descarga eléctrica que Nate le provocaba al acariciarle la entre pierna, estaba llena de miedo, pero también decida a probar lo que él le ofrecía.

— ¿Te gusta? — Le preguntó él sin dejar de acariciarla.

Ella asintió con la cabeza.

—  ¿Entonces? — Le volvió a preguntar él.

— Quiero estar contigo.

Nate la cargó y entre besos y caricias la llevó a la recamara, ese pequeño lugar donde descansaban sus amigas y ella, una litera y una cama individual, la individual era de ella, pequeña y con un par de almohadas, él la dejó caer sobre el colchón y se fue sobre ella, la acarició, la besó, la desvistió con rapidez y desesperación, ella intentaba hacer lo mismo pero sus manos nerviosas se lo impedían, él no iba a esperar más, se levantó de un brinco y se desvistió para después volver sobre ella, Annie lo recibió con tímidas caricias y apasionados besos, Nate la tomó de las caderas mientras ella lo sujetaba por los hombros para inclinarse un poco, era un momento muy importante, de suma importancia para ella, una escena que iba a cambiar su vida, si eso ocurría, Annie lo iba a ver de distinta forma.

París en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora