Veintiséis

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Era una hermosa mañana de primavera en la capital parisina, Nate y Annie se encontraban intimando en su cómoda cama, el padre de Nate les había obsequiado un departamento en la cuidad cerca de la emblemática torre y de la famosa cafetería  donde ella trabajaba.

8:20am.

Annie se encontraba arriba de Nate besándolo mientras él guiaba sus movimientos sosteniéndola por las caderas,  Annie se retorcía siguiendo el mandato de Nate mientras él  se movía suave de bajo de ella,  ambos estabas sincronizados,  tenían era corriente eléctrica  de pies a cabeza que les hacia sentir un inmenso placer que los unía,  Nate besaba sus pequeños pechos mientras Annie soltaba un pequeño gemido de placer al sentirlos duros,  Nate después  beso su cuello hasta llegar a su boca,  entre apasionados besos Annie susurraba "Te amo" de una manera tan dulce que él  respondía  con un "yo también " ella estaba enamorada de él  y el de ella,  una chica encantadora que lo había regresado a la vida.

— Nate — Gritó  ella en un jadeo — Oh,  cielos.  Nate — Volvió a gritar.

Nate se aferraba con fuerza a sus caderas mientras trenzas al instante que ella se detenía  de golpe al sentir ese calor punzante dentro de ella,  Annie mordió su labio inferior con fuerza mientras Nate terminaba en ella al instante que la hacia acabar,  acto seguido ambos soltaron un pequeño jemido de placer y los dejaba satisfechos con los cuerpos sudados.

— Amo cuando gritas mi nombre — Le dijo Na te intentando recuperar su respiración normal.

— Oh,  Nate — Dijo Annie apenada mientras se recostaba a su lado abrazándolo — Odio que me hagas gritar — Dijo ella en reproche.

— Significa que lo estoy haciendo bien  — Respondió  él con aires de grandeza.

— Y yo?  — Preguntó  ella tímida.

— Me encanta — Respondió acariciándole su desnuda espalda.

— Bueno, hay que darnos una ducha — Dijo ella poniéndose de pie para enredarse en las sabanas.

— vale,  ahora te alcanzo — Le dijo él sentándose en la cama.

— Está bien — Sonrió — Te amo.

— Yo también — Le devolvió la sonrisa.

Annie se dirigió al baño tarareando una dulce canción.

En cuanto ella cerró la puerta,  Nate de inmediato sacó  su teléfono del cajón del buró y lo lo encendió,  con ansias espero a que cargara todos los datos para meterse a los mensajes de texto al instante que empezaban a llegar.

Quiero verte.
              Recibido.

Dónde estás!?  Nate. Quiero hablar contigo.
                                                                        Recibido.

Tenemos mucho de que hablar,  hay muchas cosas que no quedaron claras entre nosotros.
                                                                            Recibido.

Lo siento, iré a casa de mi familia a desayunar.
Envido.

Irás con ella?
             Recibido. 

                                                                 Sabes que sí.
Enviado.

París en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora