Final & Epílogo.

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Lo siento mucho pero en sí, ésta historia ya estaba más muerta que nada. No saben lo difícil que es escribir algo así, y lo difícil que me fue escribir un final así cuando mi única inspiración la encuentro en h&l, y escribir esto. Lo siento, creo que es mierda y se siente muy vacío pero necesitaba terminar esto. Les amo a todos, muchísimas gracias por todo.

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HAZE STACHLER.

Londres nos había tratado bien. El viento era fresco y erizaba la piel. Louis caminaba a mi derecha, habíamos desayunado en un pequeño local cercano a nuestro hogar. Si, era nuestro hogar. A pesar de todo, éramos el y yo. Aunque en muchad ocadiones me he topado con mucha mierda alrededor y muchas dudas, misterios, como la manera en la que Harry y Louis se miran el uno al otro cada que de topan. No es rencor, es, algo diferente.

Más aquí estamos, llegando a casa después de una fresca y dulce mañana de disfrutar du compañía.
Nos adentramos en nuestro hogar, soltando nuestras pertenencias.

—Amor, tengo algo que mostrarte, ven. — acompaño a Louis sosteniendo su mano entre la mía a nuestra habitación. —Cierra los ojos.

Cubro mi visión com ambas manos antes de escuchar a Louis trastabillar y maldecir para después remover objetos y acercarse de nuevo.

—Abrelos — Louis se encontraba arrodillado a mis pies, con una pequeña sonrisa nerviosa, característicamente de lado, y su ojo izquierdo un poco más cerrado que el derecho, mirándome expectante. Ni siquiera podía respirar, maldita sea.
Toda mi piel estaba erizada y simplemente mi cuerpo estaba petrificado. Lagrimas mojaron la piel de mis mejillas.

—L-louis, y-yo. Maldita sea, sí. ¡Acepto! — Salté energicamente al momento que se ponía de pie, para después unir nuestros cuerpos en un cálido abrazo, me sostenía cual pieza de porcelana fina, me protegía de no caer y no podía alegrarme más de eso. Sus preciosos ojos marinos me observaban, destellando felicidad, y lo besé. Maldición, no podría alegrarme más de unirme en matrimonio con una persona maravillosa, cálida, alegre.

Era feliz. Unimos nuestros labios en un beso, lleno de tanto sentimientos, sus labios halando los mios, mis brazos al rededor de su cuello, sus manos tomando con firmeza mi cintura.
Finalmente seriamos marido y mujer.

EPILOGO.

La castaña dió una última vista al espejo frente a ella,  nerviosa, impaciente, era el día de su boda.
Su boda con Louis William Tomlinson. Aquel chico que había hecho su vida entera tomar un enorme vuelco. Más estaba feliz de que todo hubiera pasado.

Alisó la blanca prenda que cubría su cuerpo, una prenda hermosa. Un vestido largo, con un corsé de corazón, adornado con pequeños encajes color hueso, cuyi vestido se acompañaba de una falda esponjada, con una fina tela sobre esta. Sus pequeños pies cubiertos por unas zapatillas plateadas, con detalles blancos.

Su pelo recogido en un elegante moño, adornado con guías de víd doradas. Su rostro siendo estetizado por un suave maquillaje en tonos coral, y labios rosa salmón, y un delgado velo cubriendo su rosto.

La puerta de la pequeña habitación en la que se encontraba se abrió, dejando ver a su tía Ale — Cariño, es hora. — con esas pocas palabras su corazón se aceleró, casi haciéndola sudar.
Siguió a su tía a través del angosto pasillo, llegando a unas bellas escaleras, que llevaban a la puerta trasera del lugar dónde celebraban su matrimonio.

Las puertas se abrieron, casi encandilandola debido a la luz del cálido exterior, anunciando el término de la primavera. Su tía se posicionó a su derecha, entrelazando sus brazos, encaminandola al altar. Al cruzar la amplia puerta de roble pudo divisar a su futuro compañero de vida quién vestía un traje negro con una camisa de fondo color hueso, y una corbata que combinaba con el color de sus iris, su pelo estilizado en un "rollo de canela". Aquel precioso ser miraba atentamente con una sonrisa enorme, mostrando su perfecta sonrisa a la chica que se aproximaba lentamente. En ese momento todo lo vivido pasó por su mente, y no pudo evitar emocionarse por todo aquello por vivir.

Cálidas gotas saladas humedecian las mejillas de la cadtaña. No podía creerlo, aquel precioso ser de ojos marinos la esperaba, para convertirla en su esposa, es su compañera pars toda la vida. El chico solo la observaba con una pequeña sonrisa. De esas preciosas que hacían sus mejillas hundirse, aquellas que amaba tanto.

Acompañada de su tía, llegó al altar, dónde ésta se despidió en lagrimas con un leve apreton en su brazo. La chica se posicionó a un lado de aquel apuesto caballero, mirandolo con ilusión y una enorme sonrisa por debajo del velo, el jóven desvió la mirada al padre después de unos segundos.

El padre comenzó aquel ritual santo, que era la comunión de sus almas, para siempre. Después del saludo y bienvenida, prosiguió con la liturgia dela palabra, dónde se le dió voz a las lecturas escogidas por los novios. Más tarde el padre prosiguió al consentimiento de los novios.

—¿Acepta usted, Louis William Tomlinson a la señorita Haze Stachler como su futura esposa? — la voz del padre resonó en el lugar aún siendo un espacio al aire libre, o tal vez sólo fue la presión de la chica, quién incluso podría escuchar los latidos de su corazón.

—Si, acepto. — la diminuta y un poco rasposa voz de Louis hizo a la chica sonreír.

—¿Acepta usted, Haze Stachler Sanz- — la voz del padre fue interrumpida por el estruendo de las pesadas puertas de roble abrirse violentamente seguido de pesadas pisadas demoler el césped.

—¡¿Por qué, Louis?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué a mi, hijo de puta?! — la desgarrada voz de Harry cortó el viento.

Pudo sentir la mano de su prometido tensarse alrededor de la suya. Al ver su pálido rostro no supo qué hacer.

—Mierda, Harry. Por favor, no. Retirate. —la voz temblorosa de Louis salió a duras penas.

—¡No, Louis! ¡No! ¡Respóndeme hijo de puta!. ¡¿Por qué me haces esto?! — su rostro rojizo, lleno de lagrimas mostrando el tormento que llevaba bajo la piel.

—Harry, hemos hablado de esto. — la voz casi destrozada de Louis fue suave, acercándose lentamente al chico que parecía haber estado al borde de la locura.

—¡Dijiste que no lo harías, Louis! ¡¿Por qué te cuesta tanto maldito trabajo aceptarlo?! ¡Acepta quién eres, cobarde! ¡Tú lo sabes, sabes la verdad! ¡Dile a todos en este jodido momento o lo haré yo! — Harry lucia alterado, estaba sufriendo. Sufriendo más de lo que parecía.

—H-harry y-yo. N-o, no l-

—Louis.. — el volumen de su voz había reducido considerablemente, más el sufrimiento seguía ahí— sabes que tu lugar está junto a mí. ¿Por qué te cuesta tanto aceptarlo, maldición? — acercó sus manos al rostro del más bajo, ahuecando su rostro al momento que cerraba sus ojos mientras su suave pero rota voz se interrumpió cuando él  desvaneció en llanto, provocando al trajeado a lagrimear de la misma manera. Ambos, seres vulnerables y destrozados. La castaña novia de blanco permaneció perpleja, inmóvil desde que aquello comenzó, aunque de alguna manera, ya lo sabía, pero seguía causandole un leve dolor en el pecho.

El más bajo, aún con los ojos cerrados, unió sua labios con el más alto, acercándolo un poco con sus pequeñas manos, halando a Harry por el cuello.

El más alto lo observó sonriendo al interrumpir el beso, tomó la mano de Louis, y se apresuró a salir por las grandes puertas de roble, que al final del día, vieron la comunión de dos almas, la celebración de la unión del amor.











FIN.

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2017 ⏰

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