-Oye, oye no me ignores.
-Te estamos hablando, oye tú.
-Yuju yuju.
-¡Hey!
-¡Cállense!
-No nos calles idiota, mejor explícanos una vez más ¿Por qué tenemos que acompañarte nosotros?
-Si, se supone que la decisión es completamente tuya ¿Nosotros que tenemos que ver?
-Mierda, ya dejen de hacer tantas jodidas preguntas, enserio me estas estresando.
-Bueno, perdón señor no les digo nada. -Hizo énfasis el rubio. -Pero no estaríamos haciendo tantas pinches preguntas pendejas si tan solo nos dijeras ¡A donde mierda vamos!
No respondí y seguí conduciendo hasta el centro comercial no faltaba mucho, pero con estos pobres idiotas el viaje se estaba haciendo malditamente eterno ¡Ya los estaba odiando! En cuanto llegamos al centro comercial, los tres bajamos del auto y comenzamos a caminar dentro de la plaza. Estaba nervioso, enserio que si.
Habían pasado dos años desde que fue la graduación de Frank y Mikey, estuve solo un par de semanas en Jersey antes de regresar a Los Ángeles, sinceramente no me imagine que esa simple visita haría que mis sentimientos por Frank volvieran a salir a flote, no creí que aquello fuera a suceder. En esas semanas salí demasiado con Frank, íbamos a comer, al cine incluso nuevamente fuimos a un parque de diversiones y enserio, enserio que nunca me la había pasado tan bien.
Extrañaba sentirme así, extrañaba sentirme libre y en cierto punto también extrañaba sentirme feliz, pues aunque con Bert las cosas iban bien, no era lo mismo, todo era tan formal y serio que hasta cierto punto llegaba a aburrirme. Por eso fue que, cuando regrese a Los Ángeles decidí terminar mi compromiso con él, sabia que no era justo pues Bert había hecho mucho por mi, pero yo simplemente no podía estar con alguien tan serio como él. Cuando le dije el porque de mi decisión pareció tomarlo de la mejor manera, no puedo decir que hasta el día de hoy somos amigos porque la verdad es que no. No podría ser amigo de mi ex prometido, seria demasiado incomodo.
-Mierda ¿Es enserio? -Pregunto el frentón. -¿Enserio vas hacer esto?
-Soy un yerno orgulloso. -Respondió Mikey. -Y también un hermano orgulloso.
-Ya cállense y mejor entremos, antes de que me arrepienta de haberlos traído conmigo.
No dijeron más y entraron detrás de mi a esa joyería. Hoy en la noche daría un paso importante en mi relación con Frank. Le iba a pedir matrimonio, teníamos al menos tres años de novios creo que ya era hora de que ese enano llevara mi apellido, ya hora de que Frank fuera mío legalmente. En el mostrador frente a nosotros había varios tipos de anillos, unos grandes, pequeños y otros rayaban en lo exagerado con piedras preciosas y muy caras.
-Bienvenidos caballeros ¿En que puedo ayudarles?
-Mi hermano viene buscando un anillo de compromiso. -Hablo por mi Mikey. -¿Tiene algo lindo, sofisticado pero que no sea tan exagerado?
-Mikey... -Hablo el frentón. -¿Como que no exagerado? Se merece lo mejor, Frank se merece algo bastante genial.
-Chicos. -Levante mi mano, más estos ni se inmutaron en mi. -¡Chicos! -Grite provocando que las tres personas brincaran del susto. -El anillo lo voy a comprar yo, Frank lo usara y por obviedad tiene que ser algo lindo. -Mire a Mikey quien asintió. -Pero no caro, porque a él no le gusta lo exagerado. -Ahora al frentón quien solo viro lo ojos. -¿Tiene algo así? -Le pregunte al hombre frente a mi.-
-Creo que tengo lo mejor para ese chico Frank.
Se fue a la parte trasera del local dejándonos en completo silencio, Brendon había comenzado a ver los anillos del estante a su derecha mientras que Mikey jugaba con su celular, creo que yo era el único nervioso.
¿Qué tal si me dice que no?
No exageres, Frank te quiere mucho, es obvio que va aceptar.
Minutos después llego el hombre con una pequeña cajita de color negro, la dejo frente a nosotros y la abrió dejándonos ver solo tres simples anillos. El primero era de oro, tenia un piedra incrustada en medio de este, se veía lindo pero creo que llamaba algo la atención. El segundo era de plata, brillante la piedrita que llevaba en medio era un jade y aunque era precioso no me gusto tanto como el ultimo. Ese era de oro blanco, simple y sin muchos detalles, la piedra que tenia era un zafiro. Con cuidado lo tome admirándolo con más cuidado.
-Este aniño le encantara. -Fue lo único que dije mirando al hombre quien solo asintió.-
En una mano llevaba el pequeño ramo de flores rojas que había comprado saliendo de la oficina, mientras que en la otra mano llevaba una caja de pizza, y entre mi brazo y mi pecho llevaba la botella de vino tinto. Seria una buena noche. Le había llamado a Frank diciendo que el día de hoy no cocinara, que hoy cenaríamos al estilo de las películas 0americanas. Pizza. El anillo iba en medio de la pizza, la idea era esta. Frank abría la caja dispuesto a tomar el primer pedazo pero vería como algo brillaba entre esta y lo tomaría preguntando que era, ahí es donde yo le pedía que se casara conmigo.
En cuanto abrí la puerta, un tierno Frank me recibió con un adorable beso en los labios. sonreímos como imbéciles. Le entregue las rosas y entramos bien al departamento. Deje la botella de vino y la caja de pizza sobre la mesita que había en la cocina, solo le di la espalda unos minutos cuando escuche como soltaba un gritito y luego un golpe en seco. Rápidamente me di la vuelta para ver que había pasado.
Frank se desmayo, en su mano derecha tenia el anillo.
-Te me adelantaste Frankie.
Con cuidado lo tome en brazos y lo lleve hasta la sala para recostarlo sobre el enorme sofá, pero antes le quite el anillo y se lo coloque en su dedo anular. Fui al baño por un poco de algodón y alcohol para tratar de reanimarlo un poco.
-Frankie, cariño. -Dije en voz baja. -Vamos amor, ya despierta. -Comenzó a moverse y abrir sus ojos de forma lenta hasta que por fin estuvo completamente despierto. -Hola.
-H-hola ¿Qué paso?
-Te desmayaste.
-¿Por qué?
-Porque viste el anillo de compromiso. -Respondí de lo más natural, él solo abrió sus ojos como platos. -Y antes de que digas algo, si amor, si estoy pidiéndote que te cases conmigo. -Tome su mano, donde se presumía ese bonito anillo. -Frank Anthony Thomas Iero ¿Aceptarías casarte con este pobre idiota que solo sabe amarte como un maldito loco?
Sus ojitos rápidamente se llenaron de lagrimas, no me respondió pero si se lanzo a mis brazos, besándome repetidas veces mientras susurraba débiles si.
-Te amo Gee.
-También te amo Frankie, más de lo que puedo demostrarte.