Como ya era costumbre hoy saldría con Jared, nos habíamos hecho buenos amigos. Si, amigos, o bueno al menos así lo denominaba yo. Él no había mencionado algo más es por eso que yo siempre lo presentaba como amigo mío y no como mi pretendiente o como mi novio. Creo que aún no estamos en esas condiciones.
Estaba terminando de arreglarme cuando el timbre sonó, por un momento creí que seria Leto pero ambos habíamos quedado en que nos veríamos en el centro comercial. No le di importancia y seguí arreglándome, escuche algunas voces en la planta baja, entre ellas la de mi madre y luego el silencio.
¿Debería llevar una chaqueta? Realmente no esperaba que regresáramos tan tarde del lugar a donde iríamos.
Alguien abrió la puerta de mi habitación sorprendiéndome un poco, por un momento creí que seria Donna o Mikey, pero ninguno de ellos dos era. Sonreía como un maldito modelo de Vogue. Ahí parado, en el umbral de la puerta estaba Jared, llevaba puesto unos pantalones de mezclilla que se adherían perfecto a sus piernas, una simple playera blanca, chaqueta de cuero negro y sus botas. Se veía bastante bien. Sonreí como idiota. No hicieron falta palabras, tome mi celular y cartera dispuesto a salir de mi habitación, antes de si quiera comenzar a caminar hasta las escaleras, me detuvo.
Me tomo de mi cintura y me dio un beso, no era uno exagerado. Era lento y suave, no había prisa de nada. Inmediatamente correspondí el beso, rodee su cuello con mis brazos, dejando mis manos sobre su nuca acariciando un poco de su sedoso cabello. Cuando el aire se hizo indispensable nos separamos, no pude evitar sonreí, Jared hizo lo mismo. Dirigí mi mirada hacia las escaleras.
Mierda.
