Capítulo O4.|Demasiada importancia|

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"Justin"

La simplicidad en su voz hizo que me sintiera culpable, ella estaba realmente segura de lo que quería, pude sentir los nervios recorriendo su cuerpo, a pesar de eso no evito repetir nuevamente su petición.

– Mátame ¿Qué no es lo que quieres? – no podía ver sus ojos pero estaba seguro de que la presión en ellos estaba punto de estallar.

– No.- dije levantándome de la posición incómoda en la que estaba.

Me aleje sin dejar que volviera a contestar, entonces me di cuenta de que lo que hacía era estúpido, aparentaba ser una mala persona cuando en realidad me duele. No es algo en específico, no puedo tener sentimientos que dañen mi trabajo. Pero esta era la primera vez que sucedía algo igual. No lo hice, no reaccione como debería.
Tenía que contestar e intimidarla pero no pude hacerlo, me detuvo la sola presencia del temor en mi rostro, quería simplemente dejar de oírla y decir lo que tenía que decir, pero mis labios se quedaron pasmados, no pude, no quería hacer nada que la lastimara. El horrible pasado, ese que me había tomado tanto tiempo olvidar, estaba volviendo. Pude ver la figura de aquella chica mientras que se reflejaba en la de mi madre.

"Flashback"

– Cariño, tienes que salir antes de que él llegue. – escuche la delicada voz de mi madre mientras que me empujaba hacía la puerta.

Tan solo tenía seis años y estaba a punto de ver como la mujer que me dio la vida se vendía para conseguir un poco de comida. No importaba la inocencia que había en mí, sabía muy bien lo que estaba sucediendo. Mi casa llena de hombres con dinero y ella siempre cansada.
La poca distinción que podía tener era la puerta cerrarse enfrente de mí, siempre detrás de un hombre que me miraba de mala gana; y no podía evitar hacerlo. Golpeaba el fierro desgastado con toda la fuerza que podía tener, pero no lograba hacer gran cosa. Las ideas que tenía para alejarme de ahí rápidamente se esfumaban en el momento en que caía el anochecer. Mis pequeñas manos no podían hacer mucho para levantarme por mi mismo, cada vez que recibía un golpe de niños mayores, cada vez que se burlaban de mí por la ropa que llevaba o porque simplemente no tenía los mismos juguetes que todos los de mi calle.

La última vez que pude llegar a respirar el aire sin sentir algo de culpa, fue un día antes de mí cumpleaños. La emoción me recorría el cuerpo deseando poder pasar unas cuantas horas al lado de mi madre, la busque por todas partes, salí de la casa y corrí por toda la calle esperando ver a alguien que me diera señal de ella.

Pase más de tres horas sentado en la banqueta, el sueño me estaba ganando así que entre de nuevo y dormí, espere con ansias que la mañana llegara. Estaba casi seguro de que despertaría y estaríamos juntos como de costumbre.

Levante mi rostro que estaba debajo de las sabanas, mi cabello cubría parte de mi cara y mis piernas dolían después de la caminata de ayer. Me deshice de todo lo que estaba enfrente para poder pasar. Ojala no lo hubiera hecho, mi cara se quedó plegada de lágrimas al ver el cuerpo de mi madre lleno de sangre, ella me miraba desde la esquina del comedor mientras que trataba de sostenerse sin conseguirlo. No pude hacer nada, solo camine hacia donde estaba, rogando por que no sucediera nada malo.

– Mi niño. – susurro limpiando su mano para acariciar mi rostro. – Prométeme que estarás bien sin mí.

– Pero mami…

– Nada cariño, necesito que lo hagas. – respondió antes de dejar que su cabeza cayera al suelo.

El golpe que se escuchó después de que ella dejara de respirar lleno mi cabeza de punzadas, ese hombre que estaba detrás de mí reía sin parar. Examine su cuerpo enorme delante y entonces lo vi. Eso me aseguraba que él la había asesinado.
Mis puños viajaron desde el suelo hasta sus rodillas, la ira incontrolable se apodero de mi pequeño cuerpo, la fuerza de aquel tipo pudo más que yo. Sus enormes pies quedaron sobre mi rostro mientras que sus rodillas se incrustaban con fuerza dentro de mis costillas. Termine encima del sofá después de haber recibido una golpiza. No podía sentir mis piernas y mi caja torácica no me permitía moverme. Pero no me intereso, tenía que hacerlo y eso fue lo que hice.

Me arrastre hasta la cocina y tome un cuchillo, lo bastante afilado como para cortar el cuello de una persona. Ese asqueroso hombre estaba en el sofá recostado repleto de cervezas y cigarrillos a su alrededor, me pare frente a él, con la mirada penetrante en la persona que me quito lo que más amaba en este mundo y lo asesine…
Lo apuñale demasiadas veces, deje de contarlas cuando las gotas de sangre cayeron sobre mi cara, él no pudo hacer nada para defenderse, lo primero que corte fue su cuello para que dejara de hablar y reírse de mi mami. Lo último que vi antes de salir fue su cuerpo tirado sobre el suelo. Mis pies tocaron la acera mientras que mi pecho se llenaba de aire, estaba libre. Corrí cuando escuche el grito de las personas dentro de mi casa, no me quedo más remedio que huir, no quería terminar en la cárcel.

Y entonces me vi sin nadie que me ayudara, completamente solo, sin un peso…Quería simplemente llorar, soltar todo el llanto que fue remplazado por el coraje y la rabia, me vi obligado a pedir dinero en las calles, rogaba por una pedazo de pan y tenía que esconderme para poder dormir en la bancas del parque.
Hasta que llegó el momento en que mi desesperación y hambre pudo más que mi decencia, robe un par de bolsas de pan de la tienda que me quedaba cerca. Estuve a punto de perder mi libertad por tan solo quince malditos dólares. Fue entonces cuando él llego a mi vida. El hombre más generoso que había conocido, el cual se convertiría en mi peor pesadilla en un par de años, Grecori Mayer mejor conocido como el maestro de toda la mafia. Me convertí nada más que en su aprendiz, en el chico que soportaría millones de golpes e insultos solo por un poco de comida y un lugar donde dormir. Pero no todo acabo ahí, quería que yo fuera su espejo, necesitaba de mí para poder conseguir dinero. Yo le debía demasiado así que tuve que hacer que mi sangre se convirtiera en las más fría del mundo, que mis manos volvieran a asesinar algo de lo cual no me sentía orgulloso.

"Fin del flashback"

– ¿Estas bien? – escuche las voz de Nathan, otro de los discípulos del gran Grecori.

– Si, solo estaba recordando.

– Bien, porque tenemos que hacer eso. – contesto, tenía las navajas sobre sus manos y algunas cuerdas enredadas en sus brazos.

– No de nuevo, ella ésta bien así. No ha hecho nada malo. – trate de defender a la chica, la necesidad de mantenerla a salvo me recorrió.

– Lo siento, tenemos que hacerlo.

– Yo lo haré. – respondí tomando todos los utensilios.

Realmente no iba hacerle nada, solo necesitaba asegurarme que no se dieran cuenta, creó que lo mejor será que tome distancia, ella no puede importarme. ¡NO PUEDE!

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Gracias por losvotoslindas, y simeregalaranuncomentarioseriaaunmejor <3 De nuevogracias por leerminovela :)

Stockholm syndrome (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora