Capítulo 21. |Cadena de mentiras|

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"______"

Aspire el aire contaminado e inherente que salía de los autos que recorrían la calle; cada uno de los susurros y respiraciones contra el plástico negro que mantenía aquella comunicación se sentía curiosa y desmedidamente incontrolable en la misma forma en la que mis sentidos ansiaban entrar dentro de la telefonía y arrancarle los labios a la persona que impidiera que mi pregunta fuera respondida.

– Espero, ahora lo checo. – anticipo la mujer al teléfono, apreté mi mandíbula fuertemente contra la bocina. Esperando la tardada respuesta.

Mire a la parte de atrás y divise a un par de doctores corriendo directamente hacia la caseta; no me podría poner más mal de lo que ya estaba. Esos pequeños puntos blancos lograrían detenerme con cualquiera calmante y no me encontraba dispuesta a ello.

– Podría apresurarse. – dije en casi un susurro. Mi pierna tembló contra el suelo como seis veces haciendo un ruido desesperante añadiendo el aire que hacía que las tuercas mal puestas de la puerta rechinaran como dientes recién lavados.

– Justin, Justin. – repitió en forma de lista. – Si, aquí esta. Fue hace seis días. – acertó indefinidamente. Colgué sin darle las gracias y salí del lugar, furiosa, decepcionada y estúpidamente desilusionada. Los muertos no regresan de la tumba ______, me repetía una y otra vez sin hacer caso a todos los pedidos de mi mente para regresar e investigar si su cuerpo había sido reconocido o simplemente se había ido a la fosa común.

– _____. – escuche la ligera voz de un hombre detrás de mi espalda. Analice el frente y se encontraba un gran camino por recorrer que mis piernas no aguantarían por más que quisiera.

– No, no puede ser. – me derrumbe en sus brazos, no me importo de quien se tratara, me colgué en su cuello y sin piedad llore sobre su hombro. Él intento sostenerme pero ambos caímos, nos quedamos en el suelo reposando abrazados. Aun no sabía de quien se trataba, pero realmente sentía una enorme fraternidad que era insuperable por cualquier ser humano.

– Justin, te amo. – susurre sin haber analizado antes. Sentí su mirada penetrando mi frente y entonces alce mi rostro para darme cuenta de que la anterior frase había sonado tan equivoca e incoherente, pero ¿Qué estoy diciendo?; yo soy más incoherente por pensar que estaba en un sueño, con la persona que amo.

– Lo siento, nena. Pero no sé quién es él. – se disculpó el chico de la enfermería, estaba segura de que había mencionado su nombre, pero no lo recordaba.

– No importa, ni siquiera yo lo sé. – respondía secando las lágrimas de mi rostro.

– ¿Entonces, por qué los amas? – pregunto acariciando mi cabello con suavidad. Me apreté más a su cuerpo e intente que no me soltara.
– Solo él lo puede entender.

– Pues es un hombre demasiado afortunado. Que daría yo, por tenerte en mi vida.

– Lo era. – le interrumpí. – Valla que lo era.
Solloce esperanzada a una nueva respuesta o pregunta, pero esta vez solo se dedicó a abrazarme, sin ninguna palabra de por medio ni excusa para saber más de mi pasado, el cual realmente quería olvidar a toda costa.

– Levántate, tienes que regresar a la cama. – dijo tratando de tomar la parte baja de mis brazos.

– No por favor, no quiero quedarme en este lugar. – le suplique alternando mis ojos de su mirada hacia el piso.

– De acuerdo, ven. – se levantó susurrando en mi oído. – Te llevare a mi casa.

Acepte sin rezongar, no me intereso si era un asesino en serie o si su intención era violarme, solo quería escapar de la realidad por un segundo. Subimos a un auto algo desgastado, bastante modesto para un chico que estudiaba enfermería en un hospital carísimo; me encontraba en el sillón de copiloto mientras que Bryan; si ese es su nombre, cambiaba la estación del radio.

Stockholm syndrome (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora