Capítulo 11. |Te amo|

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Quite la tierra lodosa que atascaba mis pies en el suelo, había recorrido ya muchos kilómetros, o al menos mis piernas acalambradas lo sentían como una enorme distancia. Los arboles inmensos lograban tener un rostro bastante horrible que se producía gracias a mis alucinaciones; tenía ganas de caer en una acolchonada cama y una almohada de plumas en donde recargar mi cabeza.

– Ya no puedo. – susurre entre dientes.

Mis parpados comenzaron a caerse después de unos cuantos minutos. Pude sentir como mi cuerpo se azotaba sobre las dolorosas ramas secas y tal vez hasta venenosas; me quede sobre el suelo respirando el aire contaminado de las fábricas que se encontraban cerca del bosque.

De un momento a otro, desperté. Mis sentidos habían dejado de funcionar correctamente, mis manos quedaron plegadas a la tierra. Mientras que los harapos que llevaba por ropa se desgarraron al instante en que quise levantarme. Sentí los fluidos de la saliva recorrer mi rostro al momento fallido de sostenerme en pie; todo en este momento me parece tan lento; sin total sentido y es justo ahora que me doy cuenta de la pérdida de tiempo que significa mi vida. Estos dieciocho años en los que pretendí ser una chica que no le interesaba nada, ni su figura, ni su cabello; nada que tuviera que ver con el aspecto físico. Me termino dejando como una simple basura en la que ningún chico se fijaría. Pero esta vez es distinto; la persona, la única persona que note que me quería, que se preocupaba por mí y que aparentemente me amaba; era también quien me utilizo, quien intentó matarme, quien deseaba conseguir dinero con mantenerme encerrada en un sótano. Y hasta ahora tomo en cuenta de que desde el primer momento en el que sentí su mirada, la sentí como algo especial. No solo era una mirada de deseo, era de algo más. De amor, lo pude percibir aunque nunca me lo dijo. Sabía lo que estaba sintiendo, porque era justamente lo mismo que yo sentía. Esa sensación extraña que me hacía querer llamarlo a gritos, que a pesar de que por su culpa estaba lejos de mi familia, quería que sus brazos me rodearan lentamente y me sostuvieran frente al gran abismo en el que estaba a punto de caer.

Imagine su rostro frente a mí, hablándome como si fuéramos personas comunes, en un día normal, sin dinero de por medio; y sin nada que pudiera separarnos.

– Buenos días bebé. – me sonrió mientras salía del baño semidesnudo, con una toalla sobre sus piernas.

– Amor. – añadí. – Contigo, los mejores.

– ¿De verdad? Porque todo el tiempo que paso a tu lado es tan no sé cómo... – contesto nervioso.

– Empalagoso. – dije entre dientes, en el momento que entrelazo sus dedos con los míos.

– No... – respondió. – Perfecto, jodidamente perfecto.

Justin tomo mi cintura mientras que se sentaba al otro lado de la cama. Acaricio mis mejillas lentamente antes de que sus labios golpearan mi frente; sonreí una y otra vez. En ese instante subí mis piernas sobre su regazo y ambos nos recargamos uno en el otro.

– ¿Qué? – pregunte curiosa mientras observaba sus ojos.

– Nada, solo que no entiendo ¿Cómo alguien como tú, puede estar con alguien como yo?

– Simple, porque eres el hombre más tierno, amable, cariñoso y guapo que he conocido. – sonreí nuevamente pero esta vez sobre sus labios húmedos.

– Me vas a sonrojar.

– Te ves tan hermoso rojito, así como una paleta de cereza. – conteste feliz.

– Tu paleta. – respondió, su mirada se volvió de dulce a pervertida e hizo que esta vez quien se sonrojara fuera yo.

Eso era lo que me encantaba de estar con él; pelear como si fuéramos niños, amarnos como si fuéramos esposos y gustarnos como si fuéramos adolescentes.

– Tengo que ir a bañarme. – antepuse
después de abrazarnos por un largo rato.

– No, así me gustas.

– ¿Sucia? – pregunte.

– Sí. – dijo contento. – Toda tú me encantas.

– Entonces, no te importara que me revolqué en el lodo y te bese. – le advertí.

– Por supuesto que no. – se levantó y salió corriendo al jardín trasero de nuestro apartamento.

Lo mire a través de la ventana mientras que sostenía su puño alzado sobre la tierra mojada. Se acercó y tomo un poco para derramarlo justo sobre su pecho y escribirse un gran “TE AMO”.

– Mira, no me importa estar sucio para ti, entonces tampoco me importara si tú lo estas. – grito en el momento que hacia señas para llamarme.

– No, no me manchare de tierra. – bromee.

– No seas mala. – comenzó a saltar sobre el pasto a forma de berrinche para lograr que saliera. Y funciono, me levante rápidamente para correr hacia él y caer sobre sus brazos; me sostuvo sobre su torso para besarme.

De un momento a otro, Justin dejo caer su cuerpo sobre el residuo de lodo en el piso. Mientras que seguía sobre él. Nos miramos desesperadamente y sonreímos al mismo tiempo, deseando desaparecer, sí. Pero juntos.

– ¿Me quieres? – pregunto esperanzado.

– No. – dije apenada. Su estado cambio radicalmente, sus ojos ahora reflejaban una inmensa tristeza. – Te amo.

– Te amo. – respondió. Levante mi mano para secar sus lágrimas.

(…)

El sonido de unos cuantos balazos me despertó de la hermosa ilusión; desperté de lo que se llama soñar despierta. Y esta vez, el sonido se reprodujo mil veces más en mi mente, haciéndome soltar un estruendoso grito que reventó mis tímpanos. El dolor que sentí dentro de mí me impulso a levantarme y salir corriendo.
Mis piernas tomaron camino de regreso de donde había salido; mi cerebro me daba vueltas pero aun así mis pies seguían corriendo. Todo dentro de mi pulsaba rápidamente con temor y acidez, ese ardor que me carcomía por dentro haciéndome pensar las peores cosas. Caí un par de veces incrustándome espinas en mis brazos, la sangre fluía dentro de mis venas haciendo efecto de la que estaba perdiendo; me vi extraviada unos minutos, al no recordar donde estaba la enorme y destrozada mansión. Pero mi mente recreo la imagen completa desde un plano, que me sirvió para seguir caminando, esta vez más lento, mientras que me sostenía de las ramas en los árboles que primeramente me hubieran producido miedo.
Me encontré con mi reflejo frente al lago, el agua tan cálida y superficial; me hizo caer frente a él. El agua helada se metió debajo de mi ropa produciendo calosfríos en todo mi cuerpo; intente luchar para que las garras imaginarias me soltaran y poder llegar con Justin, pero nada me funciono, esas garras se introdujeron en mi boca evitando que respirara, así que deje de luchar. Me hundí lentamente en el profundo lago, pero de un momento a otro me sentí más fuerte que nunca. Mis ojos dejaron de resbalarse y se abrieron por completo. Mi fuerza regreso y me levante completamente, elevando mis piernas para salir. Llegue al suelo y mis pulmones dejaron salir todo el residuo que pudo haber producido mi muerte, tome mi cuello apretándolo como señal de que me encontraba moribunda. Y antes de si quiera darme cuenta de que había dejado de agonizar, ya estaba corriendo nuevamente.

– Justin. – susurre. – ¿Dónde estás Justin?

Lo repetí una y otra vez, necesitaba una respuesta que me dijera que se encontraba bien. Me detuve para respirar mientras que ponía mis manos sobre mis rodillas y me inclinaba para tomar una gran bocanada de aire libre. La energía se estaba agotando hasta que me mis piernas dejaron de correr. Había llegado, estaba frente aquella mansión. Esta vez todo era diferente, estaba rodeada de patrullas de donde salían enormes policías con armas. Nadie se percató de mi presencia, pero me di cuenta de algo horrible.
Me acerque sigilosamente para ver más de cerca, y estaba en lo correcto. Una lágrima cayó sobre mi mejilla haciéndome soltar un pequeño sollozo, mire a mi futuro en el suelo. A quien había imaginado tirado en el lodo.

– Pero no de esta manera. – me culpe. – Ahora no puedes decirme te amo.

Golpee mi pecho mientras que corría hasta donde estaba su cuerpo, me manche de sangre en el momento que lo abrace.
– No, no puedes dejarme, no así Justin. – grite. La mirada escéptica de aquellos hombres me observaba, pero no me importo – Dijiste que estarías conmigo.

Lo sostuve cerca de mí y nunca lo solté…

Stockholm syndrome (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora