Capítulo 15. |Riesgo de muerte o desconfianza al amor|

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"_______"

Cerré la maltratada puerta detrás de Justin, comprimí mi espalda hacia la pared y me deje caer en tan solo un segundo. Apreté mis piernas contra el pecho y solloce encima de mis rodillas.

– No puedo. – susurre para mí.

Mire hacia todos lados después de escuchar un ligero golpe en el soporte de madera. Pero volví a la misma posición en solo unos segundos. Rasguñe mi piel para no tener que gritar, estaba sola; completamente sola. Justin me había dejado aquí, ninguna excusa era buena para explicar porque lo había hecho. Ninguna de las palabras que me dijera seria vana para explicar su despojo, nada terminaría con esta duda que me consume dentro de mis lágrimas y sollozos que no me dejan escapar. Agredí a policías por él, recorrí kilómetros con mis ojos a punto de caer de sueño por él; y me paga con el abandono. Salvarlo de la muerte no ha servido de nada si él mismo se pone en riesgo con sus supuestas peticiones de amor.
Todo estaba totalmente estropeado, justo en este instante, en el que me dijo que me amaba tenía que salir de aquí huyendo desesperado. Y no entiendo ¿Cómo es que alguien que es tan tierno puede convertirse en un monstruo? Mire los leves moretones en mis brazos y recordé lo conmocionada que estaba en ese momento, Justin estaba convertido en algo que ni siquiera yo conocía, pude ver lo curioso y ajustado a la verdad que se notaba en sus ojos. Y me di cuenta de que a pesar de todo, de todos los esfuerzos que cometí para que me viera como algo más que una simple chica ordinaria, a pesar de intentar ser parte de su mundo; para él sigue siendo más importante el dinero, si no lo fuera no se hubiera atrevido a tocarme por la tonta razón de mencionarle la alucinación de la que era preso con la fiebre. No se hubiera atrevido a gritar en mi cara y después de todo, después de los jaloneos y maltratos no me atreví a decir la verdad, no tuve el más mínimo valor para decirle todo lo que grito en ese sueño y declaración en la que me vi envuelta con solo un susurro. Todavía retumban en mis oídos las palabras, me siento mal porque al término de esa estúpida frase, aun lo seguía amando. Aún seguía con la necesidad de tenerlo cerca de mí, y nada me importo; la superioridad con la que lo dijo me lastimo pero no hizo necesario nada para terminar con el ligero toque de amor que aún sigo sintiendo por él.

“Ella nunca me importo, solo quiero el dinero de su rescate” Repetía una y otra vez mientras que secaba el sudor de su frente; y deduje que no tenía por qué ser yo. Hasta que el solo toque en sus labios de mi nombre hizo que mi corazón se achicharrara en el fuego de la mentira. Quería que despertara y reclamarle todo lo que hizo, reclamar todas sus mentiras, reclamar todos sus falsos “te amo” sus falsos abrazos y tórridas frases de amor que lo único que hicieron es matarme poco a poco. Y después de eso, su conciencia no tuvo ningún recuerdo y no le importo, no le intereso si lo que dijo era cierto, jamás creyó que su boca en un momento de enfermedad lo delataría frente a mí.

“_______, si te refieres a ella, te equivocas. Ella jamás me interesaría” Y no me di cuenta de nada, de que sus susurros podrían o no ser mentiras, que al final del plano acabarían con el rasgo de amor que mi corazón a resistido ante todo este mundo.

Deje caer mi nuca sobre la madera detrás de mí, para respirar con fuerza. El aire fluyo en mis pulmones detenidamente mientras que mis manos limpiaban las lágrimas derrabadas en mis mejillas. Mis parpados estaban en una época de lluvia y llegaron a tal punto en que aquellas pequeñas nubes en ellas se cansaron de sufrir, estaban secas y sin un tono de querer lloriquear frente a cualquier persona que me lastimara; ya no sería la tonta que se dejara de cualquiera que la amenace con palabras hirientes, ya no.

– No llores, preciosa. – intervino una voz retumbantemente fría. – Una mujer tan linda como tú no debería estar llorando.

Alce la mirada y penetre su rostro con mis ojos. – ¿Quién eres? – pregunte retrocediendo en un forma de gateo.

– Un viejo amigo de Justin. – menciono tocando mis piernas, me retorcí protuberante después de sentir sus dedos. Ese hombre no tenía un ojo y la manera en la que su único me miraba era espeluznante.

– ¿Qué quieres? Vete, lárgate de aquí. – grite levantándome del suelo. Pretendí escapar y me lo propuse, en cualquier momento saldría por esa puerta sana y salva.

– Solo quiero ayudar. – contesto amable ante una sonrisa algo sarcástica.

– Mientes. – susurre tratando de salir, sus manos se clavaron en mi cintura y me regresaron al mismo lugar, esta vez con mi pulso retumbando y mis piernas temblando de miedo.

– De hecho si lo hago. – respondió. – Vine a lastimar a Justin con lo que más le duele.

– Así ¿Con qué? – pregunte tontamente.

– Contigo.

¿Conmigo? Mejor habría de hacerlo con el dinero, creo que le dolería un poco más que yo, si hubiera un camino largo de rocas y enfrente de Justin dos senderos, en primera opción estoy yo, en segunda está el dinero y a pesar de todo, de los gritos ahogados que emito desde la esquina en la que me encuentro estoy segura de que él iría por esos papeles verdes y desgastados.

Trague la saliva en mi garganta y me supo tan amarga que escupí directo en el rostro de aquel hombre.

– Pero que señorita tan irrespetuosa. – espeto sosteniendo mi rostro con una sola mano mientras que mantenía mi espalda erguida con parte de la otra.

Intente soltarme pero ni con un millón de movimientos me librarían del tipo. Me apretó con sus músculos y enredo una soga en todo mi cuerpo. Me sentó nuevamente en el suelo.

– ¿Quieres esperar a tu querido novio o te mato de una buena vez? – me miro y paso su dedo sobre el filo de la navaja. Espero por mi respuesta. – Anda que no tengo todo el día.

Sostuve un respiro y pensé ¿En realidad es mi novio? ¿Enserio lo puedo considerar como ello? O solo me ve como alguien a quien puede aparentar amar, pero después de todo terminar rompiendo en mil pedazos.

– Como quieras. – susurre altanera. Me decidí a no verme vencida, por más temor que me imprimiera esa persona, la trataría de igual manera en la que él lo hiciera.

– ¿Disculpa? – añadió grosero. – Si es posible volver a repetir su petición a la princesa.

– Como se te dé la gana. – mencione eufórica.

– Si como lo escuchaste, puedes matarme cuando quieras ¿Crees que me importa? Pues no. – termine y espere a que mi plan diera resultado.

– ¿Sabes porque perdí este ojo? – pregunto cambiando repentinamente de tema.

– No y tampoco me interesa

– Fue Justin, fue ese maldito mocoso quien me dejo así y es mi turno de cobrármelo. – se acercó y paso de manera rápida el filo sobre mi rodilla dejando una abertura lo suficientemente grande.

– Y sí que eres valiente cobrándotela con una chica inocente. – dije adolorida. Me miro consternado y se alejó mientras sobaba su rostro con ambas manos.

– Con que más, a ese chico no le interesa nada más que tú. – suspiro molesto. – Si lo asesino que gano, nada. En cambio si te hago sufrir, lloras y gritas; estoy seguro de que al final cuando te asesine sufrirá tanto o más que yo.

– Entonces hazlo, termina conmigo; no importa lo tonto e inmaduro que te veas haciéndolo. – le asegure descontrolada.

– ¿Inmaduro? – aparto mi cabello del rostro y mastico un palillo de madera graznando justo en mi cara. – Alguien inmaduro haría esto.
Apretó mi cuello y levanto mi cuerpo completo aun unido con la soga.

– Si lo haría. – respondí lentamente, ahogando cada palabra dentro de mi boca. Intente separar mis labios y conseguir aire pero sus nudillos se incrustaron fuertemente en mi cogote impidiendo que mi nariz obtuviera el aire deseado. Mi vida paso por mis ojos en un rápido chasqueo, como fotos pegadas en un féretro.
Señale la puerta con la mirada mientras intentaba zafar mi mano. La distracción en el momento logro llamar la atención y el hombre giro su mirada hasta la madera desgastada de la entrada, lo mire un segundo y me prepare para clavar mi puño en su nariz. Levante mi brazo e hice que tomara camino, en un abrir y cerrar de ojos estaba en el suelo con ese tipo frente a mis pies.

Stockholm syndrome (Justin Bieber y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora