Capitulo Tres. Parte IV

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_____ se despertó al instante y permaneció muy rígida.

Incluso antes de que su mente le asegurara que todo iba bien, escuchó su voz, un apremiante susurro en la oscuridad.

Volviendo la cabeza en la almohada hasta ver la cuna recién comprada enfrente, _____ vio a Justin, con los brazos apoyados en la barandilla superior mirando a la niña dormida.

–Ahora me acuerdo de tu padre, pequeña -estaba diciendo con voz extrañamente tensa-. Hoy he visto sus archivos.

La niña gimió en sueños Justin le dio unas torpes palmadas. _____ sonrió en la oscuridad.

-Era un buen hombre tu papá – dijo–. Le concedieron una medalla de bronce al valor.

Estrella pateó las mantas y Justin se las alzó con cuidado.

_____ sintió una oleada de calidez. Quizá le hubiera juzgado mal. Quizá le importara más el bebé de lo que él mismo pensara.

La luz de la luna, filtrándose entre las cortinas, bañaba la habitación oscura con un reflejo fantasmal. En la tenue luz, Justin no era más que una sombra y sin embargo, se podía notar la tensión en todas las líneas de su cuerpo.

-Luchamos juntos, ¿sabes? –Suspiró pesadamente y sacudió la cabeza como perdido en los recuerdos-. Kevin evitó que hiciera el más completo de los ridículos en mi primera batalla. Y yo le salvé sus tripas de sargento cuando salió tras un general con más valor que cerebro.

_____ contuvo el aliento deseando decirle algo para que supiera que no estaba dormida. Pero al mismo tiempo, deseaba que continuara. Quería saber algo más acerca de él.

Se dijo a sí misma que era sólo porque estaba trabajando para él y porque viviría en su casa los siguientes tres meses.

Pero era algo más que eso y ella lo sabía.

De alguna manera, en las pasadas veinticuatro lloras, él había conseguido que se derritiera algo del hielo que le rodeaba a _____ el corazón. Del cómo y él por qué no estaba segura.

Quizá fuera la expresión de impotencia de su cara al mirar a Estrella. O quizá fuera lo que le provocaba con aquellos pantalones de deporte.

Frunció el ceño para sí misma disgustada ante el derrotero de sus pensamientos. _____ no quería preocuparse por ningún otro hombre. Ella ya había encontrado y perdido el amor de su vida. ¿De qué servía apostar por el segundo mejor?

-Tuviste un buen padre, Estrella -dijo Justin voz baja atrayendo la atención de _____ de nuevo-. Haré todo lo que pueda para que tengas a otro bueno -acarició con suavidad la cabeza del bebé–. Buenas noches, pequeña.

Había sido demasiado concederle el beneficio de la duda. Toda la calidez y sentimientos hacia él habían sido inútiles. Aparentemente, seguía teniendo toda la intención de buscar la forma de deshacerse de la niña.

_____ se mordió el labio inferior para no hablar. ¿Cómo podría sentirse atraída por un hombre que quería deshacerse de una niña confiada a su cuidado? Le siguió con la mirada hasta que desapareció. _____ apretó los dientes con frustración. No podía decir nada. Si lo hacía, él sabría que le había estado espiando.

-Y buenas noches a ti también, _____ -añadió con suavidad justo antes de cerrar la puerta a sus espaldas.

Ella se incorporó en la cama.

Maldito fuera. Había sabido todo el tiempo que estaba despierta. Debía estar riéndose de ella como un poseso en ese momento sabiendo lo que le había costado mantener la boca cerrada.

Bueno, pues no se reiría mucho más. Lo supiera él o no, le acababa de dar permiso para hacer algunos comentarios acerca de lo que le había dicho a Estella.
Con un rápido vistazo al bebé, ____ salió de la cama y se dirigió a la puerta. Se detuvo brevemente a agarrar la bata para ponérsela.

Si iban a hablar, se aseguraría que Justin se concentrara en lo que iba a decir. No en su ropa interior.

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