Un suave sonido de disgusto le despertó de un profundo sueño. Justin miró al techo intentando averiguar qué era lo que le había despertado.
_____ suspiró y se acurrucó más contra él. Con la cabeza en su pecho, su aliento era cálido como un susurro contra su piel. Justin sonrió en la oscuridad y atesoró aquel momento en su memoria. La sedosa textura de su piel y el calor de su cuerpo enroscado contra el de él. La sensual cortina de su pelo derramado por su brazo. Le gustaría estar sintiendo aquello dentro de cincuenta años.
Se detuvo asombrado ante aquella idea y la sonrisa se desvaneció de sus labios. Pero ya era demasiado tarde. Era como si su subconsciente ya hubiera aceptado que _____ y él estarían juntos para siempre.
Antes de poder enfrentarse a sus propios sentimientos, oyó otra vez el ruido que lo había despertado. Un débil y agudo grito que le rompió el corazón.
Estrella.
Bajó la vista hacia la mujer que dormía en sus brazos. No la despertaría. Se deslizó con cuidado de la cama, recogió la bata de la silla y se fue a la otra habitación.
Los reflejos de la luna penetraban en la oscuridad iluminando la cuna donde Estrella se removía agitada con la manta enroscada entre las piernas, Justin la miró durante un largo minuto. La niña se frotó los ojos con los puños y lanzó un grito de disgusto.
Justin le liberó de las mantas y la niña se dio la vuelta al instante, agarró su conejito y volvió a dormirse.
Sacudiendo la cabeza con suavidad, Justin comprendió lo indefensa que era aquella criatura.
Algo se le contrajo en el pecho amenazando con estrangularlo. Había tantas cosas en el mundo que todavía debía explorar: alegría, dolor, amor...
Agarrando el borde de la cuna, le acarició la mejilla y los ojos del conejito brillaron bajo la luz de la luna. ¿Quién hubiera pensado que Alba Butler tendría aquella debilidad por los bebés?
Sacudió la cabeza, se encogió de hombros y se rió en bajo.
-¿Y por qué debería sorprenderme? –susurró-. Mira lo que has conseguido hacer conmigo. Yo nunca quise niños, ¿sabes? –confesó–. Pero seguro que tú ya lo habías adivinado. Y eso no te detuvo. Seguiste ganándote mi corazón a fuerza de sonrisas. Igual que una mujer. Tiran por los suelos las defensas de un hombre hasta que ya no sabe lo que sería la vida sin ellas.
Sintió una punzada en el corazón. Aquella diminuta criatura se había convertido en una parte integral de su vida. Ya no podía concebir no verla dar sus primeros pasos o escuchar su primera palabra.
Tragó saliva y susurró de nuevo:
-No creas que yo soy ninguna panacea, Estrella. No sé nada de ser padre. Y probablemente cometa muchos errores. Pero te prometo que lo intentaré.
Metió la mano en la cuna y le acarició la cabeza con mucha suavidad.
Inspirando con fuerza añadió:
-Te quiero, Estrella. Créeme, estoy tan sorprendido como tú. No contaba con que pasara esto. Pero algo me habéis enseñado _____ y tú. Que la vida cambia cuando menos se lo espera uno. Y ahora no me puedo imaginar la mía sin vosotras dos. Pero te quiero, pequeña. Mi pequeña.
_____ se secó las lágrimas que le caían por las mejillas.
De pie en las sombras del comedor con una camisa de Justin, se quedó en el umbral de la puerta desde donde podía escucharle sin que la viera.
Desde allí le escuchó hacer promesas con una oleada de ternura. Se moría de ganas de acercarse a él, apoyar la cabeza contra su pecho y sentir sus brazos alrededor de ella.
Pero no se movió pensando en lo que había dicho de ella.
Que no se podía imaginar la vida sin ella.
¿Querría eso decir que también la amaba?
Sintió una oleada de pánico y se cruzó de brazos al sentir un escalofrío.
Aquello no podría funcionar. Sus propios miedos la derrotarían. Lo que quiera que hubiera entre ellos estaba abocado al fracaso. Eso lo había sabido desde el principio. Desde la primera vez que la había besado.
Otra lágrima se le derramó por el rabillo del ojo y la secó con rapidez.
No podría quedarse allí mucho más tiempo, se dijo a sí misma. No podía estar a su lado mientras hacía planes para el futuro de Estrella. Un futuro en el que _____ no tomaría parte.
Brevemente, imaginó los largos y solitarios años que se extendían por delante de ella. Se imaginó a la mujer sin cara que la sustituiría en la vida de Estrella.
¿Ocuparía aquella extraña su lugar con Justin también?
¿Se olvidarían él y Estrella de ella en cuanto se fuera?
Una fuerte punzada de dolor le atenazó ante la idea.
Pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Nada de nada, aparte de disfrutar del tiempo que le quedara con las dos personas que habían llegado a significar tanto para ella.
Inspirando varias veces, volvió a su habitación y se echó en la cama. Se quitó con desgana la camisa de camuflaje y se cubrió con la sábana. Si tenía suerte, para cuando él volviera, ya estaría dormida de nuevo.
''MAN DOWN EN MI PERFIL''
''MAN DOWN EN MI PERFIL''
''MAN DOWN EN MI PERFIL''
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Un regalo inesperado
Fiksi PenggemarEl capitán Justin Bieber había luchado en muchas batallas como oficial de la marina. Pero hacer de padre fue la misión más dura de todas. Cuando dejaron a un bebé en la puerta de su casa, Justin pidió refuerzos y la niñera _____, _____ apareció en s...