Justin entró en el apartamento y se detuvo a aspirar el delicioso aroma que provenía de la cocina.
Dios, cómo habían cambiado las cosas. Sólo unas semanas atrás, hubiera vuelto a un apartamento vacío a cenar algo calentado en el micro-ondas y quizá a ver un vídeo.
Las bendiciones domésticas. ¿Quién sabía que podían sentar tan bien?
Desde la cocina, le llegaron los torpes intentos de hablar de Estrella y el arrullo del canto de _____.
Sonriendo, tiró el sombrero a la mesa y empezó a cruzar la habitación. En la entrada, se paró en seco.
-Hola -saludo _____-. No te había oído entrar.
Asombrado, Justin la miró de arriba abajo. La transformación empezaba en su pelo. Se lo había cortado y ahora caía limpiamente sobre los hombros en una suave onda que tentaba a acariciarlo. Pero no se había quedado sólo en el corte de pelo. Llevaba una camiseta ajustada de color melocotón que le dejaba el vientre al aire y unos pantalones cortos de color pastel que se ajustaban a sus caderas y muslos como las manos de un amante, mostrando cada una de sus curvas con detallada precisión.
Sacudiendo la cabeza, Justin se frotó el cuello y exclamó con fervor: -¡Uau!
La sonrisa de _____ le produjo calidez.
-¿Cuál ha sido la ocasión para ir de compras?
-No ha habido ocasión. Pensé que ya era hora.
-Me parece muy bien.
–Bueno. Ahora has llegado a tiempo de poner la mesa.
Sonriendo, Justin se inclinó, besó a Estrella en la cabeza y se acercó al armario de los platos.
Justin no había apartado los ojos de ella en toda la cena. Si le hubieran preguntado que qué había comido, no habría podido decirlo.
Desde el momento en que la había visto con aquella ropa nueva, había sentido la esperanza renacer en él. Tenía que haber habido algún motivo para aquel cambio repentino. Quizá el deseo de una nueva vida.
Una vida con él.
-¿Hueles algo? -preguntó de repente _____ arrugando la nariz.
–¿Qué? –le costó un momento volver al presente. Olisqueó el aire y frunció el ceño. Definitivamente algo se estaba quemando-. ¿Dejaste alguna cazuela al fuego?
-No.
Pero _____ se levantó y se fue a comprobarlo. Sacudió la cabeza y volvió a mirarlo.
Justin se levantó aprisa y recorrió con rapidez el apartamento. Era extraño. El olor se hizo más fuerte cuando se acercó a la puerta de salida.
Entonces lo escuchó.
Un sonido estridente, ahogado, pero claro.
Reaccionando como una bala, gritó:
-¡La alarma de humo ha saltado! Hay fuego abajo -llegó a la cocina a rápidas zancadas y sacó a Estrella de la silla alta de comer. La niña gritó ante aquel brusco trato, pero no dedicó tiempo a calmarla.
Extraños sentimientos no olvidados lo asaltaron. Una mezcla de terror y calma, pánico y lógica. Como si estuviera de nuevo en el campo de batalla, se puso al mando planeando ya lo mejor para que sus tropas, ahora su familia, sobrevivieran.Perdón por la demora pero a mi mamá le ocurrio un problema y estaba con ella un buen rato, y después me vine a subir el capitulo
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Un regalo inesperado
FanficEl capitán Justin Bieber había luchado en muchas batallas como oficial de la marina. Pero hacer de padre fue la misión más dura de todas. Cuando dejaron a un bebé en la puerta de su casa, Justin pidió refuerzos y la niñera _____, _____ apareció en s...