Capitulo 26

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Me pregunto cuando llegara el día que realmente deje de sufrir al parecer a este mundo solo he venido a eso, a sufrir a nada más. No tenía ganas de hacer nada, ni de salir, ni de comer pero intentaba seguir adelante ya no era solo yo, había un pequeño dentro de mí que me necesitaba.

Christian no me ha dejado, ha estado a mi lado por estas dos semanas tan duras y en verdad se lo agradezco ahora era cuando más lo necesitaba y que no me haya dejado significa mucho para mí.

Estábamos en la casa de mi abuela, lo menos que deseaba era estar en la casa de mama eso me hacía mucho daño. Estaba sentada afuera de la casa viene el paisaje dejando que el viento cálido atraviese mi cuerpo.

Cristian sale de la casa y se sienta a lado mío, no decimos nada. De hecho no hemos hablado mucho el solo a cuidado de mí, me ha consolado y ha estado pendiente de mi pero hablar no es algo que hemos hechos.

-Hanna – giro mi rostro para verlo – me tengo que ir – no quería que se vaya.

-No te vayas – susurro – Nunca lo vas a olvidar ¿verdad?

- No – asiento tal vez este es el fin y debía a aceptarlo, no lo iba a retener a la fuerza – lo he intentado pero no puedo Hanna, cierro mis ojos y recuerdo tu engaño

- Yo no te – pero me callo ya no más, de que sirve esto, ya no da más – Gracias, por todo en verdad nunca te olvidare – giro mi rostro para ya no verlo.

-Te puedo pedir una cosa – me dice de repente.

-Dime – lo miro esperando que hable.

-Él bebe es mío o ¿no? – me cuestiona con dolor.

- Para que te lo digo si igual no me vas a creer – no quería discutir.

-Te voy a creer, por favor Hanna contesta – agarro su mano y la coloco sobre mi vientre aun plano.

- Si es tuyo, no tengo dudas que tú eres el padre – cierra sus ojos por un momento y luego los abre, no me cría lo veía en sus ojos él no me cría – No me crees verdad.

-¿Cómo puedes estar tan segura? – no contesto quería paz ya no más.

-No te voy a contestar, si no me crees vuelve cuando mi hijo haya nacido y lo comprobaras – suelto su mano y me pongo de pie – no importa lo que yo te diga nada va a cambiar así que creo lo mejor para los dos, que cada quien busque su camino y jamás te impediré que veas a mi hijo siempre lo podrás ver – limpio mi rostro - Gracias por todo Christian – sin decir nada más entro a la casa.

Era estúpido pero deseaba que me detuviera, que me abrazara por la espalda y que me tuviera que dijera que me ama, que todo va hacer como antes, a cada paso que daba el dolor de la realidad era más duro, ya no había un nosotros eso se acabó.

Llego a mi habitación y rompo en llanto no lo quería hacer esto no me hacía bien ni a mí ni a mi bebe. Pero no podía se iba, ahora si lo perdí para siempre hoy termino todo, los recuerdos me invadieron la vez que lo conocí en la discoteca, la estúpida discusión de quien es Beto, la vez que se arrodillo para pedirme que lo llamara amor, cuando me levanto a las cinco de mañana para correr, cuando fuimos a la playa, las veces que me hizo suya, dolía tanto saber que ya no podría volver a tenerlo.

3 Meses después

Tres meses había pasado mi barriga había crecido mucho ya tenía cinco meses de embarazo no sabía si era niño o niña quería que fuera una sorpresa, no volvía Miami me quede aquí en casa de donde nunca debe irme.

Kathe venia cada fin de semana que podía extrañaba no poder verla casi a diario pero me fui acostumbrando a todo, a saber que Christian está vivo y feliz lejos de mí con su nueva pareja, espero que enserio sean muy felices.

Vivir sola nuevamente me cogió de nuevo, 'mis hermanos ya tenían sus parejas y eran felices y yo también mi bebe me daba la felicidad que necesitaba para hacer feliz.

Aun que estaba algo preocupada mi presión subía por cualquier cosa y eso no es bueno, pero sé que todo va salir bien, mi celular suena.

-Hola – contesto.

-Hanna – dice emocionada Sofia – ¿Cómo estás? Yo bien

-Yo también ¿Qué tal la carrera? – me siento en la sala.

-Bien ya solo me falta un semestre estoy tan feliz

- Me alegro

-Pero bueno no te llamaba para eso, te quería preguntar si podría irte a ver – me pregunta con miedo.

-Claro que si Sofia, ven cuando quieras – le digo emocionada por su visita me va hacer bien algo de compañía.

-Ok entonces iré, gracias – me dice emocionada – y ¿Cómo está mi sobrino?

-Bien – acaricio mis pancita, hablamos por un rato estaba muy emocionada que viniera.

Me pongo de pie para ir por un vaso con agua pero a levantarme siento un fuerte dolor en mi cabeza, con dificultad llego a la cocina me tomo una pastilla y voy a mi cuarto a descansar.

Las palabras del médico llegan a mi cabeza pero las borro rápidamente, no va a pasar todo va estar bien. 

Hanna - El pasado vuelve- (+18).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora