Capítulo seis

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Volví a casa y puse a imprimir la información de mi siguiente trabajo mientras me alistaba. Llevé mi cuchillo a la cocina y lo afilé con la piedra hasta que solo un roce sacara sangre de mi pulgar. Guardé todo en mi maletín, esto no iba a ser un juego limpio, tendría que hacer mi trabajo primero y luego meterme en ese hormiguero lleno de cabrones arrogantes que van a luchar estúpidamente contra mí.

Y aunque me gustaba más la pelea en contacto, no tenía tiempo para eso, así que añadí una pistola a la carga.

Con todo listo para salir cerré la puerta de mi apartamento y leí la dirección, quedaba bastante lejos por lo que tenía que tomar un bus. Cubrí mi cabeza con el suéter y me monté en los asientos de atrás, colocando mi bolso al lado para que se entendiera el mensaje de que no quería compañía.

Diez minutos después estaba enfrente de su apartamento, saqué la hoja y leí:

“Marcus Putrishky

36 años de edad.

Apart. #143. Edificio de la izquierda.

Vive solo.

Límite: 30/09/2015”

Un hombre moreno, apariencia joven para su edad, ojos azules e inteligentes tras unas gafas. Ojos que pronto iban a apagarse. Caminé hacia su puerta y escondí mi rostro al pasar uno de sus vecinos, al ser un lugar público no podía usar mi pasamontañas así que mi suéter era mi única ventaja.

-Hola ¿puedo ayudarte?-abrió su puerta y me miró, sí, no había duda de que era él.

-Disculpe es que me dijeron que tenía que chequear la cerradura de todas las habitaciones, al parecer el dueño está bastante preocupado con todo eso de las muertes extrañas que han sucedido cerca de aquí-Le di una sonrisa educada y él me la devolvió, abriendo más su puerta. Eso es lo malo de las personas confiadas, ni siquiera tratan de sospechar.

-Claro pasa-se hizo a un lado y entré a lo que parecía una sala-oficina porque había computadoras por todo lado. Intrigante. Él cerró la puerta a mis espaldas y me sonrió. Camino hacia su dormitorio me miró sobre su hombro indicándome con la mano la cerradura de la puerta. Yo le sonreí justo antes de meter mi cuchillo de forma rápida en el espacio entre su quinta y cuarta vértebra cervical, dañando su nervio frénico1 y provocándole una asfixia.

Me aseguré de que la cerradura de su cuarto sirviera bien mientras él se retorcía por el suelo en busca de aire. Le di un beso en la frente y le guiñé un ojo al ver su mano agarrando un trozo de mi camisa.

-Todo estará bien Marcus, descansa ya, Dios está esperándote.

Quité su mano de mí y salí del apartamento, siempre cubriendo mi rostro. Al llegar a la entrada del edificio escuché el primer grito, rápidamente me quité la suéter y la metí en mi bolso, sacando una gorra la puse sobre mi cabeza. Y pasé al lado del mismo vecino de antes cuando éste venía entrando, le sonreí y él asintió en mi dirección. Gente tonta.

Me dirigí hacia el norte y tomé un taxi que me llevara a Brazes, un bar restaurante en donde sé que cena Daniel todas las noches de los martes.

Solo al entrar reconocí a quince de sus hombres, y eso que hace años que no tengo relación con ellos, eso me hace pensar que al menos treinta de las personas dentro son parte de su gente. Sentí el cambio de atmósfera nada más entrar, todos los ojos sobre mí, deslicé la mirada sobre ellos hasta dar con el hombre rubio y robusto, quién estaba sentado al fondo con una mujer sentada en su regazo, otra sobre la mesa con sus pechos desnudos y si podía adivinar por los zapatos de tacón que salían bajo la mesa, una de ellas le estaba haciendo sexo oral.

The girl of my eyes - Holding you tight 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora