Capítulo veintinueve

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-¿Q-qué…?-Ella me miró, sus enormes ojos dorados llenos de un dolor profundo y lacerante, su voz tembló mientras llevaba su mano hacia su vientre, como si quisiera protegerlo de oír eso o tal vez, necesitando el apoyo emocional de su bebé.

Nunca me había sentido tan bastardo en mi vida. Un puño estaba estrangulando mi corazón. Mis ojos grabaron en mi mente su expresión, probablemente para siempre. Desvié mi mirada un segundo hacia la sonrisa lobuna de Lyvet, su mano estaba demasiado posesiva sobre su cintura. Sonriendo, él apoyó su mejilla contra la de Lily, a pesar de que esta era ajena a eso y sólo tenía ojos para mí.

Y probablemente muchos pensamientos de condena.

Gruñí y eso aumentó la sonrisa de Lyvet. Dios, estaba muriendo por borrar esa expresión egocéntrica a golpes de su rostro, quería destrozar esa cara bonita hasta que no pudiera engañar a ninguna persona más con su encanto. Y esa mano en el cuerpo de mi niña… Como si estuviera pendiente de mis pensamientos, Lyvet subió su mano y cubrió la de Lily.

Entonces perdí el control, no lo quería ni a diez metros de mi bebé. Me acerqué otro paso y me detuve, sacándome la sangre con las uñas en las palmas de mi mano, cuando lo miré bajar su pistola y ponerla bajo la quijada de Lily, inclinando su cabeza hacia arriba.

Ella seguía con sus hermosos ojos sobre mí, lágrimas cristalinas brillaban con la luz de la luna mientras bajaban por sus mejillas con hematomas. El aire se hizo escaso de pronto cuando miré en las profundidades ámbar, la confusión, la negación y el dolor. Ella no quería creer que yo era el culpable.

Pero yo lo era.

Di un paso al frente y la verdad debió mostrarse en mi expresión porque ella retrocedió hacia el cuerpo de Lyvet, asustada de mí. Su rostro se contorsionó mientras un sollozo escapaba de ella. -Damián… ¿e-es verdad? A Adrián tu…-Otro sollozo escapó de ella, impidiéndole terminar su oración, pero no fue necesario para entender lo que quería decir.

Tragué fuerte y mis hombros se hundieron, lentamente agaché mi cabeza y me negué a mirarla.

-¿P-por qué?-Lyvet la apretó contra su cuerpo cuando sus rodillas amenazaron con derrumbarse, ella siguió mirándome sin importarle.

-Yo… Dios Lily, yo no sabía… Soy tan imbécil…Yo no pensé que…

-Cállate-La dureza en su voz provocó que alzara mi cabeza de golpe y mirara sus ojos, ya no solo estaban llenos de dolor, había furia cruda allí. Apreté mis puños, preparándome para lo que venía.-Quiero saber sólo una cosa más, todo este tiempo que estuvimos juntos… ¿lo sabías?

Mierda. Esforcé mi cerebro en buscar las palabras más adecuadas pero no encontré solución alguna, cualquier cosa que dijera iba a provocar que ella me odiara toda mi vida.-Si… lo sabía.-Mi voz sonó ronca y casi animal, sentí las lágrimas construyéndose en mis ojos cuando ella sacudió su cabeza, negando repetidamente.

-Cuando todo esto termine, no quiero que vuelvas a buscarme, no quiero volver a verte en toda mi vida.

Las lágrimas se deslizaron en mis ojos y mis manos comenzaron a sudar frío por el pánico. No podía permitir eso. Ella me miró decididamente, sus ojos no abandonaron los míos, esta no era la chica tímida que evitaba mi mirada ni se sonrojaba al decir mi nombre. Esta era una mujer dañada, lastimada y rota; pero decidida a superarse. Me enorgullecía de ella.

Si lo que quería oír era que iba a obedecer su palabra, le daría lo que quiere. Por el momento. Después buscaré la forma de ganarme su perdón, así tenga que rogar toda mi vida. No puedo imaginar lo que sería una vida sin ella y definitivamente quiero ser el padre de mi hijo con toda ley.

The girl of my eyes - Holding you tight 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora