Capítulo veintiocho

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Lilith

Fueron los gritos los que me despertaron.

Después de mi pequeño interludio con Lucian ayer, había tratado de venir a mi habitación sólo para encontrarme en el camino con tres de sus hombres, y estaban borrachos.

Ellos me agarraron y me metieron en lo que parecía ser un cuarto de pilas y comenzaron a desnudarme a pesar de mis gritos y mis golpes.

Nadie me escuchó, ni siquiera Lucian que no debía estar a más de siete metros.

Sus bocas malolientes, sus cuerpos sudados y grasosos, todos frotándose contra mí. La repulsión subió por mi garganta cuando mordisquearon cruelmente mis pezones, estaba bastante segura de que iban a hacerme moretes, luego cuando siguieron con su escrutinio hacia abajo, mi mente se enmudeció y sólo existió una cosa: escapar.

Golpeé a dos de ellos y corrí diez pasos antes de que me atraparan, me agarraron por los brazos y los retorcieron en mi espalda, provocando que dejara salir otro grito. Rasgaron mi camisa y rompieron mis pantalones hasta tenerme completamente desnuda.

Seguí resistiéndome y sólo gané más golpes.

Un puñetazo en mi mandíbula, quebraron el dedo índice de mi mano izquierda, me patearon detrás de mis rodillas y siguieron por el resto de mi cuerpo. Al final yo era de nuevo una masa tambaleante de carne y sangre.

Y sólo podía pensar en una cosa. Lucian dijo que quería protegerme y no lo había hecho.

Al igual que Damián.

Ellos no me violaron, pero fueron más lejos que las veces anteriores. Extendieron mis piernas ampliamente y se excitaron al ver mis lágrimas de vergüenza e impotencia. Rápidamente se desnudaron y comenzaron a frotar sus asquerosas erecciones contra mi sexo.

Uno de ellos intentó besarme y al quitar mi rostro, recibí un puñetazo bajo las costillas que me dejó sin aliento.

Sin fuerza, observé como si fuera otra persona, cómo ellos se aprovecharon de mi cuerpo. Sobando sus miembros contra mi sexo y mis pezones, gimiendo como si estuvieran en éxtasis.

Entonces empezaron a tocarme, sus dedos bruscos no buscaban mi placer, sino el herirme. Masacraron los labios de mi sexo y duramente entraron en mí sin mi permiso, a pesar de que no estaba lubricada.

Nunca nada me había dolido tanto.

Les supliqué que se detuvieran, repetí tantas veces las palabras “Por favor, no” que estaban grabadas con fuego en mi mente. Ellos se rieron y siguieron tocarme. Estaba oscuro pero podía oler y sentir cuando la sangre comenzó a emerger de mi vagina por sus bruscos movimientos.

Mi cuerpo se paralizó por completo cuando otro de los dedos del hombre que estaba encima de mí, comenzó a jugar con mi ano. Eso sí que no lo iba a permitir.

Pateé el rostro del hombre y logré salir por la puerta antes de que ellos, tambaleantes, pudieran seguirme.

Llegué a mi cuarto y me fui directa a la ducha, no me importaba si más de esos animales estaban disfrutando mientras miraban las cámaras; lo único que me importaba era deshacerme de las sensaciones, del dolor y de la sangre.

Sollocé mientras restregaba mi cuerpo con una esponja hasta dejarlo rojo, mis lágrimas mezclándose con el agua de la ducha. Al salir, vomité la poca comida que había logrado consumir hoy, luego me enjuagué la boca para quitarme el sabor.

Yo era una persona quebrada. Yo ya no tenía espíritu, no era nada. Coloqué mi mano sobre mi estómago y froté suavemente. No sabía si lograría ser una buena madre tampoco.

The girl of my eyes - Holding you tight 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora