Capítulo ocho

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Lilith

Toqué su puerta, mis manos sudaban y mi corazón latía de los nervios. Nunca había sido tan atrevida de ir a buscar a un hombre por mí misma pero Damián…. Dios, me atrae, odio comportarme tan insegura con él pero me hace sentir tan bella, tan preciada.

Mordí mi labio al escuchar su voz pidiéndome un minuto para abrir la puerta y cuando esta se abrió un poco dudé. ¿Podría verlo sin desmayarme?

Entré y pasé mi mirada por el espacio, era un apartamento bastante masculino, todo en madera y hierro forjado y aunque pequeño, era lo suficientemente espacioso para que cupiera una persona.

Miré un segundo un bulto bajo la cama y tuve que morderme la parte interna del carrillo para esconder una sonrisa, estaba segura que eso era ropa sucia escondida.

Entonces lo miré a él. Dios se veía horrible. Su ojo morado e hinchado hacía que sólo pudiera ver un poco de ese azul tan hermoso de sus pupilas.

Su barba de dos días debe de cubrir muchos de sus moretones; sin embargo, algún podía ver algunos por su cuello y mejillas. Su cabello negro hasta los hombros estaba disperso en todas direcciones, casi apostaba a que se acaba de levantar.

A pesar de que ya lo había visto antes, eso no impedía que siguiera impresionándome su belleza. Su barbilla con ese pequeño hoyuelo tan sensual y sus ojos eran tan azules como el cielo, cubiertos de largas y espesas pestañas. Era un Dios, el sueño de toda mujer.

Pasé mi mirada sobre él y traté de ignorar su cuerpo espléndido sólo cubierto por unos bóxers grises, músculo tras músculo de piel bronceada y los abdominales más increíbles que he visto. Y sus hombros y brazos deliciosamente formados, la debilidad de toda mujer.

 Traté de concentrarme y mirarlo como lo vería una enfermera, sus costillas estaban mediocremente vendadas y parece que pusieron a un niño de cinco años a hacerle un lacito en el muslo porque definitivamente eso no era una sutura.

Y otra vez mi mente volvió a desconcentrarse y admirar su cuerpo. Dios ¿Qué tenían los hombres tatuados que los hacía tan sensuales? Un husky con expresión fiera en su pectoral izquierdo cubría la mayor parte de su pecho y costillas, parecía tan real que pensé que incluso estaba gruñéndome.

Miré sus ojos y fue como si me hubieran atrapado, tan azules y salvajes, justo como su dueño. Seguí con mi vista a su lado derecho donde había lo que parecía un montón de pequeñas letras chinas hacia  abajo, perdiéndose en su espalda. Y luego estaba esa diminuta mariposa morpho azul. Lucía aplastada, como si alguien la hubiera pisado pero tan hermosamente detallada. El que lo tatuó debió ser un genio.

Pero el que lo suturó, eso era otra cosa…

-El que te suturó debió de ser un idiota-Lo vi poner sus ojos en blanco pero sin embargo pareció un poco ofendido, fruncí el ceño ¿si acaso fue a un hospital?

-Sé que no me miro especialmente encantador hoy- Si él supiera lo encantador que se veía así semidesnudo, las heridas y los golpes en lugar de entorpecer su belleza lo hacían ver como un chico malo, El tipo de chicos que nunca se fijaban en una mujer como yo

 -Apóyate en mí- Tomé su enorme y musculoso brazo y lo pasé sobre mis hombros. Al momento sentí como si hubiera colocado diez kilos sobre mí, no es que me importara, olía tan bien, varonil y picante que no me habría importado llevar su peso todos los días mientras siguiera oliendo así.

-No sé Lily-Sentí su aliento dulce y caliente haciendo cosas locas con mi cabello sobre mi oído, parte de mi cuerpo se estremeció y la otra se calentó, sentí un calor en mi bajo vientre y deseé que solamente cerrara el espacio entre nosotros porque yo no tenía la valentía para hacerlo por mi misma-me duele tanto…-Inmediatamente la preocupación por él me invadió, pobre hombre, lo que le hicieron a su cuerpo era una blasfemia, un hombre tan hermoso como él, miré sus ojos adoloridos y solamente quise consolarlo

The girl of my eyes - Holding you tight 01Donde viven las historias. Descúbrelo ahora