Capítulo 30

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Tiffany usaba sus auriculares tratando de ignorar al joven poco dotado de inteligencia molestándola detrás de ella en el autobús escolar, de nombre Ed, ella llevaba su cabello suelto, y eso permitía a Ed tirar de él al percatarse de que ella no lo escuchaba. Finalmente el autobús se detuvo frente al colegio y todos corrieron para salir, incluida ella. Durante los tres segundos de silencio en que su canción terminó y comenzó la otra. Pudo escuchar: "Tiffany ¿aún te auto-lesionas?" y Tiffany subió el volumen. Al bajar los escalones se sintió aliviada que al fin se alejarían ellos, pero no creyó que la seguirían, otro chico tomó el cable de sus audífonos y tiró de ellos

—¿ahora escuchas? —preguntó

Ella los ignoró y siguió caminando

—Espera Tiff ¿donde está tu amigo? ¿en el hospital? —Ed preguntó

—Tiff ¿eres bulímica? porque te veo comer como nadie y sigues igual decrépita como siempre

—ni siquiera sabes lo que esa palabra significa... —Tiffany contraatacó— eso está fuera de contexto, ve a molestar a alguien más —cambió de dirección, recordando que mientras más caso les haga más la molestarían.

De pronto sintió un golpe en su brazo y del otro lado alguien la empujó, debido a su torpe caminar ella tropezó, solo pudo escuchar las risas de esos dos jóvenes que siempre la molestaban.

—Vuelves a tocarla y lo lamentarás toda tu vida... —dijo una voz intimidante, pero muy conocida para Tiffany, sintió que el hueco en su pecho se llenó, alzó la mirada y vio a Darren tomando a Ed de su camiseta, se dio cuenta que lo estaba cargando y el rostro del chico mostraba pánico mientras que Darren mostraba una furia inusual en Darren.

No es que Tiffany no conozca esa expresión en Darren, Tiffany conocía todos los gestos de Darren, su felicidad, su ira, su tristeza, su sonrisa, sus gestos cuando no le gustaba un libro y de cuando si le gustaba pero no lo admitiría en voz alta, su rostro de mentiras, su rostro de enfermo, incluso su faceta de sexo, una vez lo vio por accidente cuando entró a un aula vacía en la escuela durante receso, él estaba con una chica a solas, Darren se disculpó con Tiffany después de eso.

Pero ese rostro de ira siempre la sorprendía, pues le daba miedo incluso a ella.

La rubia sintió una delicada mano en su brazo, miró a la propietaria, Nikki, ayudándola a levantarse.

—eh hombre solo estábamos jugando... —dijo el otro chico

—¿quieren jugar? —Darren soltó al chico y lo dejó caer— juguemos a que si no se largan de aquí, en cinco segundos, voy a aplastarles la cabeza a patadas, y si vuelves a tocarla arrancaré tu piel, mi padre es abogado, me sacará de la cárcel incluso si me como sus órganos.

Su amenaza funcionó ya que los chicos corrieron empujando a todos los que se encontraran en su camino.

Darren se giró hacia sus dos amigas, pero posó su mirada en Tiffany

—¿estás bien?

Tiffany sonrió y apresuró los seis pasos que los separaban para saltar en sus brazos y hundirse en un abrazo tan fuerte, de esos que se puede sentir la columna crujir.

—te extrañé —ella dijo, su voz ahogada por la ropa de Darren, él suspiró, dobló las rodillas para dejar que su amiga toque el piso, pero no la soltó, le dio un abrazo más fuerte— espera... me lastimas... —ella lo empujó ligeramente, su voz sonaba forzada

—lo siento... —él se disculpó y la soltó al fin. Nikki admiró la cariñosa escena frente a ella, no se sintió celosa, pero si deseosa de tener una amistad así.— no medí mi fuerza

El Corazón del Hombre LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora