Capítulo II

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Alguien viene corriendo hacia donde estamos en silencio con un mensaje grave al parecer, viene gritando pero no lo puedo escuchar, de un momento a otro veo que se esta guardando el sol y se lo que significa, pronto vienen los chirridos de las puertas del laberinto.

-Newt -dice jadeando y veo la expresión que toma Alby.- lo acaban de encontrar-sigue jadeando-... Tirado en el laberinto.

»¿Quien es Newt?, ¿Que le sucedió?« Me pregunto a mi misma, como si yo fuera a tener la respuesta.

-¿De qué clonc me estas hablando? -Grita Alby.

Me paro de un brinco pero ellos ya se han ido corriendo. »¿Qué es una clonc?« sigo preguntándome a mi misma, estoy mal. Corro detrás de ellos pero no logró seguirles el paso; al poco rato llego en donde están las murallas que nos separan del laberinto y veo a un chico de rasgos asiáticos y a Alby cargando a quien supuestamente es Newt. Empiezan los murmullos.

Trato de abrirme camino para observar de más de cerca, pero lo único que salen de las bocas de estos chicos es un insulto. Gruño para mis adentros y rodeo corriendo el lugar.

-¡Que alguien llame a los mediqueros! -Dice el chico de rasgos asiáticos.

Trato de acercarme más y alguien me jala del brazo y caigo encima de la grama. Mi cabeza recibe el mayor golpe, empieza a dolerme. Trato de levantarme y no puedo, alguien me tiene contra el piso y esta siendo fuerza contra mi estómago, me quedo quieta.

-Escúchame bien, cara fuco, te quedas aquí.

-Quiero saber que esta pasando, ¿Quien es el?

Suelta una risa burlona y me mira con sus ojos desafiantes. No distingo quien es al principio pero poco a poco voy aclarando mi vista y por primera vez puedo ver bien a aquel chico que me dio una no muy bienvenida al Claro, bueno en realidad uno de ellos. Llama a otro chico y le dice unas cosas que no puedo oír. Se levanta de encima mío y trato de levantarme pero de todas maneras me jalan de los brazos y me ponen de pie.

-¡La delicadeza cuenta, cara fuco! -le grito y se voltea de la peor forma posible. Cruzo mis brazos bajo mi pecho.

-¿Cómo? -exclama con sorpresa, rabia, listo para lo que se avecine y más rabia.

-Cara fuco. -levanto mi barbilla triunfante.

-¡GALLY!

El chico que tengo a mi lado derecho es alto, rubio de pelo corto y con una mirada de asombro. Gally, el cara fuco, se va corriendo echando humo por sus orejas, creo que nadie lo a tratado así antes. Me quedo en silencio y miro mis brazos; si, esto va a dejar muchos morados.

No le presto atención al chico que está a mi lado derecho y estoy a punto de echar a correr cuando me agarra la muñeca. Duele.

-Tengo que...

-Si quieres ir tienes que ver por donde vas a entrar -»¿Entrar?, ¿A dónde?« me pregunto. Suelta un suspiro.-. A aquel edificio, judía verde.

-Deja de llamarme así.

Me suelta la muñeca estoy lista para irme hasta que me entra una duda.

-¿Cómo te llamas?, ¿Cómo entrare a aquel edificio?, ¿Qué es una clonc?

El sólo suelta una risa burlona. Me agrada el pobre chico, pero más pena debo presentar yo, que hoy acabó de llegar y ya estoy formando problemas, de seguro era por eso que no han metido ninguna mujer aquí.

-Ben, me llamo Ben.

Dice y se va corriendo donde hay algunos de sus posibles amigos que lo están esperando, no lo pienso ni dos veces y hecho a correr. No soy rápida pero llego a donde esta toda esa gente al rededor; busco una entrada con la mirada o una forma de subir a ver que esta pasando y hace esta mi boleto a la curiosidad, una gran e inmensa enredadera del costado derecho del edificio. Se escuchan gritos.

Salgo corriendo a ese costado mientras intentó abrirme paso, me cuesta pero llego, agarro la enredadera con las manos y veo que es gruesa, pero nada me asegura que pueda resistir mi peso. Miro a todas direcciones y siento como la adrenalina crece en mi y me doy cuneta de algo, las puertas se están cerrando y no eh podido admirar el tremendo ruido que producen. Alguien grita.

-¿Qué vas a hacer, Judía verde?, ¿Tan rápido te quieres matar? -ríe. Agarro con fuerza la enredadera.- ¿O ya estas cansada de estar rodeada de tantos hombres?

Pongo mi pierna derecha en un trozo y me agarro con las dos manos lo más fuerte que puedo, empiezo a dudar.

-¡La curiosidad mato al gato, y al parecer a ti también!

Empiezo a escalar. Gritos, insultos, piropos y demás cosas empiezan a gritarme pero yo sigo adelante pero en cierta manera aquel chico tiene razón, si la curiosidad pudo con un gato. Sigo escalando.

Al final olvidaras todo de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora