Capitulo XXVI

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-¿Cómo es posible de que Ben sienta celos?

Fue una mala idea, pésima idea contarle. Ahora me arrepiento lo que le dije. Me quedo jugando con mis dedos mientras que el camina de un lado para el otro murmurando palabras. Todo el mundo tiene esa mala costumbre ahora, murmurar cuando están enfadados. Me quedo en silencio esperando a que diga algo a parte de sus murmullos.

-No entiendo de donde saco los celos -musito todavía con mi mirada en los dedos.-, yo antes ni te habla, sólo me burlaba de ti o... ¿Qué estas haciendo?

-Sígueme contando. -esta mirando hacia los árboles y los alrededores.

-Estas loco. -frunzo el ceño.- Como te decía yo solamente me burlaba de ti con David, que ya no esta, y recuerdo que ya, esa era toda nuestra ¿relación? de desconocidos. No se de que puede sentir celos, y tampoco sabía que el sabía usar el arco.

-La flecha -parece un niño entusiasmado por lo que esta sucediendo, no le toma la seriedad al asunto.-. Oh Dios, ¿Te acuerdas cuando me cayo la flecha en el estómago?

-Horrible momento para recordar. Si.

-Pudo haber sido el, ya sabes, tu me ayudaste y a el eso tal vez le dio celos.

-Iba a matarte por lo que me dijeron -las palabras de aquel chico rebotan en mi cabeza.-, no se sí te acuerdes.

-¡Por supuesto que me acuerdo! -"Perfecto." pienso.

Vuelvo a bajar mi mirada y muerdo mi labio mientras que un millón de recuerdos vuelan a través de mi mente. Un mes y todas las cosas que me han pasado. Un momento horrible tras otro. Ocultar todo lo que siento día tras día. Cosas de la que me he enterado que no siquiera quería saber. Un mes lleno de amargura y pequeñas pizcas de un sentimiento de alegría o triunfo. Mi cabeza empieza a doler.

-Hey -agarra mi cabeza con las dos manos. Sus ojos muestran su emoción, como si hubiera descubierto algo emocionante.-, no te sientas mal, no es tu culpa.

-Lo se. -nuestras caras están separadas sólo por centímetros.- ¿Puedes... dejar de invadir mi burbuja personal? -se aleja un poco.- Gracias.

-Disculpa si te hice sentir incómoda.

-Ajá.

El se acuesta en el césped y yo me quedo mirándolo desde arriba con una ceja alzada. Cierra sus ojos y supongo que se pone a pensar. Su cara esta algo roja, no me sorprendería. Algo me da mala espina. El abre sus ojos y son más azules de lo normal. Su cabello esta desparramado con lo verde de las hojas. Me río. Se ve gracioso.

-Si estuvieras así en la calle diría que eres un vagabundo.

-No estamos en una calle, estamos en el Claro.

-No tienes que recordármelo, sólo es que me das risa. -el sonríe y da unas pequeñas palmadas en el suelo. Me siento a su lado.- Todo lo que a pasado últimamente es muy raro. El único que no cambia de actitud es Gally y se lo agradezco un montón, aunque nunca se lo diré.

-¿Por qué no?

-Por el simple hecho de que lo veo y me dan ganas de matarlo.

-No quiero que nada te pase malo -dice con cuidado.-. No se que pasarías si mueres.

-¿No te lo han dicho, verdad? -el niega.- bueno... Cuando te deje con tu flecha, en la noche entré en coma -el agarra mi mano tratando de ver si soy real o no.-. Pasaron cinco días y al parecer Minho me encontró al borde de la muerte, estaba muerta y gracias a el estoy aquí.

Segundos, minutos de silencio. Su respiración es irregular, le di en algo en que pensar, en como el estaría aquí sólo o Ben por hay muy tranquilo. Toca su abdomen, deja su mano en ese punto y luego me mira. Una gran angustia recorre su rostro y sus venas se ven más marcadas de lo normal. Siento como su corazón sube y baja rápidamente, esta nervioso. Agarra mi pulso y mira mi muñeca, de mi muñeca a mi cara, de mi cara a mi muñeca. No sabe que hacer o que decir, no lo culpo. Se sienta.

-Yo quería decirte antes pero pensé que te lo tomarías a mal o simplemen...

Nuestros labios se unen. El me besa y yo simplemente tengo a mi corazón latiendo por mil. Tiene mi cara agarrada con las dos manos y siento como mi pequeña Yo tiene un cartel de "¡Ahora es tu turno!" escrito con letras rojas. Cierro los ojos y le correspondo el beso. Es lento y desesperado. Todavía siento como mi corazón se puede salir por mi garganta y acabar con mi vida o como mi cara puede estar tan roja como el cartel de mi pequeña Yo, mi consciencia. El se separa y tiene su frente pegada a la mía.

-No quiero que nada te pase -susurra contra mis labios.-... No otra vez.

-No te culpes, me sentía cansada. -el quita un cabello de mi mejilla.- ¿Cómo es posible que un día peleemos y al otro me estés besando?

-Te amo.

-No armes un alboroto por lo que te acabó de decir, por favor. -trago en seco.- No es un secreto, pero no se cuando ellos querrán decírtelo.

-¿Eso era lo que querías decirme pero a la vez no? -"¿Qué?"- Si, era así de obvio.

Me acomodo a su lado cosa de que mi cabeza se recueste en su hombro. Me siento rara pero cómoda a su lado, debe ser la falta de cariño que les demuestro a los demás y con el es como si diera todo.

"Te gusta como las papas" la voz de David llega a mi cabeza. Simplemente sonrió.

-Eres una mentirosa -no me deja hablar.-, una vez me dijiste que nunca te vería reír o sonreír o algo parecido por mi parte y hace poco te he visto riendo y sonriendo. Eres una mentirosa.

-En ese momento no sabía que iba a tener que liar contigo todos los días, o que me ibas a buscar. -siento como mi cara se sonroja.

-Pareces un tomate.

-Tu no te quedas atrás. -bromeo. Planta un pequeño beso en mis labios.

-Lo se.

Nuestras miradas se unen por un simple momento hasta que yo aparto la vista y me quedo observando el Claro que por primera vez ante mis ojos se ve tan tranquilo y cómodo. No me haría mal tener un día o dos de pura tranquilidad al lado de Newt. Es algo extraño de pensar a decir verdad, pero con alguien tendría que pasar mi día.

Paso mi mano por la tierra y hago pequeños círculos y cada vez más grande. El juega con mi mano o con mi cabello como si yo fuera una muñeca de porcelana.

-No soy un juguete. -susurro mientras sigo dibujando.

El me sonríe y me abraza haciendo que deje de dibujar. Sólo cierro mis ojos y disfruto de su presencia; es raro porque nunca pensé hacerlo, pero ahora nos estamos abrazando mutuamente juntando el calor de nuestros cuerpos.

Al final olvidaras todo de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora